Capítulo 27. Me gustas más tu (Parte 2)

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- Anda, ¿y eso? -subí y bajé los hombros queriendo expresar un "no sé" como respuesta a Mimi.

A continuación, me balanceé sobre Mimi, para ser más exactos sobre su boca, y nos besamos. Fue un beso largo y apasionado, de esos que llevas días, semanas, meses queriendo dar, y cuando por fin lo das, lo das multiplicado por todo el tiempo que llevas esperando ese momento. Un momento que anhelabas desde hace más de lo que imaginas, más de lo que tu cerebro puede llegar a recordar. Y cuando este beso infinito termina coges aire y vuelves a besar esos labios, que saben a todos esos momentos que podrían haber sido y no fueron, dónde no reuniste la valentía necesaria, donde algo o alguien te interrumpió, dónde simplemente no era ni el momento ni el lugar. Lo haces como si fuera la última vez, porque aunque sea la primera no sabes si habrá otra, y lo único que tienes por seguro es que no se repetirá otro igual. Lo aprovechas porque solo tú sabes lo que costó llegar hasta allí y no quieres desaprovechar esa oportunidad por nada del mundo. En las milésimas de segundo que te tomas para coger aire observas su rostro, que no es nada más que un reflejo del tuyo, y es allí cuando te das cuenta de que ambas estáis en las mismas, las dos llevábamos esperando ese momento demasiado tiempo, y ahora parece que el tiempo se nos escape de las manos.

- ¡Joder! -dijo Mimi lanzando su espalda contra la cama derrotada. Sin apenas darnos cuenta habíamos recorrido el corto camino entre el sofá y la habitación y ahora Mimi restaba estirada en la cama, con las piernas colgando, y yo seguía de pie, rozando sus piernas y mi cuerpo inclinando hacía delante.

- ¿Ya estás cansada? -dije mientras mi mano recorría el rostro de Mimi hasta llegar al cuello- Si acabamos de empezar -acerqué mis labios al cuello de Mimi para dejarle un suave pero apasionado beso.

- Sigue -respondió Mimi con un hilo de voz. Y seguí. No tenía ni idea de hacía donde debía seguir ni que tenía que hacer, pero tampoco fue necesario, simplemente seguí mis instintos más primarios. Puse mis manos sobre el vientre de Mimi, que con el top que llevaba quedaba completamente al descubierto, mis manos estaban frías y su cuerpo caliente, muy caliente, subí mis manos suavemente por el torso de Mimi aproximándome a su pecho.

- ¿Puedo? -Mimi asintió con la cabeza y procedí a quitarle la parte de arriba de la forma más patosa y menos sexy que pude, estaba nerviosa, y si ya de por sí no se me daba bien hacer estas cosas, hacerlo algo bebida y de los nervios, no podría salir bien a la primera. Mimi intentaba guardar la risa que le estaba provocando dicha situación y yo intentaba lo mismo mientras me peleaba con el top. Mimi se incorporó de nuevo, de forma que yo quede sentada encima suya y nuestras cabezas quedaron a la misma altura, y procedió a quitarse el maldito top blanco.

- Sí lo sé me pongo tu regalo -me susurró Mimi a la oreja. Mimi introdujo sus manos dentro de mi camiseta para agarrarme de la cintura, tal y como había hecho yo unos segundos atrás. Yo misma procedí a quitarme la parte de arriba y el sujetador de forma que ambas quedamos con los torsos desnudos. Mimi volvió a tumbarse en la cama de nuevo y yo volví dónde me había quedado, mientras mi mano derecha bailaba en el torso de Mimi, la mano que me quedaba libre jugaba a enredarse entre sus mechones rubios, masajeando levemente su cabeza. Noté como la mano izquierda de Mimi me agarraba fuertemente por la parte baja de la cadera, mientras que con la mano derecha se agarraba a las sabanas blancas de la cama. Mis manos empezaron a bajar por el rostro y el torso de Mimi, hasta que una de ellas se chocó con sus pantalones. Mimi instantáneamente desabrochó su estrecho pantalón, mientras yo me tumbé a su lado. Introduje mi mano dentro de las bragas de Mimi, concretamente unas bragas negras de encaje que parecían seleccionadas para una ocasión especial, y mis dedos empezaron a bailar solos allí dentro. Mimi, que tenía su rostro pegado al mío, empezó a respirar aceleradamente. Yo continué, sin saber muy bien qué hacía, suave y con cuidado, Mimi bajo una de sus manos y recorrió todo mi brazo hasta poner su mano encima de la mía y tomando el control de esta, yo, por supuesto, me dejé llevar. Noté que su respiración seguía acelearando- Más fuerte, sin miedo -me susurró al oído y empezó a retirar su mano de la mía, mientras yo seguía con lo que me había pedido. 

Terminé la faena con Mimi y caí rendida a la cama de nuevo, el corazón me latía a una velocidad muy superior a la habitual y por un momento noté que me costaba coger aire.

- Me toca -me volvió a susurrar Mimi mientras desabrochaba mi falda. Me subió un calor de los pies a la cabeza, ahora la que estaba fría era ella y la irradiaba calor era yo. Mi piel se erizo por completo mientras Mimi coqueteaba con mi ropa interior, finalmente, retiró mis bragas y cerré los ojos. Intentaba controlar mi respiración y mi pulso con poco éxito, cada vez se aceleraba más hasta que no pude contenerme y solté un gemido, abrí los ojos y me incorporé de golpe, mientras seguía respirando muy rápidamente. Mimi me miró y sin mediar palabra supe que me estaba preguntando si estaba bien.

- Sigue -respondí.


🖤🖤🖤


Caí rendida en la cama, como si hubiera corrido un maratón, mi peinado se había desecho por completo y mi pelo estaba esparcido por toda la cama. Mimi se tumbó a mi lado y empezó a acariciar mi ondulada y morena melena, mientras yo recuperaba el aliento. Mimi aproximó su rostro al mío y dejó un beso en mi mejilla, a continuación se acercó a mi oreja y me volvió a susurrar.

- A mi también me gustas


Martes 7 de abril - Día 25 de confinamiento

Atrapadas en Madrid | ‪WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora