Hoy vi en la televisión que la lluvia se acabaría hoy, lo que significa que mañana podre salir al jardín a jugar con mis amigos, y eso es bueno porque el juego de Sammy con los muñecos ya me estaba comenzando a aburrir.
También gracias a que la lluvia acabara el niño lodo ¡digo! Tin dejará de llorar en medio de las clases, la maestra ya no estará triste y el chichón en la cabeza de Fluke por fin podrá descansar, debido a tantos golpes en la cabeza.
—Muy bien chicos terminen esos ejercicios por favor— Hablo la maestra para después pasarse un pedazo de pañuelo por la nariz roja y mocosa, ¡parecía Rodolfo el reno!
Yo comencé a apuntar las pequeñas sumas que estaban en la pizarra, con toda la confianza en que las resolvería ya que son muy bueno en matemáticas, a diferencia de todos los tontos de mi salón.
—¡Maestra, maestra! El niño tonto me quiere quitar de mi lugar— Grito Fluke a lo que todos lo volteamos a ver, estaba con las mejillas infladas mientras sostenía las manos de Tin, y este parecía que comenzaría a llorar de nuevo.
—Tin vuelve a tu lugar o estarás castigado— Dijo la maestra con el entrecejo junto, y una mirada más que molesta. Tal vez su nariz de Rodolfo el reno tenga que ver con el mal humor que tiene hoy.
—¡No quiero aquí! — Grito Tin entre llantos— ¡Quiero junto a Can!
La maestra camino a pasos duros hacia Tin tomando su mano con algo de fuerza, llevándoselo hasta el rincón del salón justo donde van los niños que se portan mal.
—¡Y ahí estarás hasta que finalice el recreo! — Señalo la maestra mientras apuntaba a la llorosa cara de Tin con su delgado dedo— Los demás sigan trabajando.
Después de ese regaño todos estábamos calladitos, y solo se podían escuchar los llantos de Tin llamando a su mama, y los estornudos y sorbetes de la maestra.
Hasta que por fin llego el recreo, y todos comenzamos a comer excepto Tin, quien solo estaba en el rincón, con las manos tras su espalda y la mirada en sus pulidos zapatos negros. Me siento mal por el niño lodo... por ¡Tin! Es obvio que no merece ese castigo.
Me levante de mi pupitre con un ramito de uvas en mi manita y camine hasta el, ofreciéndole el ramo de uvas, a lo que el solo levanto la cabeza para verme.
—¿Quieres uvas? — Dije sonriéndole, a lo que el solo acerco su mano con miedo y tomo una uva llevándosela a la boca— Me gustan las uvas y ¿a ti?
—Me gustan— Dijo en voz bajita para después tomar asiento en el piso—Junto a mi... siéntate— Dijo con algo de dificultad, a lo que solo asentí y me senté a su lado.
En cuanto me senté a su lado Tin entrelazo su brazo con el mío y comenzó a temblar escondiendo su rostro, pero todo era culpa de Fluke quien nos sacaba la lengua desde el otro lado del salón, y se metía los dedos a la nariz.
—Está bien Tin— Dije acariciando su cabello, era suave como un algodón de azúcar café—Si Fluke te hace algo yo te defiendo porque ahora somos amigos.
Tin se aferro mas a mi brazo y dejo de esconder la cara para mirarme con una sonrisa muy bonita. Yo igual sonreí y le compartí mas de mis uvas mientras comenzaba a hablar ya que, al parecer Tin no tenia muchos ánimos de hablar.
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El pronostico del clima me mintió, hoy se supone que abría sol, pero aún siguen las nubes grises y la lluvia parece aun mas fuerte de lo que estaba ayer.
¡Puff! Yo quería salir a jugar hoy.
Pero la lluvia no fue la única cosa mala que hubo hoy ya que la maestra que nos estaba dando clases no era la misma de siempre, sino la señora que se encargaba del grupo que estaba a lado. Esta maestra era muy gritona, su voz era mucho mas chillona y su nariz siempre estaba arrugada.
—Bien terminen estas oraciones— Dijo aquella maestra dejando el plumón en la mesa— Y si no terminan no abra recreo— Dijo mirándonos a todos con el ceño fruncido, para después señalar a Tin con su dedo— Y tu mas vale que no comiences a llorar o estarás castigado todo el día.
Tin solo asintió con miedo y podría decir que casi hunde la nariz en su mesabanco, mientras Fluke comenzaba a burlarse en voz baja de él.
Todos odiábamos a la nueva maestra incluso Sammy no la quería, no solo porque nos regañaba por todo y siempre nos quería castigar en especial a Tin, que solo luchaba con los cachetes inflados el no soltar ni una lagrima.
Pero por fin el tiempo de miedo termino y el recreo dio comienzo por lo que la maestra nos pidió que nos sentáramos en el pasillo a comer, a todos excepto a Tin a quien después de regañarlo lo dejo en el rincón castigado.
¡Mala maestra! Tin no hizo nada malo, porque todos los regañan.
Así que como buen amigo espere a que la maestra saliera del salón para entrar con dos manzanas en las manos, una para mi y otra para Tin.
—Toma es para ti— Dije cuando estuve sentado junto a el en el suelo, Tin la tomo y comenzó a comerla a pequeñas mordidas— Mi mami me dejo traer una extra para compartir contigo.
—Gracias Can— Dijo entre bocados y lágrimas, pasando su puñito de vez en cuando por la cara para limpiarlas.
¿Cómo podría hacerlo sonreir?
Uhm...
¡Ya se!
Me levante del suelo y tome del escritorio de la maestra el libro rosa en donde estaban los cuentos, y volví a sentarme con Tin abriendo el libro en las últimas páginas. Era un libro escrito con lápiz con palabras y enormes dibujos en cada página.
—¿Sabes leer? — Pregunto Tin sin dejar de ver el libro, paseando sus dedos por las arrugadas hojas.
¡Oh cierto! Aun no se leer.
—No— Dije riéndome a lo cual Tin también comenzó a reír— Pero puedo interpretar los dibujos— El niño asintió y ambos miramos el dibujo de la hoja.
Eran Orange y blue tomados de las manos mientras Orange lloraba y Blue trataba de consolarlo sonriéndole. Ambos sonreímos y pasamos la hoja a la siguiente, la cual solo era un dibujo y al parecer el final ya que las demás hojas estaban en blanco. En esta parte Blue besaba la mejilla de Orange haciéndole sonreír, mientras otros niños atrás les miraban con enojo.
—No se sienten frente a la puerta — La voz de esa horrible maestra se hizo presente, por lo que arroje el libro bajo un mesabanco y me escondí tras la puerta a que fuera abierta y poder salir sin que nadie me vea.
Aunque no hice sonreír a Tin esta vez lo haré a la siguiente.
Quizá los caramelos funcionen.
¿Le gustaran las gomitas?
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Orange and Blue: Cuentos para niños.
Hayran Kurgu🌸Can; un niño bastante sociable y alegre. Le gusta pasar tiempo con sus amigos y comer las galletas que hornea su madre. por otro lado esta Tin, un niño bastante tímido y aislado debido a un problema. Le gusta comer uvas y ayudar a su mamá con el j...