Corazón Congelado

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Llegado el invierno a Londres con una brillante capa de nieve, las cosas parecían mejorar; Aziraphale encontró trabajo como bibliotecario en una escuela privada, no era tan prestigioso como trabajar en un corporativo reconocido, pero al menos sus colegas lo trataban bien. Había una chica que estaba de pasante que lo soborno el primer día con unos pastelillos para conseguir un libro que estaba prohibido sacar de la biblioteca y pronto se le hizo costumbre prepararle el almuerzo para dárselo a la hora del descanso.

Seguía siendo vecino de Crowley, pues se le hacía bastante repentino mudarse con el llevando poco tiempo de relación, además, había algo que lo había dejando pensando, lo que le dijo Anathema sobre que ellos eran almas gemelas.

Cierto, eso no los condicionaba estar juntos para toda la vida, cualquiera de ellos podría terminar la relación en el momento que quisieran, pero no podía negar que cada ve que pasaba tiempo con el, todo lo demás pasaba a segundo plano. Sus caminatas en el St James, sus aventones en el bentley cada mañana cuando salían a trabajar y cada tarde cuando terminaban, cuando pasaban el rato en la casa del otro cocinando, viendo alguna película (Crowley tenía la maldita manía de escojer de terror). Todos aquellos momentos le decían que valía la pena tener a Crowley como alma gemela.

-Hola Señor Fell.- Saludo la joven pasante que solía llevarle comida, sacándolo de sus pensamientos en el pasillo.

-Regina, hola, gracias por la ensalada de huevo, estaba deliciosa.- Le saludo.- Por fin a casa, creí que el día de hoy no terminaría.- Ambos se aproximaban a la zona de estacionamiento.

-Y que lo diga, mi jefe no deja de cargarme la mano en las oficinas. Y dígame. ¿Necesita que lo lleve o vendrá su novio por usted? La ultima vez se tardo más de lo esperado.- Dijo sacando las llaves de su auto.

-Eres muy amable, pero Crowley viene sin falta por mi, si se tarda debes ser por el tráfico, aunque maneje como un loco.- Dicho comentario hizo reír a la joven.

-Esta bien, pero cualquier cosa, no dude sin pena en decirme.- Le dedico una amable sonrisa antes de subirse al auto.

Azira se despidió de Regina con un gesto de mano y una sonrisa amable, definitivamente el ambiente de trabajo en aquella escuela era mucho mejor, si había momentos de estrés, pues administrar una escuela privada con tantos alumnos no era pan comido, pero al menos el personal era amable o por lo menos cordial los unos con los otros.

-¡Ángel!- Lo llamo su novio desde el bentley. Sonrió y se subió en el.- ¿Que tal tu día?-

-Un poco pesado, estudiantes intentando que les prestara libros restringidos o incluso libros normales sin el uso de su credencial. Pero por lo demás, sin mucho problema ¿Y a ti querido?-

-Lo de siempre, gritarle a unos helechos con imperfecciones, Dagon me mojo con la manguera "por accidente" o al menos eso dice ella, sabiendo lo poco que tolero el frío. Pronto mi horario será mas corto, tan solo para ir a supervisar las plantas en el invernadero, ya que las que están en el exterior no florecerán hasta la primavera.-

-Eso se escucha bien. Yo en unas semanas mas tendré vacaciones, ya que los estudiantes etán en finales y van constantemente.-

Crowley también pensaba en lo dicho por Madame Tracy, le molestaba un poco que su destino estuviera escrito y no sintiera que tenía la posibilidad de elegir, mas no por ello se quejaba de lo suyo con Aziraphale, al contrario, después de tres meses de relación con el rubio, se sentía de maravilla, sobretodo ahora que su novio tenía nuevo empleo, se miraba mas sonriente, de mejor humor y ya no estaba bajo el constante acoso de Gabriel.

Vecinos InefablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora