Capítulo 18

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- Elijo tu silencio. - le dijo Tobías golpeándole la cabeza dejándola inconsciente. - Sedala. - ordenó a Ángel.

- ¿Cómo dices? ¿Qué es eso que no quieres que sepa hermano?- le dijo Ángel furioso.

- Ahora no tenemos tiempo. Tenemos que ir a por Sam.

- ¿Tanto te importa esa chica? - le gritó.

- ¿A ti no? - le recrimino.

-  Está demonio mató a nuestra hermana. ¡Nuestra hermana! - le dijo entre lágrimas creadas por la rabia y la impotencia. - Me importa más la venganza.


- Tranquilo hermano. - le dijo Tobías abrazando a su hermano. -  Ella seguirá aquí cuando volvamos y pagara por ello, pero Sam quizás no. Así que sedala y vamos pitando a rescatarla.

Ángel obedeció inyectandole de nuevo la misma sustancia mientras Tobías revisaba las cadenas asegurándose que no pudiese escapar.

Entonces corrieron hacia el hospital.

Dos caballeros armados hasta las trancas, en busca de su princesa.

***

Cuando llegaron al hospital empezaron a buscar por todos lados esquivando a los guardias y enfermeras, por suerte era de noche y no había mucho personal.

El silencio reinaba entre los pasillos del hospital , unicamente el sonido de las máquinas y los suaves ronquidos de los pacientes resonaba en los pasillos.

Después de varios minutos sin encontrar a Sam decidieron separarse.

La temperatura era más baja de lo normal y el olor aséptico inundaba su nariz mientras Tobías cruzaba los pasillos en busca de un rastro.

Cuando entro a los vestuarios reconoció la tarjeta identificativa de Sam junto a su ropa entonces vio un pequeño rastro de sangre.

Se agazapo para poder tocarla, no había mucha grande, debía de ser un pequeña herida, acercó un pequeña gota a su boca y la probó.

Sin duda era de Sam.

Esa gota tenía el mismo sabor que ella, una mezcla de dulzura y picantón mezclado en una pequeña mancha roja.

Estaba herida y él iba a encontrarla. Salió de los vestuarios siguiendo el rastro de sangre hasta una pequeña consulta.

Abrió la puerta y... No había nada.

Habían signos de lucha, sal trazando una línea en la puerta, varios bisturís tirados por el suelo y lo que parecía ser un rosario.

¿Sal y un rosario? Esta chica ha visto muchas películas.

Agachándose cogió el rosario entre su mano y vio como algunas cuencas estaban manchadas de sangre.

Sin querer perder más tiempo salió de la sala y siguió buscando a Sam.

***

Sam estaba amordazada en el sótano del Hospital, no estaba aterrada, estaba enfadada.

Su pelea con Zoe no había llegado. Cuando picaron a la puerta de la consulta se preparó para pelear, pero no fue una niña demoníaca quien entró por la puerta, sino su jefe.

Enrique se había acercado a ella con total normalidad hasta que cambió sus ojos a un oscuro y gélido gris. Y entonces la atacó.

Al principio pensó que el demonio lo había poseído pero entonces vio a Zoe aparecer detrás de él.

Se encontraba atada a una tubería con dos demonios custodiandola su única arma un bisturí bañada en agua bendita escondido en el bolsillo de su bata.

-¿Tanto te costaba atraparla? - le recrimino Enrique al demonio Zoe.

-No ha sido fácil. Siempre está rodeada.

-¿Rodeada de quién?

-De los hermanos.

-Que interesante... - le dijo acercándose a ella y cogiéndole la barbilla bruscamente obligándola a mirarlo - ¿Así que tienes a ambos hermanos detrás tuya, eh? Que pena que ninguno sobreviviréis.

-Deja libre a Enrique. Él no te ha hecho nada. No merece que un asqueroso demonio lo posea.

-¿Que lo deje libre? - dijo con una risa maligna - Eres muy graciosa Samara. Enrique nunca a existido, siempre he sido yo. Yo no estoy poseyendo el cuerpo de un humano, este cuerpo es mío. Y solo por puntualizar, yo no soy un asqueroso demonio.

-Eso no es posible..

-¿Acaso creías que era bueno contigo porque si?Mi misión era vigilarte y mantenerte controlada hasta que llegase el momento.

- ¿El momento de que? - dijo furiosa al saber la verdad.

- El momento de matarte.

¿Ángel o Demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora