Algo Familiar

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Ninguno dijo nada durante el trayecto de regreso al vecindario donde ambos residían, no fue un silencio incomodo, de hecho, sentían que un peso había sido aligerado, al menos una parte para Aziraphale.

Aparco el auto en la cochera e invito al rubio a entrar a su casa. Armándose de valor, entro a su morada, mentalizándose que decir o hacer, aun resonaban las palabras de Lilith, afirmando que había intimado con Crowley. Pero no había vuelta atrás, lo había besado y el había correspondido.

Un abrazo por la espalda lo saco de sus pensamientos cuando su ¿amigo? cerro la puerta. Era tan cálido, tan reconforable. Sintió su aliento en su nuca, causándole escalofríos.

-Por favor dime que acaba de pasar lo que creo que acaba de pasar.- Le susurro.

-Yo.... si, si paso y bueno pues...- Balbuceo. Crowley dejo de abrazarlo e hizo que Aziraphale se volteara para quedar frente a frente, acariciando suavemente con su mano aquella blanca y suave cara. Aziraphale por su parte, no pudo evitar sentir una indescriptible pero cálida sensación en su pecho. Lo miro fijamente, dándose cuenta que aun portaba sus lentes, por lo que acerco su mano para retirarlos, dejando al descubierto esos ojos ámbar.- Espero no haber ido demasiado rápido.-

-Tonterías, vas perfecto para mi.- Le sonrió.

Nuevamente se besaron, empezó como un ligero roce de labios, hasta profundizar un poco mas, saboreándose el uno al otro, un dulce beso romántico. Se abrazaron, como si buscaran decirse todo lo callado durante aquellos meses, aquello que lo disfrazaban de "amistad".

-No quiero irme todavía.- Le susurro Aziraphale.

-Entonces quédate a dormir.- Contesto Crowley, cosa que hizo que Aziraphale se sonrojara y abriera los ojos como platos.- De nuevo, no mal pienses, no haré nada que tu no quieras.- Aseguró

Subieron al cuarto y se recostaron sobre la cama, sin saber bien que hacer o decir, simplemente mirando al techo. Discretamente, Aziraphale tomo la mano de Crowley, aún con su vista hacia arriba. Como siempre, estaba helada, siempre tenía el cuerpo frío y mas a un acercándose el invierno.

-Amm... Crowley, yo.....- No sabía que decir, sentía que las palabras sobraban para el momento.

-¿Si, ángel?- Dijo en un susurro que le causo escalofríos. Ahora escuchaba de manera diferente aquel apodo.

-¿Como serán las cosas de ahora en adelante?-

-¿Eso te preocupa?-

-Bueno... yo...-

-Aziraphale, si vamos a tener una relación, conmigo no tienes que ocultarte. Podemos salir al parque, ir a comer al Ritz, noche de películas, o incluso seguir llevándote a tu trabajo como todos los días. O dime ¿Acaso tu quisieras que saliéramos en secreto?-

-No.- Contesto sin siquiera pensar.

-Entonces sigamos como hasta ahora, con la diferencia de que puedo hacer esto.- Dijo para luego darle un corto beso en los labios.

-¡Crowley!-

-Jajajaja, si no te gustan también puedo darte de estos.- El siguiente se lo dio en la frente.

-Creo que prefiero el otro, aunque, puedes darme ambos.- Acarició con suavidad su mejilla.

Las preocupaciones que Aziraphale tenía se dispersaron, o al menos se aligeraron un poco, se sentía amado y protegido con Crowley, a pesar de llevar apenas unas horas de haber iniciado una relación con el, sentía como si ya lo conociera desde hace tiempo, que podía confiar en el. No sabía como explicar aquella conexión, pero era simplemente, inefable.

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