Deja Vú (Especial)

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(Este capitulo me quedo mas largo de lo habitual, espero no les moleste)

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El banquete de aquel día sin duda era exquisito, sus padres habían invitado a toda la élite del imperio, de modo que todo en aquella fiesta había resultado perfecto, hasta el mas mínimo detalle, la comida, el baile, el entretenimiento. Pero el pobre chico estaba agobiado, salió a los jardines a tomar aire. Todo estaba sereno, bajo la bella luz de la luna, cuando escucho a alguien tropezar cerca de las fuentes.

-Ouch.- Se quejo la voz. Fue a ver que pasaba, pues quien quiera que fuese, se había escuchado doloroso el golpe.

-¿Estas bien?- Pregunto. Lo que vio lo dejo asombrado, un chico pelirrojo, aproximadamente de su edad, de piel levemente bronceada, rasgos finos y afilados. Por sus ropas dedujo que se trataba de un esclavo, además de que su cabello había sido vilmente cortado.

-Si... solo me resbale ¿Puedo ayudarle en algo mi señor?- Se levanto rápidamente.

-No, solo vine a tomar algo de aire, la pregunta es ¿Puedo ayudarte yo a ti? ¿Estas bien? ¿No te lastimaste?-

Ante aquellas preguntas y el aire de inocencia que desprendía el chico al que ahora servía, tuvo que reprimir unas lágrimas, pues no podía mostrar debilidad ante sus amos. Pero desde que había pisado Roma, nadie se había preocupado por su bienestar, solo un viejo con el que compartió espacio en la barca donde los trasportaron, quien por cierto, no sobrevivió al arduo viaje.

-Estoy bien, solo pasaba por aquí y me resbale en la fuente.- Dijo sin mas. No muy convencido, el joven vio la pierna derecha del pelirrojo, se había raspado con el escalón de la fuente. Rasgo el dobladillo de su toga, causando una sorpresa en el otro.

-Mi señor ¿Que esta haciendo?- Al ver que dirigía el trozo rasgado a su pierna herida.

-Estas herido, no puedo dejarte así.-

-Mi señor, yo solo soy un esclavo.- Odiaba rebajarse así, pero su comportamiento rebelde ya le había costado muchos azotes.

-¿Y eso que? No por eso significa que no pueda atender tu herida. Por cierto, me llamo Ezra ¿Y tu?.-

-Janthony.-

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-Shh, nos pueden ver.- Decía risueño Ezra tras las columnas que había en los pasillos, lejos de las miradas indiscretas.

-Por ti vale la pena el riesgo.- Dijo Janthony antes de besarlo apasionadamente.

Antes había maldecido a los bastardos que lo sacaron a rastras de su hogar en un pequeño pueblo de Grecia para ser trasladado y vendido como esclavo a Roma, pero ahora, daba gracias a los dioses o a quien fuera por ponerlo a servir en una casa donde estaba aquel chico de piel tan blanca como la leche, enviado seguro por el mismo Apolo y sido flechado por el propio Eros.(1)*

Habían desarrollado con el paso del tiempo una amistad que desemboco en una relación secreta que traspasaba el límite entre amo y siervo, después de que Ezra una vez sorprendiera al encargado de la servidumbre esclava, azotar a Jantonhy a base de latigazos, pidió permiso a su padre para tenerlo como esclavo personal. Obviamente no le gustaba tratarlo como un objeto, pero era eso o que siguiera sufriendo con ese odioso hombre, que sabía que a espaldas de sus amos trataba a los esclavos peor que animales solo por mero placer.

A pelirrojo no le pudo gustar mas la idea, pues podía estar a solas con su amado en sus aposentos. Compartían tiempo juntos, Janthony le enseñaba como cuidar las mas finas flores, extrañamente a base de gritos, mientras Ezra le enseño filosofía, leer y escribir romano y latín, así como astrología.

Vecinos InefablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora