Capítulo 9: Olor de botarga

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Le había entregado a Hayden mi cargador con diamantina esta mañana

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Le había entregado a Hayden mi cargador con diamantina esta mañana. Lo encontré cerca del salón de música, entablando conversación con Ethan y otros dos chicos. Sin decirle nada, le tendí la mano, y sonriéndome me entregó devuelta una gran barra de chocolate blanco.

Y cuando digo "gran" me refiero a GRAN. Sustantivo de grande.

Me alejé de ahí antes de que me integraran a su conversación o de que alguno de los dos chicos me dirigiera la palabra para equis cosa. Apresurada, llego a donde está Libby quien antes de verme, estaba a un pie de entrar a clases.

—Adivino, entregándole tu cargador a Jones —me sonríe. Ambas entramos a clases y sin darnos cuenta, nos sentamos en dos lugares al azar.

—Aclaro: es prestado —de una esquina abro el papel envoltorio donde se lee "Hersey's"

—Me pregunto cuánto tardarán con eso. ¿No te aterra que te lo descomponga o que ya de pronto no te lo devuelva?
—jala mi brazo para robarle una mordida a mi chocolate ya empezado. No me quejo.

—No —respondo con la boca llena espero unos segundos a pasar el bocado y prosigo—. Tengo la ventaja de ser subjefa de grupo y podría hacerle la vida que resta en la preparatoria hecha añicos.

—Además de que su mejor amigo es mi novio —agrega con orgullo.

—Entonces ya serían dos ventajas.

La chicharra suena. Dos clases compartimos con el grupo de Ethan y Hayden. Y esta era una de esas. Entra el tumulto de alumnos restantes y por detrás llegan Ethan y Hayden. El primero mira a mi amiga morena, quien haciéndole una señal, le da a entender que se sentará con su amigo que a su vez, agarra un lugar cerca de Josie.

—¿Cómo le haces para no caer en celos tóxicos y ambiciosos cuando ves a Ethan hacer eso? —pregunto con un bocado más del chocolate.

—Respeto amiga. Respeto. Cuando lo experimentes sabrás que toda la base de una relación, es el respeto.

Quisiera preguntarle más. Jamás hemos entrado en temas de conversación como este. Hablamos de cosas más superficiales como los regalos que se llegan a dar entre ellos, comentarios de ambas familias hacia el otro, cosas por el estilo.

Nunca he tenido una relación a mis diecisiete años de edad. Los chicos que se han acercado a mí a querer intentar algo conmigo –que además son contados–, huyo antes de que algo pase. Y mi increíble mente ataca con inseguridades y preguntas al tema como "¿Y si me termina por no gustarle?", "¿Me engañará a la semana de andar?", "Querrá algo de mí y por eso quiere andar conmigo".

Entrando al salón, llega un profesor que no debería estar aquí puesto a que la clase de esta hora no es de él. Es el entrenador del equipo de fútbol americano. Los fabulosos Bulldogs.

—A ver. Chicos. Los otros tres grupos me rechazaron, espero esta sea la vencida siendo la tercera —pone sus manos a los lados de su cintura—. El chico que trabajaba para mí de mascota para el equipo se ha retirado. Al parecer era poco para él ser una gran mascota para un gran equipo como es el de nosotros —los chicos aplauden aludiendo a sus palabras—. Por lo tanto estoy en busca de algún suplente. ¿Alguien se anima a serlo?

Riley, ¿me prestas tu cargador? (VERSIÓN LARGA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora