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capítulo siete; símbolos

La pelirroja rascó su antebrazo con incomodidad mirando la gran casa que el rubio poseía, le daba cierta vergüenza conocer a los padres del chico aunque no pudo saber exactamente por qué

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La pelirroja rascó su antebrazo con incomodidad mirando la gran casa que el rubio poseía, le daba cierta vergüenza conocer a los padres del chico aunque no pudo saber exactamente por qué.

—A lo mejor están ocupados, Jazz. Deberíamos venir en otro momento, ¿y si vamos al Blue Chapstick?—la pelirroja hizo un pequeño puchero cuando Jasper negó.

—¿Tienes miedo?

—¿Yo? Nunca, ¿y si les caigo mal?

—Vas a estar en una casa repleta de vampiros y te preocupas por eso.—el rubio alzó una ceja.

—Lo siento, tengo que ordenar mis prioridades.—admitió la pelirroja y Jasper besó la frente de esta.

—Venga, entra.—el rubio le abrió la puerta con una sonrisa, una igual pronto se apoderó de la cara de la de cabellos cortos al admirar la decoración.

—De verdad, deseo tener una casa así cuando pueda permitírmela.

Jasper sonrió de lado al pensar en lo que Alice le había dicho apenas unas semanas antes.

El dúo fue al salón dónde toda la familia se encontraba y al notar que la de mechones cortos entraba dirigieron su ambarina mirada a ella.

—Familia, ella es Mónica Moore.

El ceño de Alice se arrugó.

—Ha pasado antes de lo previsto.—susurró esta.

—No es lo que tu piensas, Alice.

—Encantada.—saludó la pelirroja pasando un mechón de su cabello tras su oreja.

Cada miembro se acercó a saludar a la chica que nerviosamente correspondía, algunos la saludaron más amablemente que otros como Alice quién inmediatamente la abrazó.

—Anda, Jasper, suéltalo ya.—advirtió Edward haciendo que toda la atención de centrase en el rubio que a pesar de estar nervioso no dejó que su dura fachada decayese.

—Ella lo sabe.

—¡Genial! Porque no teníamos suficiente con la noviecita de Edward.—el recién nombrado la interrumpió.

—No metas a Bella en esto, Rose.—sin embargo la rubia le ignoró.

—Sino que tenía que venir otra humana a...—la pelirroja habló cortando las quejas de Rosalie.

—En verdad, no es que sea completamente humana.

—¿De qué está hablando, Jasper?—cuestionó Carlisle acercándose curioso.

—No sabemos que es, ella solo...tiene poderes. Por ahora hemos descubierto dos.

—Hielo y plantas.—puntualizó Mónica con una sonrisa de lado.

—Imposible, tienes que enseñarme eso, pequeña zanahoria.—el tono burlón de Emmett se hizo presente.

—No lo controlo del todo, suele aparecer cuando me enfado o si mis sentimientos están descontrolado.—el rubio le agarró la mano notando que la chica estaba un poco incómoda.

—Venga, seguro que algo podrás enseñarnos.—insistió Emmet ganándose un reclamo de Esme.

La pelirroja rió antes de que una daga de hielo se formase en su mano y fuese a parar justo al lado de la cabeza del azabache.

—Impresionante.—susurró Carlisle acercándose a la daga.—Es una magia antigua, probablemente familiar.

—Yo, mi padre me contó cuando era pequeña que mi madre siempre decía que siempre que tuviese dudas el collar me ayudaría.—la pelirroja se lo sacó a la vez que su rostro de ensombrecía.—Quizás ayude.

Edward pasó saliva con dificultad al leer sus extensos pensamientos.

—Ese símbolo.

—¿Tú sabes qué es, Carlisle? Recuerdo haberlo visto en algún lado pero...—el Cullen mayor interrumpió las precipitadas palabras de Jasper.

—La manada, ella tiene que hablar con ellos.

Oh, espera, ¿manada?.—preguntó confundida la pelirroja.

—Hombres lobos.—susurró el rubio a su lado.

—Perfecto también existen los perros grandes.—la risa de Emmett inundó el ambiente y la pelirroja abrió los ojos con sorpresa pensando que el único que la podía escuchar era Jasper.

—Me cae bien esta chica.—Mónica pasó un mechón que caía sobre sus ojos atrás de su oreja.

—Vamos, tenemos que llevarla a la frontera.—Jasper asintió mientras con gentileza agarraba la mano de la pelirroja.

—¿Por qué tenemos que hablar con ellos? Creía que tu familia nos daría respuestas.

—Tienes.—corrigió el rubio—Y esa es tu respuesta, hablar con la manada. Créeme si Carlisle lo dice es por algo.

—Eso espero.

—Sube.—Jasper se agachó un poco para que la pelirroja se subiese a su espalda.

—¿Para qué?

—¡Sujétate bien!

Un grito inundó el bosque mientras Mónica se aferraba con todas sus fuerzas a la chaqueta del rubio, el viento azotaba su cara y unas inmensas ganas de vomitar aparecieron en su estómago. En pocos segundos se encontraban en la frontera.

—Creo que voy a vomitar.—los dos rubios rieron viendo como la pelirroja se sujetaba el estómago y la cabeza.

—No te juzgaremos.

—Usted no, Carlisle, pero él sí. Su hijo es así de cabrón.—Jasper osciló sus ojos antes de revolver su cabello pelirrojo.

—Ya están aquí.

Mónica dio un paso atrás impresionada al ver como dos gigantescos lobos se alzaban imponentes, el que más llamó su atención fue el de pelaje negro que la observaba atentamente.

—Sam, Paul, tenéis que llevarla con Billy.—un gruñido retumbó en el pecho del lobo grisáceo.

Carlisle lanzó el collar al suelo, el de pelaje negro se acercó asintiendo al ver que aquel símbolo era el mismo que ellos llevaban tatuados al brazo. La cabeza de aquel lobo se movió apuntando a Paul.

—¿Qué ocurre?

—Súbete al gris, no te pasará nada confía en mí.—el rubio besó la frente de Mónica antes de que ella caminase hasta llegar a aquel gran metamorfo que se bajó hasta una altura que facilitase a la pelirroja subirse.

La chica lo hizo buscando la manera más cómoda para los dos de agarrarse.

Los dos lobos emprendieron su camino también veloces, lo que obligó a Mónica a apretar su agarre hundiendo su rostro en el grisáceo pelaje.

cigarettes || jasper hale (twilight)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora