Capítulo 19: Donkey Kong

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El haber tenido la llamada inesperada con Riley por la madrugada, algo en mí había cambiado

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El haber tenido la llamada inesperada con Riley por la madrugada, algo en mí había cambiado. Es decir, no me refiero a algo sentimental. O tal vez sí. Pero con respecto a Josie.

Esa rubia me había llamado la atención en cuanto entramos el primer día al salón de clases. Todos estaban en silencio de los nervios, incluyéndome. Pero ella no. Ella podía entablar una conversacion con quien fuera. Hasta con una planta si ella así lo quería.

Tal vez, sus ojos tenían un color muy normal. Y su cabello la hacían ver como la típica chica mala de las historias. No, no es mala, si es lo que creen. Ella se acoplaba a todas las cosas que existían. Si ella quería meterse a teatro, iba a ser la mejor actriz. Si ella se metía a baloncesto, dejaría a todos con la boca abierta. Y si ella quería convertirse en porrista, sacaría rutinas de la manga. Había algo en ella que me hacía querer acercarme más y más.

Sin embargo, al convertirme en su novio, todas esas cosas sobre ella, se rompieron. Y me dejaron a la vista a una Josie sencilla y semejante a cualquier persona. Ahora para mí era una chica aburrida por más malo que suene eso. Va de compras cada fin de semana, sus amigas y ella están al tanto de la vida de los demás y la pedicura predominaba más en su vida que un libro. Y no niego que ella es buena para cualquier cosa, pero no es aquí donde saco la típica frase de: no es mi tipo.

Yo busco más allá que una chica a la que le importa estar hermosa las veinticuatro horas del día.

No se me olvidan aquellas veces en las que intentó culparme de estar obsesionado con Riley. Ella requiere atención. Demasiada. Y no entiendo porque, si ella dispone a casi la mitad del alumnado con los ojos sobre ella.

¿O me estaré equivocando?

—¿Irás con Josie? —asiento—. La acabo de ver en el aula siete. Creo que ensayará para una obra de teatro —resoplo.

Nunca antes había hecho esto. Es mi primera novia sin contar el amor platónico que tuve con la otra chica, la Donna que no se come. Así que supongo es normal estar nervioso.

Le había dicho a Ethan que quería hablar con ella al día siguiente que aprobé el examen. Él como buen y cercano amigo me entendió a qué me refería. Pero terminó diciendo que era mi decisión y que no influiría en ella.

—Te veo ahorita en unos quince minutos
—mi amigo afirma con la cabeza y tomamos diferentes caminos.

En lo que me encamino hacia el aula que dijo Ethan, voy ensayando mis posibles diálogos al estar cara a cara con Josie.

—"Mira Josie, verás, no eres mi tipo". No, eso suena muy cruel —doy vuelta en una esquina—. "Josie... —hago una
pausa—, las saladitas son horneadas". Rayos, eso tampoco.

A la izquierda del corredor veo la vitrina donde están los trofeos. Y en el vidrio veo mi reflejo, así que me quedo de pie por un momento viéndome.

Riley, ¿me prestas tu cargador? (VERSIÓN LARGA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora