Atrapada

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Me gustaría decir que me desperté por culpa de la alarma, pero viviendo con mi mejor amiga eso es algo imposible.

Alanna se tiró encima de mi mientras estaba dormida, lo que no me sorprende ya que lo lleva haciendo desde que empezamos a vivir juntas.

-Levanta tu enorme trasero mujer, hoy va a ser un día muy emocionante.- Exclamó arrebatándome las sabanas. Sisee ante la luminosidad del sol.

-¿Y eso por qué lo dices?

-Es un presentimiento.- Dijo de forma enigmática.

Me levanto poniéndome un par de vaqueros y un jersey, no tengo ánimos ni energía para buscar algo más elaborado, es uno de esos días donde no tengo ganas de prepararme.

Aprovecho que Alanna se va a la ducha para prepararnos el desayuno. No tenemos mucho tiempo, asi que preparo café y un par de tostadas con mermelada de fresa.

-Vamos, tenemos que ir rápido al instituto- dijo apurándome mientras recogía nuestras mochilas. Apenas tuve tiempo de calzarme antes de que comenzara a empujarme por la puerta.

-¿Por que tienes tanta prisa?- Le pregunto una vez que salimos de casa. Ella solo continúa caminando a mi lado sin decir nada, pero sonríe y me guiña el ojo.

-Tú solo espera, lo verás enseguida.

Cuando llegamos a la universidad me sorprendí al ver la gran multitud que había reunida en la entrada

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Cuando llegamos a la universidad me sorprendí al ver la gran multitud que había reunida en la entrada. Todo el mundo estaba nervioso y hablaban entre ellos con exaltación mientras intentaban acercarse más a la puerta.

No necesité preguntar que es lo que ocasionaba esas reacciones a mis compañeros ya que nada más acercarnos varias de mis marcas comenzaron a hormiguear.

-¿Sabías que iban a estar aquí?- Le preguntó a Alanna ligeramente traicionada, eso había sido un golpe muy bajo.

-Si, un amigo mío llegó antes por que tenía que entregar unos formularios y me dijo que una parte de los Vengadores estaban aquí, según él parecía que estaban buscando a cierta persona. Claramente eras tú.- Exclamó ella tranquilamente, como si estuviera comentando el clima.

-¿Por qué no me lo dijiste?

-Te conozco desde que usabamos pañales, se que si te hubiera dicho que los Vengadores irían a buscarte al instituto te habrías quedado en casa.- Dijo sabiendo que tenía razón.

No respondí, estaba más ocupada intentando esconder mi cara usando el pelo. Alanna suspiro y pasó un brazo por mis hombros, como siempre hacíamos cuando una de las dos estaba incómoda o necesitaba ánimos.

-Perdón, se que tendría que haberte avisado, pero no podía dejar que ignoraras el vínculo por más tiempo, sabes que puedes llegar a morir si rechazas a tus almas gemelas. Eres prácticamente mi hermana, no puedo dejar que te pase algo.

Vaya, eso me hacía sentir peor.

No me había dado cuenta de que el rechazo con tu otra mitad puede llegar a suponer la muerte.

-Vale, puedo hacer esto- digo en un intento de convencerme a mi misma. Traté de armarme de valor, pero con cada paso que daba notaba mis piernas más débiles.

Ella se anima rápidamente caminando conmigo hasta la entrada.- Por supuesto que sí, sobreviviste a la semana de exámenes, esto no es nada comparado a dormir apenas dos horas diarias para aprobar un examen.

Al acercarnos las mismas marcas de ayer empezaron a arder. Intento disimular el dolor que siento siguiendo a Alanna, pero no llego muy lejos antes de que una mano me agarre el brazo, enviando una ola de chispas y calor por mi piel, haciendo que se me escape un pequeño suspiro.

-Vaya, parece que tenemos a una compañera escurridiza por aquí.- Dijo una voz profunda que yo conocía muy bien pues solía salir en la televisión cada semana.

La mano en mi brazo me giró suavemente, haciendo que mi mirada se encontrara con unos ojos marrones y una sonrisa calurosa que tenía un ligero aire burlón.

-Hola preciosa, es un placer conocer a mi alma gemela.- Dijo Tony Stark antes de inclinarse y besar mi mano, logrando que las chispas que recorrían mi cuerpo se volvieran locas.

Al darme cuenta de que lo he mirado fijamente por un largo rato, aparto la mirada sonrojada, viendo como se acercan a nosotros el Capitán América y la Viuda Negra.

Ambos me miran con una sonrisa, en ese momento, el dolor que sentía en mis marcas se amainó cuando cada uno acepto el vínculo.

-Bueno señorita, me parece que nos debe una conversación.- Dijo el Capitán acercándose y acariciando mi mejilla, no pude evitar estremecerme cuando las chispas resurgieron con fuerza. Definitivamente no iba sobrevivir mucho tiempo si el más mísero de los roces era capaz de volverme masilla.

El Alma Gemela De Los VengadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora