Capítulo 18: Pizza Loca

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Todo el día pasé las clases comiéndome las uñas y escupiéndolas siempre y cuando no me viera nadie haciéndolo

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Todo el día pasé las clases comiéndome las uñas y escupiéndolas siempre y cuando no me viera nadie haciéndolo. El examen de Hayden estaba programado para las 10:30 en punto de la mañana. Duraría más o menos las dos horas y tendrían que esperarse después de la jornada escolar para esperar su calificación.

El propósito del examen era subir un poco la calificación del alumno que fuera reprobando la materia que fuera con el fin de no fueran al examen especial que era el triple de esfuerzo que este.

Obvio Hayden no atendía el celular y su última conexión era a las 9:56 am. Hora del almuerzo. Donde con bromas explicaba que todo iría bien y que saldría victorioso. Claro, dejando de lado los comentarios "graciosos" de Libby que nos dejaba en claro el parecernos a unos mapaches con las ojeras que conseguimos ayer.

—Riley, no duermas —mueve mi hombro Libby, susurrando para no interrumpir la clase de biología.

—¿Mmh? —tengo los ojos cerrados con mi mejilla puesta sobre la palma de mi mano. Es inevitable no cerrarlos. Es como si yo no pudiera hacer algo para remediarlo.

—La clase aún no termina —sigue diciéndome con voz baja.

—Ya sé —me quejo por lo bajo.

Escucho a la maestra hablar sobre los genes y cromosomas. Más no puedo entender cuál es el punto de toda la platica que por ahora, la encuentro aburrida. Mis ojos se cierran y cuando soy consciente de ello, intento abrirlos pero es una secuencia que no termina.

Sacudo mi cabeza para avivarme un poco y me pellizco el brazo para reaccionar. La noche de ayer ha sido la única y espero última vez que he dormido así de tarde. Las otras veces han sido por ser fin de semana y por eso no hay problema. Como en día de clases despierto una hora y media las temprano que la mayoría, he dormido tan sólo cuatro horas y mis ojeras las he ignorado todo el día, de ser lo contrario, estaría pidiéndole ayuda a Libby por ocultarlas.

—Señorita Hughes, ¿tiene alguna duda? —el salón entero voltea a verme esperando mi respuesta.

Aquí es donde pregunto: ¿por qué cuando un maestro señala a un alumno, todos voltean? Es decir, no sé si es por chismosos o porque hay un reflejo en nuestro cuerpo que nos incita a voltear.

—No, puede continuar —la maestra no muy convencida asiente y prosigue la clase.

Libby pese a todo, tiene una mirada divertida en su rostro. La veo arrancar un pedazo de papel en sus últimas hojas del cuaderno, escribe algo rápido, y me lo pasa desapercibidamente.

«Quién diría que Riley Hughes tendría ese aspecto tan demacrado y no prestaría atención a las clases. Y todo por un chico».

La letra escrita con tinta azul está en desorden por la prisa con la que Libby escribió. Me tomo el tiempo para escribir mejor que ella incluido los acentos, sirve que pierdo algo de tiempo para dejar pasar más rápido la clase.

Riley, ¿me prestas tu cargador? (VERSIÓN LARGA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora