Capítulo 2

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La noche ya inundaba la ciudad, Sam llevaba todo el día metida en el hospital con solamente un sandwich en su estómago. Cuando su turno terminó sus pies estaban cansados y su estómago rugía.

Empezó el camino a casa mientras tenía una pelea consigo misma, una parte de ella le decía que fuese directa a casa, comiese algo rápido y se acostara, y otra parte de ella le exigía cenar una deliciosa pizza.

No crees, ¿ que después de 12 horas trabajando te mereces algo mejor que un sándwich?

Sam cedió a su parte golosa, hizo una llamada a la pizzería y cambió el rumbo, ya no se dirigía a su apartamento sino hacía CasaLugi la mejor pizzeria de la ciudad a por una deliciosa pizza para cenar.

Una vez llegó, se acercó al mostrador a recoger su pedido, allí le atendió un chico joven al que no había visto nunca.

- Hola , he llamado antes. Vengo a recoger una pizza. -

-¿ Tu eres la de la hawaiana? - le pregunto el chico riéndose por su elección de pizza.

- Lo sé, en este mundo o amas la hawaiana o la odias. Yo soy de las que la amo.-

Mientras el chico buscaba su pizza Sam se fijó en el interior de la pizzeria, solo una mesa estaba ocupada. Había sentado un chico joven, seguramente de la misma edad que ella, iba vestido con unos tejanos desgastados y una cazadora negra, como se encontraba lejos no podía verle bien la cara, lo único que podía apreciar era la caja de pizza que tenía delante de él y el enorme refresco que la acompañaba.

- Aquí está. Hawaiana con extra de queso. - le dijo el pizzero sacándola de sus pensamientos.

- Que buena pinta! -

- Para gustos colores,no? -

Sam empezó a reír ante su comentario, despidiéndose cogió la pizza y cuando giró para irse, un hombre encapuchado entró en la pizzería apuntándolos con un arma de fuego.

- Quieta ahí! De aquí no se va nadie.- gritó el atracador.

- Tranquilo, no nos movemos - dijo Sam poniendo la mano que tenía libre en alto y retrocediendo hasta dar con el mostrador.

- No hay mucho dinero. - le dijo nerviosamente el chico al atracador.- ya solo quedan los últimos pedidos, todo el dinero ya está en el banco..

-Tranquilo, no quiero dinero. Solo he venido a mataros - dijo el atracador con una sonrisa maliciosa.

Sam asustada ante su comentario empezó a buscar algo con lo que poder defenderse y entonces a sus pies vio un pequeño macetero que podría coger para defenderse.

Sam volvió a mirar el macetero esperando la oportunidad para cogerlo y cuando alzó la mirada, recibió un profundo e impactante golpe en la cabeza, el atracador le había golpeado con el reverso de la pistola.

-Ni lo intentes morena. - le dijo el atracador leyendo sus pensamientos.

Recibió el golpe de lleno dejándola en el suelo , involuntariamente se tocó el golpe con la mano viendo como su mano estaba manchada de sangre.

En ese momento de confusión el joven del mostrador dio un grito y se abalanzó contra el atracador, Sam estaba aturdida por el golpe e intentaba levantarse mientras veía claramente como el atracador inhumanamente se quitaba al chico de encima, con solo una mano lo había lanzado de vuelta hacia el mostrador dejándolo inconsciente.

El atracador se acercó él y lo apuntó con la pistola, en ese momento sin pensarlo, presa de la adrenalina y el miedo, Sam se levanto tambaleandose, cogió el macetero que tenía a su alcance y lo estampó en la espalda del atracador. Sin mucho éxito.

-Déjalo en paz - le gritó.

Entonces el atracador se giró y fue hacia ella, en ese momento se dio cuenta del gran error que acababa de cometer.

El atracador se acercó directamente hacia Sam agarrándola del cuello con una mano mientras con la otra le apuntaba.

- Tengo dinero en mi cartera, si quieres puedes llevártelo. - le dijo Sam presa del miedo mientras intentaba liberarse del agarre.

-Ya te he dicho que no busco dinero.- susurro el atracador mirándola fijamente.

Justo en ese momento Sam vio lo más escalofriante que había visto en su vida, los ojos del atracador cambiaron a unos ojos completamente negros.

Ahora sí estaba aterrada.

***

Tobias había decidido ir a cenar a CasaLugi era su pizzeria favorita , buena comida, buen precio y un lugar tranquilo donde cenar. Le gustaba ir a última hora ya que era el momento más tranquilo, al menos siempre era tranquilo, a diferencia de hoy.

Era una noche normal hasta que vio entrar a esa mujer, era algo alta comparada con otras mujeres tenía la piel algo bronceada, ojos marrones y una larga melena ondulada que le cubría la espalda, vestida con una gabardina beige la escucho hablar con el chico del mostrador.

Fue entonces cuando vio entrar a un hombre encapuchado, él no quería interferir con los humanos , tiempo atrás lo había visto como una obligación cuidar de ellos, ahora simplemente estaba cansado.

Desde hacía años pasaba sus días sin preocupaciones, disfrutando de las pocas cosas buenas que la vida podía ofrecerle, como era el caso de la pizza y Netflix.

Estaba allí sentado comiendo su última porción de pizza cuando vio como el atracador entraba. Dándole un último sorbo a su refresco se levantó dispuesto a irse pero entonces vio como el ''falso atracador'' mostró sus verdaderos ojos, sin duda no era humano, vio como dejaba caer el arma y con ambas manos empezaba a estrangular a la joven.

Instintivamente Tobias saltó encima del demonio lo agarro de la chaqueta y lo lanzó encima de unas mesas, alejándolo de la joven que cayó al suelo en busca de oxígeno.

En ese breve momento Tobias la miró fijamente, examinándola de arriba a bajo, al encontrarse más cerca pudo apreciar su cara, era muy bonita, más de lo que había pensado, sus ojos no eran ''marrones'', era una mezcla de diferentes tonalidades marrones con motitas doradas, tenía labios carnosos y unas manos bonitas que agarraban su cuello magullado.

No te distraigas. Acaba y vete.

Dispuesto a acabar la faena se abalanzó encima del demonio, sacó la daga que guardaba en su espalda y sin dudarlo lo apuñaló justo en el corazón.

¿Ángel o Demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora