A Tu Lado

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Habían pasado tres horas desde que la ambulancia se había llevado a Aziraphale a urgencias, Crowley en ningún momento se aparto de el hasta que fue ingresado al quirófano, donde solo quedaba esperar. Beelzebub le había dicho que ella esperaría por el para que fuera a cambiarse, pues aun estaba cubierto de sangre. Le costo mucho convencerlo, pero tenía razón, no podía caminar ensangrentado por los pasillos del hospital y ciertamente es lo menos que necesitaba ver Aziraphale si le permitían verlo, si es que la libraba.

Al salir fue interceptado por la policía, estos debían interrogarlo a raíz de lo que sucedió, pues Gabriel estaba detenido por intento de homicidio en segundo grado, ya habían interrogado a Hastur, Ligur, Beelz y a algunos de los demás comensales del bar que presenciaron la pelea, en el caso de Lilith, esta había corrido de la escena y no había declarado. Por supuesto, Crowley se fue sin cargos al argumentar que las heridas de Gabriel fueron en defensa propia, al parecer todos habían omitido el hecho de que había arremetido violentamente con el pelinegro después de clavar la navaja en Aziraphale. Además, el también tenía heridas a causa del forcejeo, como el labio partido, su mejilla derecha un poco mas hinchada y sangraba de un lado de la frente, pero eso le importaba poco en ese momento.

Llego a su casa, solo, por primera vez en mucho tiempo, se había acostumbrado tanto a la compañía de su ángel, que resultaba extraño entrar a su casa sin escuchar su voz, sin abrir algo de la reserva de vino, siempre había gustado de su soledad en su casa como soltero, pero ahora, todo se sentía tan frío, tan oscuro, tan vacío. Recordó como sus amigos habían bromeado por el hecho de que aún no vivían juntos, ahora cuanto anhelaba esa posibilidad y sentía que la había desperdiciado. Antes de entrar vio fijamente la morada de su amigo, a escasos pasos de la suya ¿Quien diría que solo comenzaron como simples vecinos? Como le gustaría entrar a esa casa, saber que todo fue un mal sueño y que Aziraphale estaría sentado en la sala, a la luz de una lámpara leyendo quien sabe que libro antiguo, mientras bebía chocolate. Lo recibiría con una sonrisa, prepararían la cena juntos, tal vez algo de ravioles en compañía de un buen vino. Verían una película, de terror 'para que su ángel lo abrazara y luego irían a dormir.

Se metió a la regadera para lavar la sangre, de su preciado ángel, su cuerpo no tardo en convertiste en un río carmesí que desemboco sin ceremonias en el desagüe. Usualmente un baño caliente lo ayudaba a despejar la mente, pero en ese momento, el silencio, roto solo por las gotas de agua cayendo, estaban por volverlo loco, por lo que solo procedió a lavarse.

Ya una vez cambiado, imagino que debía preparar una muda de ropa para cuando a su ángel lo dieran de alta, si es que lo daban de alta ¡No! No debía pensar en esas cosas, claro que debía recuperarse, aunque fue una herida de gravedad, debía confiar en que se salvaría. Era una suerte que de tantas veces que habían compartido casa, había algunas prendas del rubio en los cajones. Sonrío que era verdad que prácticamente ya vivían juntos.

Aviso a Anathema sobre lo ocurrido, ya que como mejor amiga de Azira debía saberlo, aunque sabía lo doloroso que pudiera ser. Afortunadamente tanto ella como su esposo y su abuela Agnes se encontraban cerca de Londres porque estaban visitando a unos familiares, le indicó que no tardarían en llegar y que por favor les dijera en que hospital estaba internado.

Para cuando llego al hospital, Beelzebub le dio la noticia de que la cirugía había sido exitosa, que ahora todo dependía de el, estaba muy débil por la pérdida de sangre y delicado por el punto en el que fue apuñalado. En ese momento se encontraba sedado y solo quedaba esperar a que despertara. Para el pelirrojo, fue una carga menos el saber que ya estaba estable, pero le aterraba que eso pudiera cambiar.

Vecinos InefablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora