Trabajo

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Llego la mañana y Aziraphale se levanto de muy buen humor, al menos tenía una cama decente y no simplemente un colchón, su habitación era la más acogedora de toda la casa, puesto que ahí se encontraban la mayoría de los muebles. Tenía un aspecto antiguo y hogareño, lastimosamente, aun no estaba acostumbrado a su nueva casa, el siempre quiso algo a lo que todos llamaban "hogar" que no era lo mismo que tener tu propia casa y solo esperaba poder sentir esa sensación, de tener un hogar.

Bajo a desayunar, pero olvido que su nevera estaba completamente vacía, claro, por eso había cenado con Crowley la noche anterior. Tomo nota mental de hacer la compra después del trabajo. Aunque, poco después de eso recordó la cena en casa de ese hombre, le parecía alguien atractivo y bien parecido, además de alguien amable.

" ¡No! Contrólate Aziraphale, tu corazón le pertenece a alguien mas." Se dijo así mismo, aunque por alguna razón no podía evitar sentir algo que le llamaba la atención de su nuevo vecino. Sobre todo ¿Que habrá detrás de sus gafas oscuras? Dicen que los ojos son la ventana al alma y por alguna razón, deseaba ver que había del otro lado, que diría esa mirada.


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Mientras tanto en la casa de al lado, cierto hombre pelirrojo apenas de desperezaba, odiaba levantarse temprano, pero era eso o tener otro retardo en el trabajo. Bajó a desayunar un simple cereal con leche y puso Killer Queen a todo volumen, le servía mucho para quitarse la pereza y al menos empezar el día no tan mal.

Se vistió con con una camiseta de manga larga color vino, encima un chaleco negro, sus clásicos pantalones y zapatos negros, se recogió el cabello en una media coleta, un toque de fragancia de Paco Rabanne y por supuesto, sus inseparables lentes negros. Su día pudo haber empezado relativamente bien de no ser por una llamada a su celular.

-¿Que quieres Dagon?- Constó de mala gana.

-Bueno, ya paso una semana de nuestra cita y no llamaste.- Reclamó la voz al otro lado de la linea.

-No me jodas, te veo todo el día en el trabajo. Y si no llame fue por la obvia razón de que no tenemos química.- Dijo al punto de que casi se sacaba de quicio.

-Lo siento por pensar que simplemente podríamos tener una relación mas allá de lo profesional.- Le reclamo la voz de la mujer enojada.

-Mira, aquella cita fue un desastre y lo sabes, es obvio que no sabes nada de mi además de que me gustan las plantas y tu lucías bastante incómoda. Además fue solo una cita, no es como si estuviéramos por comprometernos.-

-Lo se, solo pensé que...-

-Mira ¿podemos hablar de esto después? Al fin y al cabo trabajamos donde mismo ¿No pudiste esperar unas horas?- Dijo mientras se sujetaba el puente de la nariz.- No se porque se te ocurrió llamarme en primer lugar cuando sabes que me verás en vivo y en directo, además de que si llego tarde otra vez me la va a cargar el jefe.- Y corto antes de que pudiera decir algo más.

Pero justo en eso alguien tocó la puerta de manera insistente.

"Oh Satán, llévame."

Abrió de mala gana, encontrándose con la vieja de al lado.

-¡Oigame! Es muy temprano para poner su música satánica.- Se quejo la vieja.

-¿Cuantas veces tengo que decirle que Queen no es música satánica?- Grito exasperado.

Vecinos InefablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora