Cuidados

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Se había hecho costumbre entre ambos vecinos frecuentarse para las comidas o simplemente pasar el rato. Debido a los horarios y la distancia de sus trabajos, Crowley había propuesto darle aventones a Azira al entrar y salir del trabajo. Claro, este intento declinar la oferta, pues sentía que estaba abusando de su amabilidad y no quería tampoco causarle molestia para que el tuviera que llegar temprano a su respectivo trabajo, pero dejo de negarse cuando este, cada mañana sin falta lo esperaba sobre su Bentley.

También se había hecho costumbre por parte del rubio, preparar un almuerzo para Crowley, ya que en sus descansos solían ir al St.James cuando querían evitar gastar demás en cafeterías o restaurantes, notaba que su amigo siempre traía consigo alguna bolsa de frituras, galletas, pero nunca comida de verdad.

-Es sushi, lo prepare yo mismo.- Le dijo mientras le extendía una caja con la comida finamente preparada.

-Se ve delicioso.- No era muy fan de esa comida, pero si su ángel la preparo y aún mas con mucho esmero, no era nadie para decirle que no. Ademas, efectivamente, estaba rico, como todas las comidas que le preparaba.- No tienes que molestarte en alimentarme, se hacerlo solo.-

-La comida rápida y los energizantes, no son el alimento que precisas.- Le regaño un poco.- Ademas, tu tampoco tienes que molestarme en llevarme y recogerme del trabajo.- Le contesto con una sonrisa.

- Vale, lo entiendo ¿Aún sigue en pie la noche de películas?- Pregunto.

-Claro querido, solo no pongas de terror, por favor.-

-Ngk, le quitas lo divertido a la vida.- Bufó el pelirrojo.

Hacía dos semanas del incidente con Gabriel en casa de Aziraphale, Crowley estaba al pendiente de como las heridas que habían dañado su bello rostro ya estaban desapareciendo, ademas de siempre cuidar del corte en el antebrazo, que también estaba sanando.

-Tengo que volver al trabajo.- Dijo Aziraphale viendo su reloj. Una punzada se hizo presente en el pecho del pelirrojo.

-¿Porque no cambias de trabajo, ángel?- Pregunto.

-Sabes muy bien porque, tengo que pagar la renta de la casa, apenas me estabilice económicamente cuando conseguí ese empleo.- Suspiro.- No puedo dejarlo de un día para otro.-

-Lo se, pero no me gusta cuando regresas ahí.- De hecho odiaba la idea de que si quiera compartiera un espacio con ese bastardo engreído y abusivo.- Al menos intenta buscar opciones antes de renunciar....¡Achu!- Un estornudo interrumpió su discurso.- Maldito frío.-

-Salud. Te he dicho que siempre te cubras al salir, viene el invierno y te vistes como si estuvieras en primavera.- Le regaño.

-El estilo ante todo.- Se excuso el encogiéndose de hombros, a lo que Aziraphale rodó los ojos.

-Contestando a tu pregunta. Sería buscar otro trabajo que no sea en una oficina o corporativo, Gabriel tendría que darme buenas referencias y por como están las cosas entre nosotros, no lo hará.- Hablo con pesar. Algo que no le había comentado, fue que nuevamente lo degradaron de puesto, volviendo a ser prácticamente el mandadero de todos.

-De igual manera, no me gusta que estés ahí, no te valoran como te lo mereces.- Las palabras de Crowley siempre reconfortaban al rubio ojiazul, se sentía querido, importante.

-Necesito primero juntar algunos ahorros, para poder mantenerme en el vecindario, de lo contrario tendría que marcharme.-

-Si necesitas donde quedarte alguna vez, mi casa esta disponible.- Muy tarde se dio cuenta de que lo dijo en voz alta. Los dos se sonrojaron, aunque claro, era mas notorio en Azira que en Crowley. El silencio se rompió por una corriente de aire, que les heló a ambos hasta los huesos.

Vecinos InefablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora