17. Cuentos para un rencuentro doloroso

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Pov's Plan

Después de aquella salida entre Tin y yo todo había comenzado a marchar bien, ya que de vez en cuando nos veíamos para comer algo juntos en el restaurante del mirador, -el cual se estaba convirtiendo en nuestro nuevo lugar favorito-, me acompañaba a dejarle flores a mamá en su tumba o simplemente paseábamos por las calles mientras conversábamos sobre cosas triviales; dándome cuenta de que al parecer Tin si había cambiado un poco desde que nos dejamos de ver.

Había aprendido a vivir sin mí, y eso de cierta forma me agradaba, pero también me molestaba.

Aunque hoy por el contrario no habíamos planeado nada por lo que aproveche bien la mañana para limpiar en casa compensando así todo el tiempo que no había estado en casa, y también comenzar con mis tramites de ingreso a la universidad, teniendo libre hasta que la tarde cayo.

—¡Cannie! — Me llamo alguien con entusiasmo, ocasionado que mi mirada se desviara del menú sobre la pared blanca de la cafetería, encontrándome con un chico alto caminando desde la entrada hacia mí con entusiasmo.

—¡Fluke! — Solté a forma de saludo mientras le devolvía la sonrisa.

—¿Cómo estas Cannie? — Pregunto el mientras me revolvía el cabello de forma traviesa. Si antes Fluke era alto ahora lo es mucho más.

—Muy bien y alto hambriento— Dije de forma burlona mientras retiraba su mano de mi cabeza —¿Compraras algo?

—Si comprare un Caramel Macchiatto y ¿tu...?

—¡Ah! Un capuchino sin azúcar— Dije.

—Algo muy amargo para alguien tan dulce para ti— Soltó en una risilla —Iré por nuestras bebidas tu espera aquí— Dijo para después caminar hacia la caja.

Y quizá lo imagine, pero me llamo ¿dulce?

¿Qué rayos fue eso?

Después de que Fluke volviera con nuestras bebidas pasamos un rato conversando en la aquella cafetería, dándome cuenta de que se había convertido en un chico bastante popular y físicamente atractivo, no tanto como lo era Tin, pero si lo suficiente como para llamar la atención de muchos. Aunque una vez que comenzó a ocultarse el sol ambos salimos del lugar.

—¿Dónde te estas quedando? — Pregunto a la vez que se acercaba una motocicleta aparcada en la acera —Puedo llevarte si quieres— Fluke se moto sobre el vehículo, pero sin darle marcha.

Por otro lado, nunca había subido a una motocicleta y no voy a negar que me muero por intentar hacerlo.

—Supongo que... — Estuve a punto de responder, pero un nombre bastante familiar me había sacado interrumpido. Ambos nos giramos hacia la persona de la que provenía aquella voz un tanto prominente.

Lo que vi en seguida, podría jurar que me estaba revolviendo el estomago junto a la cafeína en mi cuerpo. Eran Tin y aquel chico Hyun, ambos caminaban a la par mientras el chico mas bajo hablaba de algo sumamente emocionado mientras Tin le sonreía; ambos caminaban de frente a nosotros, por lo que el primero en notar mi presencia había sido el menor.

—¡Oh! ¿tu eres Can, cierto? — Pregunto Hyun una vez que estuvieron frente a nosotros, yo solo asentí mientras se formaba una extraña línea de miradas.

Tin había remplazado su sonrisa por una mirada intensa que se desplazada de mi hasta Fluke, mientras que yo no podía desviar mi mirada del castaño frente a mí, y por mas que lo quisiera sabia que la presencia de Fluke no le hacía nada feliz.

—Hola a los dos— Saludo Fluke rompiendo el incomodo silencio que se había formado por ambos.

Sali de mi trance y Tin relajo su expresión, dejando una mas amable en su lugar.

—Comprare algo de beber ¿Quieres algo? — Hablo Tin mirando a su amigo, este solo negó con la cabeza y Tin ingreso a la cafetería de la que había salido segundos antes.

—¡Ah! ¡Lo siento por eso! — Se disculpo el enano con un pequeño wai, —Hoy no ha sido un buen día para él.

—Esta bien, no te preocupes— Se apresuro a contestar Fluke para después girarse hacia mí —Nos vamos— Solo asentí mientras el pelinegro mayor me ofrecía su casco.

—¡Espera, Can! — Me detuvo el enano mientras me tomaba por el hombro —Mañana habrá una pequeña fiesta en el parque central y me preguntaba si tu...— Lo dudo un poco para después seguir hablando —Si tu asistes entonces Tin va a ir así que...

—Bueno yo...

—No tienes que contestar ahora. Será a las ocho de la noche por si cambias de opinión— Con eso dicho el chico se despidió y se adentró en la cafetería.

Mientras yo tome asiento detrás de Fluke en aquella moto, me coloque el casco y partimos con camino a casa. 

Orange and Blue: Cuentos para niños.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora