Capítulo 30

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Sam se despertó atada a una camilla con un tremendo dolor de cabeza, lo último que recordaba era soltar el bate y a los pocos segundos todo era oscuridad. Sin duda le habían golpeado desde atrás.

Parpadeo un par de veces y al aclarar su visión vio a Beth.

Su amiga estaba inconsciente, sucia y magullada, encadenada al equipo de monitorización.

Entonces se dio cuenta de donde estaba, se encontraba en la sala de cirugía, seguían en el hospital.

Intentó levantarse para acercarse a Beth, pero las correas le impedían moverse.

-Beth, beth... Despierta por favor. - susurró con la esperanza de que su amiga siguiera viva.

-La Bella durmiente ha despertado. - dijo Zoe entrando en la sala. -Ya era hora .. Pensaba que te habían roto el cráneo.

-¿Qué quieres de mi? - pregunto Sam.

-Nada especial. - dijo Enrique entrando en la sala y acercándose a ella lentamente -Solo   desangrarte .

Entonces Zoe empezó a reír diabólicamente mientras se acercaba a ella con una jeringa.

-¿Qué es eso? - pregunto Sam asustada viendo como Zoe se lo inyectaba.

-Nada que deba preocuparte. - le dijo Zoe después de inyectarselo. - Ahora relájate.

Como si de una orden se tratara Sam empezó a notar como sus párpados se hacían cada vez más pesados.

La inyección debía ser algún anestésico.

-Eres médico Sam. - le pregunto Enrique acercándose a ella -¿Cuanto tardarías en desangrarte?

Sam escuchó la voz de Enrique como si de un susurro antes de caer inconsciente en un sueño profundo.

***

Tobías y Ángel entraron por la puerta principal enfrentándose a un demonio tras otro.

El hospital estaba plagado, enfermeros, pacientes, camilleros, doctoras..Todos eran demonios.

-Hay una reunión y nadie me ha invitado?- dijo Tobías mientras se abría paso a puñetazos entre los demonios.

- Eras el ultimo de la lista. Por aguafiestas. - le contestó Ángel mientras atravesaba a una enfermera con su daga.

La lucha continuó, fueron avanzando poco a poco hasta llegar al pasillo donde Zoe apareció con la daga de Tobías en mano.

-No debes olvidar que tú también eres un demonio Tobías. Estas dagas también te afectan.

-De dónde has sacado la daga? - le dijo mirando como movía su daga entre los dedos, la daga que le había entregado a Sam. - Dónde está Sam? Que le habéis echo?

-Sam? No me suena es nombre. - le dijo antes de abalanzarse hacia el.

Zoe apenas era una niña, no llegaba al metro veinte. pero el demonio que la poseía hacía que fuera ágil y rápida.

Tobías no quería hacerle daño, en el fondo era solo una niña, cada golpe que le diera afectaría a la niña de su interior y Sam se enfadaría.

Después de forcejear durante varios minutos, Zoe le había hecho varios cortes en piernas y antebrazos.

Esquivar no servía.

Tobías chocó contra un demonio mientras esquivaba a Zoe, al hacerlo se desequilibró durante unos segundos haciendo así que le apuñalara por la espalda.

Sintió como mil aguijones clavándose en su espalda, fue un dolor horrible. Pero al menos había recuperado su daga.

Sacándose la daga ensangrentada de su espalda se enfrentó a Zoe, los turnos habían cambiado.

***

Enrique se encontraba en la sala quirúrgica llenando diferentes bolsas con la sangre de Sam.

Una vez quedó inconsciente, Enrique la conecto a la maquina de diálisis, pero en vez de filtrar su sangre, la máquina únicamente la extraía y almacenaba en diferentes bolsas.

Una herramienta que salvaba vidas, tuneada para robarla.

Enrique acabo de llenar otra bolsa con sangre y la guardó en un maletín, cuando escuchó un fuerte estruendo fuera.

Echo un ojo a Sam y Beth que seguían atadas e inconscientes y decidió salir al pasillo a ver que estaba pasando.

Cuando la puerta se cerró, Beth abrió los ojos inmediatamente, se despertó al escuchar las voces de Sam y Enrique pero decidió simular que seguía inconsciente.

Ahora una vez despierta, empezó a zarandear su mano, intentando librarse de las esposas que la retenían.

La habían atado con sus propias esposas..

Muy triste.

Al ver que la fuerza bruta no funcionaba empezó a buscar con que soltarse. No tenía nada a mano, nada a excepción de una horquilla.

Podía haberse soltado antes, pero se había pasado toda la semana custodiada por demonios, por mucho que se hubiese soltado, no habría podido esquivarlos. Hoy era el primer día que la dejaban sola.

Cogiendo la horquilla con su mano libre, se solto rapidamente de las esposas y se acercó a comprobar el estado de Sam.

-Venga Sam..Necesito que despiertes. - le susurró zarandeandola mientras miraba la máquina. - No se como quitarte esto.

-Apaga la máquina..- susurro Sam débilmente tras haber perdido mucha sangre.

Beth miró la máquina de arriba abajo buscando un off, al no encontrarlo decidió cortar por lo sano y desenchufar la máquina de la corriente.

Una vez la maquina se apago, dejó de extraer sangre, Beth soltó a Sam de las ataduras y la ayudó a incorporarse.

Sam débilmente se quitó la aguja hipodérmica que estaba incrustada en su brazo y se frotó la zona dolorida.

Aun sentía la anestesia en su cuerpo adormilado y el cansancio de haber perdido tanta sangre.

Con la ayuda de Beth se levantó de la cama y una vez estuvo de pie lo primero que hizo fue abrazar a su mejor amiga.

-Beth, lo siento muchísimo. Siento tanto lo que está pasando.. - le dijo frenéticamente apartándose del abrazo y mirando a su amiga toda magullada. - Debería haberme dado cuenta, eres mi mejor amiga. 

-Shh. Ya hablaremos sobre ''qué está pasando''. - haciendo referencia a las miles de cosas sobrenaturales que había experimentado en los últimos días -Has venido que es lo importante. Ahora salgamos de aquí .

-Pero no sin antes matar a unos cuantos demonios. - dijo Sam cogiendo un par de bisturís del cajón.

¿Ángel o Demonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora