Capítulo 20: Franjas rojas y blancas

2.5K 213 49
                                    

Fue suerte el que hayamos perdido la última hora de clase debido a la falta del profesor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Fue suerte el que hayamos perdido la última hora de clase debido a la falta del profesor. Por lo que salimos una hora antes y fue mejor para mí y mi próxima cita con Robbie.

¿Acaso puedo considerar esto una cita?

Me había mandado un mensaje ayer por la tarde, bueno, más bien yo lo mandé con ayuda de mi mejor amiga. Pero bueno, creo que la finalidad era la misma.

Al salir, Robbie se acerca para preguntarme dónde se encontraba la parada del autobús más cercana a mi casa. Se la di.

—No entiendo porqué no viene hasta la puerta de tu casa —Libby se acomoda el bolso en el hombro.

—Tal vez le dé nervios acercarse a mi casa por mi hermana y mi mamá —aseguro.

Todavía ayer en la noche cuando estaba por dormir, mi corazón seguía palpitando más rápido que un hámster sobre una rueda giratoria. Tuve miedo de que me diera un paro cardiaco y morir antes de salir con Robbie.

Cuando llegué a la escuela, sólo recibí una ojeada rápida por parte de él. Eso y una sonrisa de lado que duró unos cuantos segundos.

—Hola señora Hughes —saluda mi amiga al entrar a casa.

Era obvio que no iba a perder la oportunidad de ayudarme a arreglarme para mi cita. Y yo tampoco pensaba dejarla de lado sabiendo que ni una diadema me puedo poner en la manera correcta.

Entrando, vemos por la ventana de la cocina, está de pie frente a la mesita, a lado de la estufa, está partiendo pedazos de lechuga. Probablemente esté habiendo ensalada como siempre la hace cuando no sabe otra receta más por hacer.

—Cariño, hola —ella se acerca para saludar a la castaña como lo hacen cuando ella viene a casa—. ¿Todo listo para la cita? —mamá me mira para guiñarme un ojo. Me sonrojo pero sin gesticular la cara.

—Aún no —mi amiga sonríe mirándome también.

—Bueno, antes de que empiecen coman. Necesitarán tener el estómago lleno.

Ambas dejamos las mochilas en uno de los sillones de la sala. Lugar donde está Pearl, viendo caricaturas extrañas que no había en mi época infantil.

—Hola Pearl —la pequeña le regresa el saludo a mi amiga sonriendo.

Cuando dejamos la sala, entramos a la cocina a lavarnos las manos y a ayudar a mamá para servir la mesa. Este día hay ensalada, pan y agua de fresa natural en el menú. Tal como lo dije: ensalada.

Sin pensarlo, dejo de lado las rodajas de tomate que hay en la ensalada. Mamá sonríe. Al parecer estaba esperando a que yo hiciera eso.

—Por primera vez comete los tomates Riley —dice Libby a mi lado. Ella toma las rodajas de mi plato y se las come—. No saben a nada —lo dice aun con comida en la boca.

Riley, ¿me prestas tu cargador? (VERSIÓN LARGA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora