¿Mal día?

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Vaya mala suerte que cargaba desde que se levanto. Crowley lo supo desde que entró al baño nada mas levantarse para luego golpearse el dedo pequeño del pie izquierdo. Eso y que medio baño se le acabo el agua caliente, odiaba el frío pero era eso o salir a medio enjabonar, sobretodo por su cabello cubierto de shampoo.

Por si fuera poco, ya no quedaba café en su alacena, eso era imperdonable, si algo no podía faltar en su casa, eran café y vino. Bueno, ya iría por uno en el descanso de su trabajo. Pero no se dio cuenta que se le había echo tarde, por lo que tuvo que conducir a toda maquina para llegar a tiempo (dentro de lo que cabía). Lo poco de buena suerte era que, como siempre el solía ser muy puntual, no hubo motivo de regaño, y como se suele decir: siempre hay una primera vez para todo. Para poner la cereza sobre el pastel, hacía un frío del demonio ese día y amenazaba con llover.

-Por Satán, parece que te arrollo un tren.- Le dijo Dagon al verlo.

-Calla.- Bufó.

La razón por la que se había levantado tarde fue por esos malditos pensamientos sobre Aziraphale, seguro porque esa maldita de Beelz le metió esas ideas a la cabeza y ahora había llegado tarde por estar sugestionado toda la noche. Aprovecho que estaba solo en el invernadero de plantas tropicales y comenzó a desquitar su furia mañanera con ellas.

Por otro lado, el dueño de sus pensamientos, tampoco lo pasaba tan bien.


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"Aziraphale haz esto," "Aziraphale tráeme esto "ordena aquello."

Era todo lo que escuchaba desde que entro a la oficina y por si fuera el colmo de males, Micheal se había reportado enferma por una gripe. Por lo que se sentía un poco solo en todo este culebrón.

-Oye Aziraphale ¿Quieres ir a comer en el descanso?- Le pregunto Gabriel. Por fin algo bueno, últimamente no habían podido pasar tiempo juntos.

-Claro, me encantaría.- Dijo esperanzado, sería una cita secreta y corta, pero a fin de cuentas pasaría tiempo con el.

Sus colegas ya lo tenían fastidiado, no podía sentarse en su cubículo en paz sin que lo estuvieran mandando como si de un sirviente se tratase, pero igual, no es como que pudiera tener un trato preferencial aun siendo el novio de Gabriel, después de todo, nadie mas que Michel lo sabía.

Por fin llego la hora del almuerzo y logro escabullirse antes de que otra vez se les ocurriera agárralo de repartidor. Espero afuera a una distancia prudente del edificio hasta que Gabriel pudo salir, para ir juntos a algún lugar

-¿Que te parece si vamos al St. James? Cerca hay un puesto de sushi que....-

-Lo siento, pero tenía en mente otra cosa, espero no te importe.- Interrumpió.

-Oh, claro, no hay problema ¿Que tienes en mente?-

-Un pequeño restaurante a pocas calles, es una suerte que los de la oficina casi no van ahí y el jefe Metatron salio al otro lado de la ciudad.-

El restaurante en cuestión, era bastante formal, pero al menos no tendrían que preocuparse de que alguien conocido los viera y podrían ser ellos mismos, o eso pensaba Azira.

-Sabes ¿Cuando fue la ultima vez que tuvimos una cita?- Pregunto de manera tímida, con una sonrisa boba.

-No lo se.- Respondió Gabriel algo indiferente.- Sabes, me causa algo de desconfianza esa chica, Michel, no me gusta como nos mira cuando estamos juntos, como si, sospechara.- Azria palideció, pues de hecho no le había contado que Michel ya sabía lo suyo.

Vecinos InefablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora