Vuelo a Madrid

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-¡Dónde está mi camiseta blanca! ¡Seguro no me la lavaste! -esputó él-. ¿Ahora qué coño me pongo?
-Cualquier otra -dije y a salí del vestidor.
Él me agarró por los cabellos haciéndome verle a los ojos, nunca había visto tanta la rabia de cerca. Él intentaba que no escapara, comencé a manotear y empujarlo para zafarme y cuando casi lo había conseguido, me levantó en peso. Mi cabeza miraba al suelo, no me explicaba ni cómo lo había hecho y entre llantos lo arañé, sacó mi cuerpo por la ventana y gritó: <<¿quieres que te lance?>>. Mirando al vacío no dudé un segundo que sería capaz, fue la primera vez que temí por mi vida. Hice silencio y él me devolvió al suelo.
-Mira cómo me dejaste lleno de arañazos. ¿Ahora cómo voy a la universidad?
-La base te lo cubre -dije aplicándosela en las marcas-. Esto no puede volver a pasar...
-Si te lo vuelves a ganar va a volver a pasar -respondió apático y no se volvió a tocar el tema.

Mi corazón late fuertemente y mis manos no dejan de temblar, me siento sola en esta cama dando vueltas, atrapada en mis pensamientos, en recuerdos que se desbloquean. No puedo soportarlo, las lágrimas no paran de aflorar junto a miedos que me envuelven. <<¿Y si me vuelve a suceder? ¿Y si no veo venir el comienzo? ¿Y si me hago tan dependiente que soporto cualquier cosa? ¿Cómo podría enfrentarme a eso ahora que soy más débil que nunca?>> Después de ser humillada es imposible no temerle a la repetición. Acabo de ver la primera temporada (ni siquiera soporté la segunda) de una serie que me recomendó mi amiga Julia para relajarme que dijo era algo ligero sobre tres madres pijas. Cuando la vi me pareció todo lo contrario y me vi envuelta en una vorágine de rabia y ansiedad porque una de ellas fingía un matrimonio perfecto pero estaba lleno de violencia. Verlo, verme, fue el detonador a esta crisis en la que me cuestiono todo y temo terriblemente dejar mi vida entera por tomar un vuelo a Madrid. Pienso en llamar a Paola mi prometida que en pocas horas despierta pero me siento absorta de la realidad y no es justo echarle en cara cicatrices de heridas que no infringió. Me tomo el Clonazepam y sigo pensando más de lo que cualquier ser humano debería tener permitido.
Al hablar de la serie Julia dijo no soportar justo al personaje con el que empaticé. Me da tanta rabia que la odie por ser <<tan estúpida y sumisa>>, me duele que las personas no entiendan que no es una elección. Verse atrapada en una relación abusiva le puede pasar a cualquiera, no lo ves venir, de un momento a otro estás en una telaraña tan bien tejida que te aterra la idea de escapar, la vida más allá de eso, el que la araña te vea y te devore y te resignas a esa muerte, parece menos inmediata que una rebelión. La gente solo piensa que no tienes carácter, que desde el inicio fuiste consciente de todo y te quedaste, pero no. De hecho en el comienzo es todo "rosas y diamantes", te ves tú como la araña que podría lastimar, ¿cuándo te transformas tú en el insecto? No tienes idea ni la tendrás nunca, de mi historia han pasado 4 años y sigo sin saber la respuesta. Viendo esta pareja en la ficción sufrí una terapia de choque real, ahora se aclara la historia que en mi cabeza seguía mal contada, quise creer tanto que las cosas eran como él decía, que la violenta era yo, que me lo creí..., la realidad era tan infernal que su invención era una tranquilizadora fantasía. Ahora estoy en una relación como jamás pensé que podría existir y me aporta una paz casi utópica pero a Paola y a mí nos separan más de 7000 Km. El no haber convivido en un ambiente neutro o conocido mi futuro hogar son cosas que recordando mi pasado y lo empañado que vi todo lo que claro estaba, me asusta, porque ahora amo y eso siempre ciega. No estoy preparada para enfrentarlo (supongo que nunca lo estamos), con 19 años tenía el mundo en las manos, era fuerte, decía que jamás permitiría una humillación y como Julia veía mal a quien sí lo hacía (todo por la incomprensión de lo ajeno), hasta que estuve un año en una vida que odiaba pero que no podía dejar. Ahora que le temo a todo, que de nada sufro un ataque de pánico, ahora que la agorafobia me está matando y no veo más allá de mis cuatro paredes y la consulta del psiquiatra, ahora que me siento la más absurda e inútil criatura, ¿ahora cómo podría? Si sucede sabré que no morí en su día en espera de ese momento. Por otro lado solo con Paola me siento fuerte, me siento normal, me siento yo. Cada vez que estoy a su lado el pánico huye y las baterías se me recargan, pero un abusador no tiene rostro ni yo una bola de cristal.
Me enfurece la serie porque mi realidad fue muy opuesta y me hizo envidiarla a ella. Su relación se veía desbordante de una pasión que no sabían controlar, su rutina era golpearse, tener sexo, él pedía perdón, prometía cambiar y era perfecto hasta que a ella se le borraban los moretones, yo no viví nada de eso, lo mío fue hijo de la ira, no de la pasión, ni siquiera nos tocábamos. Yo estaba a su lado por miedo y el conmigo por sentir que tenía poder sobre algo, para hacer equilibrio y sentirse "macho" como fuera. La frustración de tener que estar juntos por miedo a gritar quién realmente somos: nada heterosexuales, nos condenó. En una escena ella asegura que no es víctima, que es violenta porque también lo agrede, yo pensaba igual, y por eso me sentía diferente a otras mujeres maltratadas. Le preguntan entonces si responde los golpes o los comienza, ahí entendí que me equivoqué al culpabilizarme por defenderme...

Todas Las Mujeres De Donna II | En Proceso | Temática LésbicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora