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Una semana había transcurrido desde que Yoongi visitó Busán. Y sí, no lo iba a negar. Cada día que pasaba y no recibía la respuesta que tanto temía era como un soplo de vida sobre él.

Porque ¡vamos! ¿Quién en su sano juicio querría renunciar a su soltería para atarse a un matrimonio que, a juzgar por la vida de su mejor amigo y de su primo, tenía más posibilidades de ser un infierno que una grata experiencia?

Y al diablo con esa ideología de su abuelo acerca de que el matrimonio es una bendición y todo ese blah, blah, blah que ha escuchado miles de veces.

Él estaba más que feliz con su hermosa y exótica Sahir, quien es una amante generosa y, sobre todo, con una visión de la vida similar a la suya.

Y, como si algún ser supremo buscara confirmar su creencia, un ronroneo proveniente del sensual cuerpo que yacía desnudo bajo las sábanas captó toda su atención.

Sonrió de lado cuando notó la mirada lasciva de la recién despierta mujer.

"Justo a esto me refiero" -se dijo a sí mismo.

Era imposible no desear a alguien que era tan abierta respecto al sexo. Jamás había visto a la chica sonrojada por ningún motivo, ni mucho menos bajar la mirada avergonzada.

No. Eso nunca había pasado y apostaba a que nunca pasaría. Sahir era directa a la hora de expresar sus gustos y pensamientos. Y eso estaba bien. Le gustaba que así fuera.

Suspiró cuando sintió unos labios cálidos hacer un camino de besos sensuales desde su estómago y, por experiencia podía asegurar, hasta su cuello.

Gruñendo cuando su teléfono decidió interrumpir la atmósfera que se estaba creando, decidió ignorarlo. Quien fuera que se le ocurría interrumpir tan grato momento podía esperar.

"Eso se siente bien" -pensó cuando la chica llegó hasta su oreja donde chupó de manera sensual su lóbulo mientras su aliento caliente chocaba en la pálida piel.

--Ignóralo. -casi ordenó la fémina cuando el teléfono del azabache sonó por segunda vez.

Sin embargo, su exigencia fue ignorada en el mismo momento en que salió de sus labios. Yoongi alcanzó el celular y exclamó una maldición al ver el nombre de su tía en pantalla.

--Tía, ¿ocurre algo? -dijo tras contestar la llamada --Voy para allá. -constetó segundos antes de colgar.

Sin perder tiempo empezó a recoger su ropa del piso y se apresuraba a colocársela bajo la atenta mirada de su amante, que lo observaba disgustada por el repentino cambio de planes.

--¿A dónde vas? -cuestionó con obvio disgusto y haciendo un mohín en sus pomposos labios. Si embargo, Yoongi no le prestaba atención. Estaba sumergido en sus propios pensamientos.

Una vez se colocó sus zapatos, se aseguró de que su billetera y las llaves estuvieran en sus bolsillos, tomó su celular en mano y se acercó hasta la enojada chica que aún permanecía sobre la cama.

--Me tengo que ir. El abuelo no se siente bien. -explicó mientras dejaba un beso fugaz sobre los labios contrarios.

--¿Quieres que te acompañe? -ofreció, más por cortesía que por otra cosa. Ella sabía que pisar la mansión del patriarca Min no era remotamente posible. Conocía las reglas y la naturaleza de su relación; y estaba de acuerdo con todo.

--No es necesario. -pronunció con tono ausente, consciente de la falta de interés verdadero de la mujer respecto a la salud de su abuelo --Te recompensaré este día luego. -dicho esto, se apresuró a dejar el departamento ajeno.

***

Yoongi condujo a toda prisa hasta la casa perteneciente a su abuelo. Salió casi disparado del auto y se adentró en la mansión Min.

--Tía, ¿qué ocurre con el abuelo? -cuestionó preocupado apenas tuvo a la hermana de su padre en su foco de visión.

--Él esta débil, Yoongi. -respondió angustiada la mujer --No sé qué le pasa. Llevaba unos días un poco decaído, pero hoy ni siquiera se ha levantado de la cama y tú sabes que él odia incluso tener que tomar la siesta.

En ese momento Yoongi tragó pesado. Si su abuelo permanecía en cama es porque realmente estaba grave, porque aún cuando estaba enfermo se rehúsaba a permanecer en ella.

--¿Hay alguien con él? -preguntó con la mirada fija en la puerta de la habitacion del mayor que permanecía cerrada

--Nadie. -contestó la dama negando con la cabeza --Él quería hablar con Hobi, así que le pedí venir. Pero Hoseok se marchó hace un rato ya y desde entonces se niega a hablar. No sé qué más hacer.

El pelinegro sintió una fuerte opresión en el pecho tras ver cómo su tía parecía a punto de romper en llanto.

¿Acaso su abuelo estaba muriendo?

No.

Se negaba a contemplar esa posibilidad.

Con suavidad se acercó hasta la puerta, su corazón estaba latiendo sonoramente y cada latido intentaba perforarle el pecho. Estaba asustado, eso era un hecho. Abrió la puerta con cautela y, entonces, allí lo vió.

El canoso y, por lo general, vigoroso hombre estaba completamente inmóvil.

Con el corazón en un puño atravesó la distancia que lo separaba del convaleciente hombre.

--Abuelo. -susurró apenas. Sintiendo su voz a punto de quebrarse --Soy yo, Yoongi, estoy aquí. -informó, hablando un poco más alto esta vez y tomando entre una de sus manos la arrugada diestra del mayor.

--Y-yoon... Gi... -dijo pausadame con voz debil y rasposa el mayor, demostrando así el esfuerzo que le estaba costando hablar.

--¿Cómo estás? -cuestionó mirando como esos ojos normalmente vivaces parecían luchar por no cerrarse.

--M-mal. -dijo apenas --S-siento que... m-me muero, hijo.

--No digas eso. -pidió con ojos acuosos --Aún te faltan muchos años por vivir. Recuerda que tienes que ver nacer a mis hijos, tus nietos. Sí lo recuerdas, ¿verdad?

En este punto Yoongi sentía su garganta cerrarse. Jamás había visto a su abuelo en ese estado. Cuando lo escuchó respirar forzadamente su corazón se quebró.

No podía ser. Su abuelo estaba muriéndose.

--L-lo siento. -dijo entre suspiros --No podré conocerlos.

--No, abuelo, ¿qué dices? No digas tonterías. Conocerás a mis hijos, ya verás. -aseguró con una sonrisa rota en su rostro. Le estaba costando no echarse a llorar allí mismo. La única razón por la cual no lo hacía era porque no quería que su abuelo sufriera al verlo en tal estado --Abuelo, eres fuerte. Muy fuerte. Sé que te recuperarás.

--Y-ya no. Mi tiempo ha llegado. -pausó --Lamento no p-poder estar cuando te cases. -exhaló sonoramente --E-en verdad quería estar present... -una horrible tos interrumpió las palabras.

--Por supuesto que lo verás. Por supuesto que así será. No te des por vencido, por favor. Necesito que seas fuerte. -suplicó, varias lágrimas deslizándose por sus mejillas.

--Yoongi. -llamó una voz femenina a su espalda --Creo que lo mejor es que lo dejemos descansar. No es Bueno agobiarlo.

El azabache miró en dirección a su tía y asintió. Era cierto. El mayor necesitaba descanso.

Depositó un suave beso en la pálida mejilla del veterano hombre --Por favor, resiste. Te prometo que estarás en mi boda.

Dicho esto se marchó, dejando a padre e hija a solas.

--¿Hasta dónde planeas llegar, papá? -cuestionó la elegante dama observando con ojos acusatorios a su progenitor.

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Última actualización de esta semana. Necesito trabajar los siguientes capítulos.

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《Akina》

Mi Virtuoso Doncel 《YoonMin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora