El comienzo de una rutina

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En las próximas semanas, el grupo pudo establecer una rutina con su compañera. Cada mañana, Sam despertaba enredada entre los brazos de la espía rusa, la cual siempre lograba convencerla de quedarse "cinco minutos más" en la cama. Después de un buen rato de mimos por parte de la pelirroja, ambas se levantaban y comenzaban a prepararse para su día.

Por la mañana, Sam se establecía en la cocina, haciendo los trabajos que le enviaban sus maestros mientras disfrutaba del desayuno que le dejaba listo Steve antes de salir a correr. Algunas veces Tony y Clint pasaban por la habitación para hacerle compañía o simplemente estar cerca de ella.

Cuando llegaba la hora de comer, Sam guardaba sus cosas y finalmente prestaba su completa atención a sus compañeros, los cuales hacían todo lo posible para estar cerca de ella.

Después de la comida trataban de conocerse mutuamente. Ponían una película, un juego de mesa o algún tipo de actividad que les permitiera compartir tiempo juntos.

Unos días después la rutina cambio. Thor tuvo que marcharse a Argard durante un tiempo ya que una de sus amigas humanas, Jane Foster, estaba gravemente enferma.

Sam recordaba a Jane. Thor se la había presentado junto a su compañera Darcy Lewis, ellas habían sido sus primeras amigas humanas y lo habían ayudado durante una época difícil en su vida.

Clint había ido a una misión en solitario, al igual que Steve y Natasha, por lo que ese día Sam estaba solo con sus científicos favoritos.

-Jarvis, ¿Dónde están Bruce y Tony?

-El señor Stark y el doctor Banner están en uno de los laboratorios privados del señor Stark. Puedo guiarla hasta allí simplemente siga las líneas luminosas- dijo la IA. Al instante unas brillantes líneas aparecieron en el suelo, guiándola hasta el ascensor.

Sam se dejó guiar por la IA, encontrándose a varios investigadores por el camino, los cuales observaban con curiosidad a la joven.

-Disculpe, ¿es usted la compañera del señor Stark?- preguntó un adolescente que tenía una placa verde. Sostenía dos cafés en sus manos.- Soy William, becario en la sección C. El señor Stark solicitó su bebida, si no es mucha molestia, podría llevársela usted.

Sam accedió tomando los vasos. William se lo agradeció profusamente y se marchó, murmurando algo acerca de un proyecto.

Finalmente llegó a una enorme puerta que parecía hecha de hierro. Equilibró los cafés en una mano y golpeó la puerta.

-William, sabes que no necesitas llamar, puedes entrar directame.... Hola cariño- una sonrisa invadió el rostro de Tony al instante.

-Hola, me encontré con William por el camino. Traigo el café- sonrió Sam, levantando ligeramente las bebidas.

-Gracias cariño, lo necesito con urgencia- tomó uno de los cafés y rodeó con el brazo libre la cintura de su compañera, guiandola al interior del laboratorio.

-Bruce, mira quien vino a saludar- exclamó Tony.

Sam observó a Bruce, que parecía muy concentrado realizando unas cuantas ecuaciones muy complejas. El doctor levantó la vista, sonriendo al notar a su compañera. Rápidamente terminó de escribir y se levantó, dirigiéndose a Sam, la cual le tendió el café restante.

Lo tomó agradecido y dejó un tímido beso en su mejilla. Habían tardado un par de días en romper el hielo entre ellos, pero por ahora ya podían abrazarse y darse besos en la mejilla sin morir de vergüenza en el intento.

-Gracias Sam. Es genial que vengas aquí ¿necesitas algo?

-No sabía que estabais ocupados, simplemente me estaba aburriendo.

-No estamos haciendo mucho, Bruce estaba terminando un proyecto y yo ajustando los planos de unos nuevos trajes. En realidad, nos vendría bien un poco de compañía.

-Podeis terminar vuestros proyectos mientras yo me siento en una silla, no me molesta.

-No tardamos nada, mínimo una hora- prometió Tony.

Sam se sentó en una de las sillas de ruedas, sacó su móvil, se puso sus auriculares y comenzó la tercera temporada de Teen Wolf. En el laboratorio reinó un cómodo silencio. Nadie lo sabía, pero esa se convertiría en una actividad que se repetiría muchas veces.

 Nadie lo sabía, pero esa se convertiría en una actividad que se repetiría muchas veces

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-¿Estás bien?- cuestionó preocupada Sam cuando Steve entró en la Torre.

El capitán tenía un rostro impasible, pero su compañera podía sentir su furia. Supuso que la misión con Natasha no había salido tal y como la planearon. Steve no dijo nada, solo la abrazó con fuerza, tratando de relajarse.

-Estoy bien querida- murmuró Steve depositando un beso en la sien de su compañera.- Natasha y yo tuvimos un pequeño percance.

-Vale- murmuró Sam, notando como los músculos tensos de Steve se iban relajando. Steve la abrazó por unos segundos más antes de salir de la habitación en dirección al gimnasio.

Sam lo observó irse en silencio, mientras rascaba distraídamente la marca en forma de estrella de su hombro izquierdo.

El Alma Gemela De Los VengadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora