Daños Colaterales

15 2 0
                                    

(Donna y Alex)

Solo fue una más del salón de clases hasta que mencionó un nombre prohibido para cualquier boca femenina además de la mía. Mis ojos se clavaron en ella prediciéndole un futuro en ruinas mientras se me dibujaba la sonrisa del pirómano que ve un volcán en erupción. << ¿Quién se creía que era para hablar de Andrés? ¿Por qué pensó tener semejante derecho? Ay..., si ella no me conocía comenzaría hacerlo ahora y de la peor de las maneras. >> Olvidé que estaba exponiendo uno de los exámenes más importantes del curso y me dirigí a su puesto para someterla al tercer grado. Mientras tanto, la verdad no tengo la menor idea de lo que pasaba mientras tanto, pero sé que nadie fue capaz de musitar vocablo alguno.
Finalmente resultó ser otra ilusa con la que se entretuvo por un par de semanas, pero además supe que fue la misma por la que lloré cuando nuestros amigos mencionaban una presencia en la vida de él, la misma detrás de quien Andrés se fue una tarde de aquel fin de semana idílico en la casa de la playa, la misma por la que me dañé al buscar como siempre mensajes de alguien en el móvil suyo, tres años atrás. Confieso que no me comí demasiado la cabeza con aquella idiota en su momento, porque sabía que como con todas, andaría un par de semanas y volvería a mí, como siempre que salía a buscar lo que aun no ha encontrado (o no tuvo pantalones de ver delante de él en su momento), y así fue. Pero mientras no sucedía yo realizaba mi mantra automatizado, me preparaba para que me hiriera, por eso desde antes del principio busqué mensajes, motivos, inventé dolores (y se sentía más real que nada que tuve en la vida) y llegó a joder. Jodió desear que apareciera y que no pasara, que no se diera cuenta que no había nada mejor que yo donde mirase, que no sintiera lo mismo, que no me llamara, que no me escribiera, que no me pensara, que no nos quisiera, que nada sucediera. A fin de cuentas jodió no ser ella ese par de semanas, no ser siempre yo, solo yo.
Con él nunca tuve manera de vengarme que sintiera hubiera sido efectiva, cuando creía haberlo conquistado todo, me encontraba con las manos vacías otra vez. Yo vivía para hacerlo volver, él vivía… y cuando creía que no hacía falta en mí, regresaba para recordarme "no te vas a librar de esto tan fácilmente". Al quedarme más que claro, se marchaba nuevamente. Batallábamos por el mismo premio en dos juegos totalmente opuestos que nunca estuvieron destinados a encontrarse. Por lo que en mi mente, todo fue su culpa y se lo intenté demostrar de cada manera posible, pero era como intentar que un colibrí y una estrella marina llegaran a un acuerdo. Él prefiere volar y visitar los mismos lugares ocasionalmente, ella prefiere la tranquilidad del fondo marino. Parecía una injusticia hacerle pagar por cosas que escapaban de su comprensión, porque nadie entiende lo que jamás ha sentido y pues él se empecinaba en culparme a mí de todo, como si haberlo alejado forzosamente de mi vida una primera vez lo obligase a pagarme toda una vida con lo mismo. Y supongo que esto lo comprendí demasiado tarde (o quizás justo a tiempo) porque en aquel momento, en aquel salón, con aquella teniendo el valor de cuestionar quién era yo en la vida de Andrés, no había en mente alguna o realidad posible, mayor culpable que ella.
Poco precisé para borrarle la sonrisita del rostro y la arrogancia de la sangre. Digamos que los humanos son mis peces de colores y los círculos sociales mi pequeño acuario en casa, me gusta quedarme horas analizando sus comportamientos, sus porqués, sus próximos pasos, sus deseos. Así de casualidad sabía (yo y solo yo, por mucho que lo refutara cualquiera) que esta... llamémosla Maika, estaba interesada en lo que todos denominaban "el guapo de clase" (para mí no era más que otro descerebrado con el que perder horas de vida en una "conversación" que no iría para ningún lado más allá de lo típico), y que además quería organizar ese fin de semana una salida nocturna grupal (en la cual, por experiencia propia, sabía que tramaba para atacar a la presa que llevaba semanas asechando). No sé si es el odio por las personas banales que desprendo o lo poco que me simpatizan los hombres, pero por arte de magia, la presa del guaperas era yo (lo cual tampoco acababa de saber, lo sentí desde el minuto uno, porque hay que admitirlo, si hay algo que son los hombres, es obvios). Claramente aproveché la oportunidad que se presentaba ante mí como la estrella de Belén y para la noche en que ella estaba lista para efectuar su plan, él apareció de mi mano…Tal vez ahora a sangre fría ustedes lo piensen, y crean que no valieron la pena esos dos días de mierda aguantando su voz mientras hablaba de mil futuros posibles, en los que ¡pobrecito!, solo él se veía conmigo. Pero valió de mucho... No por Maika, ni por Andrés, ni una estúpida venganza sobre no sabía ni qué (porque aunque no me esperaba que ella fuera esa chica, el hecho de que me doliera, fue otra de mis creaciones magistrales), sino por mí. Después de besar a ese chico y no querer volver a verlo nunca más (como sieeempre me ocurría, desde el primer beso -obligatorio- que recibí), me di cuenta que desde que Andrés había entrado a mi vida, mis acciones no eran más que el resultado de un juego. Uno que yo había programado para destruir todo aquello que un día me "destruyó", y si nada lo hacía, yo conseguía que sucediera. Porque por más que me juraba querer tenerle constantemente, no era cierto. Porque lo tuve, 6 semanas de mi vida lo tuve y la necesidad de enviarlo lo más lejos posible de mí fue más grande que la estupidez humana, y por y para nada, solo para entretenerme en hacerle volver e irse cada día. Por eso él me ve a mí como la mayor hija de puta y a él mismo como una víctima que ha intentado recomponer su orgullo de la peor de las maneras. De hecho, Andrés apareció en mi vida por resultado de otra pequeña y absurda venganza, su novia digamos que la quería tener como mi... “amiga”, no me lo permitió, y así mágicamente al saber que Andrés (el chico que veía desde la infancia en mi círculo familiar), era su novio, no me quedó más opción que morir por él... Mi vida fue un universo virtual durante taaantos años... Quería ganar ese videojuego que me había creado y demostrar algo, al menos conseguir poder sentir una emoción correcta y no sucia, pero no había hecho más que borrarme para pintarle a él, la pantalla más complicada de mi juego, ¿y todo para qué si ni me provocaba tenerle en mi cama? Y eso lo tenía claro. De hecho cuando ya empezaba a sentir que estaba recuperando a Andrés, volvía a aburrirme y lo volvía a sacar de la partida. Aparentemente he vivido queriendo sentir pena, tristeza, deseando tener emociones con las que luchar. Me recuerdo forzando recuerdos, lágrimas, encerrándome en mi cuarto supuestamente por la angustia de no tenerle, y de vedad tenía impotencia de la vida pero no por él, por mí, por no vivirla. Andrés siempre estuvo a una llamada y una conversación de distancia, y yo nunca quise hacerlo. Al final cuando lo tenía cerca no entendía por qué había querido eso en algún momento, porque sí, nos divertíamos pero como con cualquier amigo, unas copas de más y un par de chistes tontos, pero ni me gustaban sus besos, ni me llamaba la atención hacer lo que hacían todas (lo cual evité siempre). Estar con un hombre a solas era una circunstancia que no podía permitir, era una fobia, no eran nervios, eran ataques de pánico que me invadían por no saber cómo salir de la situación. ¿Cómo carajos le iba a explicar a nadie que no me gustaba eso, que no lo quería hacer, y que con quién único me quería quedar a solas era todo lo opuesto a un hombre, si ni yo entendía qué era eso? No podía, por eso creo que viví pretendiendo ser igual, desear y hacer cosas normales, aunque nunca las hiciera del todo, por lo menos me inventaba mi universo de situaciones, dolores y alegrías donde pasaba desapercibida.
Aquella venganza personal, me abrió los ojos y fue el último acto que le dediqué a él y a aquel mundo, porque mientras estaba con el guaperas, mi mente no estaba en Andrés, ni en Maika, ni en mi victoria, estaba un poco más lejos, estaba como siempre: en Alex. Mi mejor amiga a quien todavía no me atrevía a llamarle novia después de tres meses viviendo juntas, fue la partida que jamás me atreví a priorizar porque de la de él era tan difícil desprenderme, era pura inercia cada batallita, era todo lo que conocía, salir a la vida real era demasiado extraño. Y  había pasado ocho años tratando de entender por qué, de los cuales Andrés formó parte durante cinco y Alex cuatro. Pero entendí Andrés, que ganarte a ti, era la mayor de mis pérdidas. Fuiste siempre mi vía de escape de la realidad, lo fácil a lo que volver cuando se revolvían mis demonios y me forzaban a responderme ¿por qué pasaba tantas horas pensando en mi profesora?, ¿por qué me escondía para tomarle fotos a la esposa de un amigo para luego verlas a solas?, ¿por qué corría dando gritos si me veían mirando en la televisión a dos mujeres besarse sin sentir asco?, ¿por qué quería que todas me vieran como más de lo que me veían?, ¿por qué quería tenerlas a solas en un sitio donde nadie en el mundo pudiera entrometerse, donde no le pareciera una loca a mis amigos ni una demente a mi madre, donde ellas me explicaran (no sabía ni cómo) por qué sentía todo aquello y qué estaba mal en mí? Interrogantes muy difíciles para una persona como yo, con una familia como la mía, viviendo en una burbuja en la que no existía la posibilidad de que a una mujer no le gustara un hombre, con mi ausencia de criterio, de valor, de autoestima y mis inmensos miedos y voluntad de comerme todo lo que realmente me dañaba y encapsularlo en el corazón para dejarle espacio a la vida que hacían todos...
Alex no era parte de ningún mundo virtual, ella era la vida real, fue muchos años mi demonio constante, al que tanto le huí, el único que me hizo aventurarme a descubrir la verdad tras cada pregunta y aun así, seguía teniéndole miedo al mundo, al qué dirán, a todos los que se iban a ir, a cómo cambiarían las cosas, a la nueva manera que tendrían de verme, a lo que pasaría a ser mi adjetivo y descripción de por vida, a todo lo que iba a tener que enfrentar con el mismo poco valor con el que vivía... Pero lo hice, cuando me di cuenta de todo esto porque si de nada valen los miedos, mucho menos vale una vida anestesiada. Quizás para mí y Alex ya era demasiado tarde, era una situación complicada y ella no contaba con más valor que el mío, pero no fue tarde para mí, para vivir, para mis victorias, para enfrentar al puto mundo que me di cuenta NO ME HACE FALTA PARA NADA, porque para eso siempre habrá tiempo.
Hoy ya no van los juegos, me enganché a esta vida real que poco fácil es de por sí, y a veces me escapo en mis historias a mundos virtuales, pasados, posibles, reales... o quizás no tanto, pero puedo sonreír ganando guerras propias, olvidando las venganzas y sin programar acciones o sentimientos. ¿Y quién lo iba a decir? Así, acabé "ganándote" al tenerte a unos centímetros rogando un beso que jamás fue recibido porque vives como si el tiempo no hubiera pasado, te quedaste detenido en él y no sabes avanzar después de casi cuatro años de mi última venganza. Pues hoy sigues en mi vida como quise, pero jamás de la manera que pensé y no podría imaginarte ya de otra, creo que al final siempre te quise solo como mi amigo, compañero de risas, rondas de tequilas y malos bailes. Pero no me arrepiento de nada vivido, tal vez solo de no haberlo hecho más por mí, desde mucho antes. De esto aprendí, que para nada vale huir de tu verdad porque siempre te encuentra, y que no hay camino más lindo que ella, aunque tardes en discernirlo debido a su gran dificultad. Hoy, Andrés, tú sigues con una que otra ilusa de vez en cuando, y yo a un paso del altar, no con Alex, con una mujer mucho más maravillosa: Paola. Y al final este es un cuento más y aquella “Maika”, solo la chica que se involucró con el menos oportuno y provocó a la mujer equivocada..., y el "guaperas", bueno... dicen que las historias de "venganza" se llevan a más de uno por delante, y para que yo escribiera la de mi descubrimiento, esa precuela fue necesaria y todos ellos se redujeron a simples daños colaterales.

Todas Las Mujeres De Donna II | En Proceso | Temática LésbicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora