Si cierro los ojos, aún puedo sentir, en la oscuridad, tus dedos deslizándose por mi piel de forma silenciosa. Con la promesa de la expectativa, el brillo en tu mirada que rozaba la picardía.
Tu boca con el gusto a whiskey y arrepentimiento, ese q...
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Dos días después de mi cumpleaños número veintiuno, descubrí que Meza me era infiel.
Para ese momento la idea que tenía de él y el respeto que le adjudicaba como persona se habían desvanecido tan rápido que nisiquiera me sorprendía.
Mi más grande lema era nunca perdonar una traición de ese tipo. Y él, sabiendo mis límites, los había cruzado.
Me había quedado esperando frente al pastel de cumpleaños, llorando como una nena, mientras las personas cantaban a coro y yo deseaba morirme por dentro.
Todo el día esperé porque llegara, me dijera cualquier cosa, sin embargo nunca tuvo la intención de estar.
Aunque lo había prometido.
No culpaba a la chica con la que me fue infiel, aquella con la que me faltó el respeto. Aunque al principio le tuve odio...Ella no era la responsable, ella no me debía nada. La sororidad no es para todo el mundo. Y gracias a ella lo tenía claro.
Llegué a pensar que tal vez le pintaron una versión diferente a esa chica, una versión donde no estabamos juntos, donde no éramos pareja desde hace casi un año...
Meza lo negó, al principio, la negó a ella. Y luego con el mayor descaro posible me miro a los ojos, cambiando su historia elaborada y diciendo que le dejara en paz.
-Le debo respeto a mi novia. -Había dicho, cuando le pedí explicaciones.
Pero no respetó a ninguna.
Me humilló, jugó con mis sentimientos, me aisló de tal forma que mi corazón se rompió en pedazos, supe desde ese instante que aunque lograra perdonarle; Nunca confiaría en él.
Siempre tendría en la mente su traición, lo mucho que me lastimó sin siquiera ver las consecuencias, siempre tendría una mancha en el corazón. Porque permití que me pisoteara, que tomara mi tiempo, mi cariño y mi cuerpo, y lo hiciera trizas.
Meza no era un ser benévolo y lo había demostrado, dejó claro que al final del día su intención nunca fue cumplir con lo que decía.
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