Es al término de cada año que se hace un evento de verano. Algo así como un regalo para los alumnos y profesores por el gran esfuerzo a lo largo del ciclo escolar. Las autoridades como lo es el director, te dan el apoyo económico siempre y cuando no sobrepases mucho los límites y le des una cantidad aproximada del dinero que necesitas con todo y comprobantes. Para una diversión mayor, nos dejan toda la responsabilidad a los alumnos más destacados cada grupo. Estaban por poner Josie, puesto a que muchos profesores la consideran como una "alumna creativa". Pero vamos, no íbamos a dejar que la rubia hiciera de un evento especial una pasarela de Dolce & Gabanna.
—Pero cuando vea a Robbie, le daré un amigable abrazo con mis brazos rodeándolo por el cuello hasta ponerlo morado y...
—Libby —ella me mira—. No harás nada y por favor, deja ya lo de Robbie. Ahora sólo quiero enfocarme en el evento —señaló el cuaderno donde tengo todo organizado para el evento que tengo en mi mano.
Robbie fue un patán y lo que le sigue de ello, toda la semana no se presentó a ofrecer alguna disculpa o siquiera una explicación ante su comportamiento con los otros dos chicos, aclarando que un par de veces lo topé a mitad de clase donde solo intercambiamos choques hombro a hombro. No me molesté en lo más mínimo para dirigirle la palabra, no iba a vaciar mi orgullo en un chico como él. En casa mentí para que mamá me creyera la historia de que no me había gustado mucho mi salida, incluyéndolo a él. Después de todo, no está muy alejado de la realidad.
—De acuerdo —rueda los ojos—. Déjame decirte que Hawai fue una grandiosa idea y a muchos les gustó.
—No entiendo porqué no se les ocurrió antes —me encojo de hombros—. Es decir, es obvio. Hawái, verano.
Entramos a la sala donde están todos los compañeros del comité. Abarca los cinco grupos de cuarto grado. Cuando mi amiga y yo escogemos nuestros lugares y nos acomodamos, uno de nosotros me da la palabra para explicar todo lo que tengo hasta ahora.
—De acuerdo —echo un vistazo rápido a mi cuaderno—, le he pedido al profesor de natación que nos haga favor de prestarnos la alberca que está al aire libre está en la parte de atrás del instituto y ese mismo lugar es espacioso para acomodar muy bien todas las cosas.
Sigo explicando lo demás que necesitaremos y que usaremos para la ocasión. Libby se encarga de echarme una mano diciendo que ella sabe sobre lugares donde venden cosas con temática de Hawái. Aprovecho para decir que la parrilla para asar carne también la he pedido prestada junto con otras tres para que sean suficientes y eficientes a la hora de elaborar hamburguesas para todos. Las mesas y sillas se encuentran en la bodega escolar.
—Me parece brillante todo Riley —señala el jefe de la asociación de alumnos, mordiendo un bolígrafo.
—No será mala idea servir carne asada, hamburguesas y bebidas frescas —apunta otro de los compañeros.
—Y poner buena música —oigo decir a alguien más.
Aclaramos unas dudas más entre nosotros y quedamos al tanto de los tres días exactos que tenemos para arreglar y preparar todo. Mismos que se pasaron volando. Fueron de mucha presión tanto para el comité de alumnos como para los profesores que prestaban algo de su tiempo para ayudarnos en lo que necesitáramos. Hayden estuvo un momento molestando cuando yo llevaba cargando las cajas de catón llenas de decorativos que irían directo a las barandillas y alrededores de la piscina.
—¿Segura que no ocupas ayuda? —vuelve a preguntar una vez que quitó la pesada caja de mis brazos delgados.
—No —respondo. Intento quitarle la misma pero la mueve al otro costado de él—. A menos que quieras hacer flores de papel crepé y colgarlos en el hilo blanco de la mesa de dulces.
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Riley, ¿me prestas tu cargador? (VERSIÓN LARGA)
Novela JuvenilHayden, un chico guapo, carismático y algo popular, es partícipe de un castigo que le imponen sus padres quitándole el celular y por ende su cargador. Él, adicto al aparato, se ve obligado a conseguir un nuevo celular y un nuevo cargador... Cuyo ca...