- Vaya pintas -dijo Mimi mientras se miraba en el espejo del recibidor.
- Anda, si estás guapísima -le repliqué de inmediato. Iba con una sudadera ancha, unos pantalones de chándal y unas deportivas, su larga melena rubia la había recogido en un moño y llevaba una mascarilla azul puesta.
- Espero no encontrarme a nadie en el super -refunfuñó Mimi no muy convencida con el look que vestía. Su comentario me hizo gracia y respondí con una leve carcajada.
- No te olvides de los guantes!
- Nooo, mamá -me respondió vacilona. Mimi se acercó al sofá para darme un beso en la mejilla, a continuación cogió los guantes de plástico de encima de la mesa del comedor y mientras se los ponía se dirigió hasta la puerta de salida- Adiós!
- Chao! Cuídate!
En cuánto oí el portazo de salida agarré mi móvil para llamar a Agoney. Necesitaba hablar con él, a solas, y debía aprovechar los minutos que Mimi estaría afuera comprando en el hipermercado para poder expresarme con libertad con mi fiel amigo.
- ¿Ago?
- Dime mi niña. A ver, que es eso tan importante que me tienes que contar.
- Mira... no sé como decir esto ni el tiempo que tengo, así que iré al grano.
- No me lo creo -respondió Agoney al otro lado del teléfono, pues yo siempre daba mil vueltas al tema antes de contar lo que quería contar, eso si es que llegaba a contarlo.
- Agoney! -respondí un poco mosqueada porque no se estaba tomando el asunto tan seriamente como yo.
- Perdón, perdón...
- Desde que llegue aquí, tengo una mezcla de sentimientos muy raros, están siendo unos días muy intensos y no sé, creo que estoy empezando a sentir algo, algo que me asusta pero no sé..
- Ana -me cortó- Es normal, la situación es muy difícil y tu por como eres te afectan más de la cuenta estas cosas.
- No Ago, no es eso...
- Entonces?
- Es por Mimi
- Que!? -se oyó un impetuoso grito que me confirmó que ya había entendido de que iba al asunto- No jodas Ana, si lo del otro día lo decía de broma, aunque ahora que lo dices... Todo el día hablando de ella y de lo bien que hace todo, pero claro, yo nunca te hice bollera...
- Pues mira, entre broma y broma...
- ¿Y como ha sido? ¿Están juntas?
- ¿Pero que dices Ago? ¿Como va a ser eso? Ni siquiera estoy yo aclarada, de hecho, ni sé lo que quiero, estoy hecha un lío amigo. Y la verdad, antes de que empezara todo esto ya estaba sintiendo algo pero no le daba mucha importancia, pero la cuestión es que desde que estoy aquí ha escalado de forma muy rápida y ya no sé ni quién soy ni que quiero, parezco una bomba de relojería, te lo juro.
- ¿Estás segura de que no sabes lo que quieres, o te da miedo?
- ¿Miedo? ¡Que va! -dije de manera totalmente irónica- Apenas hace unos días que me he dado cuenta que me gustan las chicas y encima creo que me estoy pillando de mi mejor amiga, pero no, no tengo ningún miedo, que va.
- Pues yo creo que harían una buena pareja -reflexionó Agoney al otro lado.
- Una chica como Mimi jamás se fijaría en mí, no digas tonterías Ago.
- No sé porque tienes que decir esto, no te hagas de menos de nuevo, pensaba que esta fase ya la habíamos superado. Además, Mimi te adora muchísimo, se nota desde aquí.
- Sí tu lo dices... -dije sin estar ni una pizca convencida pero tratando de dejar ese tema apartado.
- Ana, piensa en lo que te he dicho, y no escondas más tus sentimientos. Estás en tu mejor momento, ¿que podría salir mal?
- Todo -dije lo que de verdad pensaba, sabía que Agoney estaba un poco harto de mi negatividad pero al fin y al cabo no podía evitar no pensar de forma negativa continuamente, y la verdad es que tenía motivos. Agoney rió resignadamente- Oye, ni se te ocurra contárselo a estos ¿eh?
- ¡Soy una tumba!
- Ni a Raoul
- Que no
- Y ni una palabra a Ricky eh, que se lo ladra a Mimi en 0,
- Que no, ¡pesada!
- Prométemelo!
- Te lo prometo -de repente oí el ruido de las llaves en el pomo de la puerta.
-¡Mierda! -colgué el teléfono sin despedirme de mi amigo y lo tiré encima del sofá, me levanté corriendo a abrir la puerta. Era obvio que Mimi acababa de llegar y no había escuchado ni una palabra de mi conversación con Agoney, pero mi traidora mente solo podía pensar en que se había quedado detrás de la puerta cuál abuela escuchando toda la conversación, por poca lógica que tuviese ese razonamiento- ¿Que tal? ¿Cómo fue? -Mimi dejo las bolsas encima de la encimera y se quitó los guantes que enseguida tiró a la basura.
- He encontrado todo y no había cola, creo que esta es la mejor hora para ir -respondió mientras se lavaba ágilmente las manos- Eso si, la paranoia que te entra no te la quita nadie, no te dejan entrar sin guantes pero aún así... -veía a Mimi poco convencida de la seguridad en el super y eso me asustó un poco porque yo me lo estaba tomando muy a la ligera pero al parecer no era así.
- Bueno, ahora tiras a la ducha y yo ordeno todo esto -dije mientras abría una de las bolsas.
- Con cuidado Ana, y lávate las manos, no sabemos por que manos ha podido pasar todo esto... -dijo mientras se quitaba la sudadera y se deshacía el moño- ¿Ana? -me había quedado embobada mirándola y lo peor es que se había dado cuenta.
- Que sí Mimi, que voy con mucho cuidado, no te preocupes anda -le dije retomando mi actividad. Mimi abrió la puerta del baño
- Vale guapa -dijo lanzándome un beso mientras se metía en el baño y cerraba la puerta. Por fin pude respirar hondo, que descanso, me quería morir de la vergüenza, no sé el porque pero tenía la sensación de que Mimi me había pillado y lo sabía todo y eso me había hecho sentir cada vez más incomoda a medida que avanzaba la conversación. Pensé en llamar a Agoney pero no creí que fuese la mejor idea, pensé que eso solo me haría darle más vueltas al asunto y preferí hacer algo que me relajase para desconectar un rato, conecté los auriculares a mi móvil y le di al play.
Miércoles 18 de marzo - Día 5 de confinamiento
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Atrapadas en Madrid | WARMI
Fanfiction¿Que pasaría si te quedaras encerrada en casa de tu mejor amiga a causa de una pandemia? Esta es la historia de Ana y Mimi, dos mejores amigas que viven solas en Madrid. Cuando se declara la cuarentena en España a causa de un nuevo coronavirus Mimi...