CAPÍTULO 26

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Narra Sebastián Suárez (Rk):

Me desperté y me intenté parar de mi cama, pero sentía muy adolorido mi cuerpo, que ni siquiera podía levantarme, no sé que me había pasado, me dolía muchísimo la cabeza, me toqué la cara y me dolía mucho, incluso no podía ver bien con el ojo izquierdo, intenté volver a levantarme y esta vez si pude, pero me tambaleaba, me paré frente al espejo y vi mi ojo morado y muy hinchado, entonces recordé todo.

Pero y ahora, ¿qué hago? ¿Ahora todos sabrán que inventé lo de la apuesta con Mario solo para acostarme con TN? Si ya lo saben, todos estarán en contra mío. O quizá Mario aún no ha hablado, si soy el primero en contarselo a todos tal vez me crean a mí.
Tomé las llaves de mi coche y bajé las escaleras como pudé. Me subí a mi carro, lo encendí y fui a casa de Mario R.
Llegué, toqué el timbre para que abrieran la puerta, y abrió TN, solo se me quedó viendo.

: - Mira TN, déjame explicarte que pasó, yo...
TN Ruiz: - Ay, sí te golpeó muy feo. - dijo interrumpiendome. - Ven, pasa.

Yo pasé un tanto confundido.

: - TN mira, te voy a explicar todo.
TN Ruiz: - No hace falta, ya sé todo.
: -Así, ¿qué sabes?
TN Ruiz: -Que ahora ya todos saben de la tonta apuesta que hizo Mario de acostarse conmigo.
: - ¿De verdad?
TN Ruiz: - Sí y que te golpeó a tí por haberme dicho, en serio muchas gracias por contarme. - dijo y me abrazo.
: - De nada, sabes que siempre contarás conmigo. - dije y seguimos platicando durante mucho tiempo más.

Bueno, al parecer todo estaba bien, todos creen que el malo es Mario Bautista y eso para mí, está bien.

Al siguiente día.

Narra TN Ruiz:

Desperté cuando escuché que estaban tocando la puerta de mi habitación y escuché a mi hermano decir: "TN, ¿puedo pasar? Yo tallándome lo ojos le contesté:" Adelante".

MR: - TN, te preparé el desayuno, toma, provecho, te veo al rato. - dijo dejando el desayuno arriba de mi escritorio y se acercó para darme un beso en la frente.

: - ¿A dónde vas?
MR: - A la Universidad.
: - Bueno, yo también iré.
MR: - ¿En serio? Bueno, pues te espero entonces, en lo que te preparas, te voy a esperar abajo.

Yo asentí y este salió de mi cuarto. Veinte minutos más tarde bajé y mi hermano ya estaba esperándome dentro del coche, me subí, abroché mi cinturón de seguridad y nos fuimos.

Mientras llegábamos, yo estaba "tranquila", realmente no sabía como sentirme y me hacia bien al menos parecer "tranquila", todos en la Universidad ahora lo sabían, sabían que yo había sido parte de una apuesta, todo esto me empezo a rondar por la cabeza, cuando llegamos, mi hermano se estacionó, me tomó las manos con sus manos y me dijo: "Hermana tranquila, tú sabes que aquí está tu hermano mayor para defenderte de cualquier estúpido que se pase contigo, tú mantente tranquila". Dijo y me dió un beso en la frente. Bajamos del auto, suspire profundo, pero más aliviada, las palabras de mi hermano me hicieron recordar de nuestra niñez cuando todo aquel que me hiciera llorar se las tenía que ver con mi hermano.

Mi hermano, me tomó del hombro con su mano y entramos a la Uni, mientras nos dirigíamos a mi aula, no pude no sentir incomodidad de todos los que nos rodeaban, realmente sentía miradas por todas partes.

Llegamos a mi aula, mi hermano me dijo: "te espero a la salida, bye, ya sabes cualquier cosa, me marcas, te quiero" y se fue. Yo solo pude sonreír.

Cuando entre al aula, todos empezaron a murmurar, mis amigas se percataron de mí y corrieron a abrazarme, en ese momento sentí mucha alegría.

Transcurrieron las clases y mis compañeros se acercaban a preguntarme cómo estaba, yo respondía con una sonrisa y con un "todo bien, gracias", ¿realmemte me sentía bien? No, solo quería que ellos pensarán que estaba bien, para que ya no estuvieran preguntando más.

Terminaron las clases, iba de camino al estacionamiento para irme a casa con mi hermano, cuando me encontré a Rk, aún estaba herido, pero aún así había ido a la Universidad.

Rk: - ¡TN, viniste! - dijo y me abrazo.
: - Sí, no voy a dejar de hacer mi vida normal por algo tan insignificativo como Mario. - dije con una sonrisa forzada.
Rk: -¡Eso TN! No hay que dejar de hacer nuestras cosas por ese pendejo.
: - Exacto.
Rk: - ¿A dónde vas?
: - A mi casa ¿y tú?
Rk: - También, o sea, a mi casa, no a la tuya, pero si quieres puedo llevarte en mi coche.
: - Gracias, pero no hace falta, me voy a ir con mi hermano.
Rk: - Oh, está bien, escuche que tus padres vuelven ¿no?
: - Sí, ya por fin, volverán.
Rk: - Oye, tenemos que hacer una fiesta antes de que vuelvan.
: - No creo que esté de humor para una fiesta.
Rk: ¡Vamos! Te haría bien. Tú no te preocupes, yo la organizo.
: - Organízala, pero en tu casa.
Rk: - Jaja, en serio, piénsalo, te vendría muy bien una fiesta, para olvidarte de todo.
: - Lo pensaré, pero por ahora, me voy, bye.
Rk: - Ok, cuídate, bye.

Cuando llegamos a la casa mi hermano me dijo sobre hacer una fiesta en la casa, yo dije que hiciera lo que él quisiera y él dijo: "Es que importa tu opinión, la casa es de los dos, y quiero que tú estés disfrutando de la fiesta, si tú no quieres, pues no lo hacemos, es una fiesta para tí". Lo ví tan ilusionado que acepté que se hiciera la fiesta en casa antes de que volvieran nuestros padres, a lo mejor después de todo sí merecía una fiesta para olvidarme de todo esta situación.

Mario Bautista "Del Odio al AMOR"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora