—Acabas pactar con el demonio —señala Riley a unos minutos de terminar con el estudio del día.
—¿Por qué lo dices así? —río.
—Tú estás muy seguro de que no aprobaras el examen —tamborilea el lápiz contra la mesa—. Debes conocer la Ley de Atracción.
—¿Ley de Atracción? —Riley pone sobre todo una hoja en blanco más y con lapicero empieza a rayar.
—Es la creencia pseudocientífica de que los pensamientos sea conscientes o inconscientes, influyen sobre las vidas de las personas, diciendo que son unidades energéticas que devolverán a la persona una onda energética similar a la emitida —todo esto lo dice mientras va formando un esquema para hacerme entender—. Es decir, que los pensamientos en emociones, creencias, anhelos, deseos que una persona anhela se atrae provocando lo que pensó.
—¿O sea que debo atraer un examen con buena calificación —asiente.
—Algo así. Debes sentir que ese examen te lo están dando, que ya lo tienes ganado. Pero no todo se lo dejes a la ley.
Terminando la clase llamo a Ethan preguntándole si tiene a su disposición el auto. Al contestarme que sí, no tengo que decir más pues ya en quince minutos llega y agradeciéndole nuevamente, me voy de su casa con la batería de mi celular llena y contenta y mi estómago lleno y contento.
Subiendo de copiloto siento el fresco aire acondicionado del interior refrescándome un poco sacándome la comida de los dientes. Entre hermanos hay confianza, ¿sí?
—¿Qué tal la clase? —suelta Ethan conduciendo—. ¿Buena maestra?
—Créelo o no, Riley sabe enseñar —respondo a un con el dedo dentro de mi boca—. De hecho pensé que me castigaría por cada respuesta mal que tuviera pero no es así. Tiene bastante paciencia.
—¿Jossie está de acuerdo al respecto?
—dejando de sacar fresa y kiwi de mis muelas, seco el húmedo dedo índice en mi pantalón.—No tengo idea del porqué no le dije que se trataba de Riley.
—¿Miedo?
—No creo —contestó inmediatamente—. Jossie es comprensiva, ya la conozco. Pero ella tiene en claro que Riley y yo hablamos por un cargador, estamos empezando una rara amistad y ¡tadán! Ahora estoy en su casa estudiando matemáticas. Y creo que mi novia no está lista para esta conversación.
Ethan paró en seco para detenerse ante una luz roja en un crucero. Voltea a verme sin comprender. Claro, es Ethan y no entiende los memes. Está como mi mamá, que cuando le enseño uno me pregunta: "¿Quién es él? ¿Lo lastimaron? ¿Es de tu escuela?" Mamá, sólo ríete.
—Lo vi en una página de memes en español, algún día deberías seguirlas. El traductor de Google me ayuda mucho a entenderlos.
Mientras tanto, Ethan va contándome lo bien que la pasó con Libby que juntos se terminaron dos pizzas enteras y un refresco de tamaño grande sabor manzana para cada uno. A veces los envidio en buena manera. Libby es una chica extrovertida de mente abierta, con estos dos aspectos hacen diversión entera para su pareja y a cuantos la rodean.
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Riley, ¿me prestas tu cargador? (VERSIÓN LARGA)
Teen FictionHayden, un chico guapo, carismático y algo popular, es partícipe de un castigo que le imponen sus padres quitándole el celular y por ende su cargador. Él, adicto al aparato, se ve obligado a conseguir un nuevo celular y un nuevo cargador... Cuyo ca...