El error de mi vida

7 2 4
                                    

(Donna y Elisa)

Venía de medio año construyendo un castillo de hadas que resultó ser de naipes y no necesitó ni un soplido de viento para acabar en el suelo pero sí terminó conmigo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Venía de medio año construyendo un castillo de hadas que resultó ser de naipes y no necesitó ni un soplido de viento para acabar en el suelo pero sí terminó conmigo. Y no podía permitirlo, no podía admitir que que estaba mal, no lo aceptaba, porque esa no soy yo, yo no sufro, no me enamoro y menos por historias sin vivir, eso es de niños y quiero pensar que soy una mujer, eso necesitaba probarle, que no era tan importante como realmente es. Ese fue el primer error, tal vez por eso, sin admitirlo pero estando en mis horas más bajas, a pesar de ya conocernos y ser amigas, todo cambió en una ciudad de Europa... y quise darle un toque de novela rosa en vez de aceptar la realidad: me estaba lanzando a los primeros brazos que prometían trazas de amor bonito, ese que creía acababa de perder. Recibía no sólo una segunda oportunidad en tiempo récord sino, según yo, según tú, la verdadera.
Con el corazón hecho añicos, habiendo perdido a Cenicienta, desorientada y sola, volví a sentir algo en aquel café de Madrid cuando nos miramos fijamente a los ojos y todo desapareció, ese mismo enero, al volverte a ver. Tú seguías vendiéndome billetes de amor y guiándome solo por las emociones, a ciegas te los compré todos. Por dos semanas sonreí de nuevo pero también enloquecí. Planeé contigo miles de futuros posibles, creí que podía ayudarte a ser y sentirte mejor, que cambiarías, borré por un instante de la memoria aquella zapatilla de cristal y tú la vida que tenías antes de mí. Pero lo cierto es que como temía, llegaste tan rápido como te fuiste. Debí suponerlo, jamás fuiste la calma que prometías sino un constante tsunami que sacaba lo peor de mí y recuerdos de un pasado enterrado como la peor experiencia de mi vida, tú fuiste su réplica perfecta. A pesar de eso, no me rendía y quería intentarlo, con el miedo vibrándome por todo el cuerpo. Eras una gigante alerta roja que quería ignorar, debí haber abandonado el barco antes de que naufragara... No lo quería ver, quería creerte y por primera vez en la vida confiar en mis instintos y olvidar la cabeza, nunca más lo haré.
¿Realmente estaba tan rota que tus promesas vacías me eran suficiente? ¿En qué momento pensé que teníamos el mínimo sentido y preferí no escuchar a todos alrededor gritando la locura que cometía? En el fondo sabía que estaba mal, que esa no era yo, por eso me alejaba de quienes mis ojos abrían, me conformaba con lo que teníamos aunque me transformara en quien no soy y no me llenaras. Elegía mejor algo que nada. Al menos la locura que eras y traías me hacía olvidar toda mi historia con ella y el final tan imprevisto que tuvo, lo mucho que me costaba no llamarla, no pensarla, olvidar..., no sentir, querer borrarla pero desear que apareciera nuevamente... Fue por poco tiempo pero me hiciste más liviano ese duelo, claro, sabiendo por lo que acababa de pasar que ni siquiera tuvieras el valor de comunicarte, ser una mujer, hablar claro y expresar tu verdad antes de hacer cualquier cosa y solo eligieras desaparecer, terminó de quebrar lo que empezaba a componerse en mí. Y ahora sí, llevando dos duelos al unísono: estaba totalmente perdida, sin una gota de autoestima, orgullo, llena de vergüenza y fracaso, sintiéndome absurda por no haberlo frenado, por haberlo vivido y creído, por pensar que siempre fuiste de frente como yo, arriesgando todo. Sintiéndome lo peor al darme cuenta que nadie nunca se la juega por mí y yo estoy dispuesta a cambiar mi vida entera por ellas..., que confío ciegamente demasiado pronto. Y ahora que las horas no pasaban, no me entendía ni yo, no comprendía el dolor porque no me diste tiempo ni a amarte pero sí me herías.
Y no sé porqué duele más perder esa corta segunda oportunidad que un amor construido en el tiempo, no le encuentro la lógica. ¿Será porque te lastiman justo donde dijiste que estaba doliendo o porque se rompe la falsa esperanza de salir a flote sin tener que sufrir como el resto de los mortales las rupturas? Quizá las dos. Y pasados los meses sí te la he hallado a ti, me lo dijiste desde el primer día. Cuando me conociste lloraste fuertemente por tener que despedirte con un dolor que nunca habías sentido pero esas lágrimas se secaron en apenas minutos sin embargo yo las despedidas las lloro y padezco como montaña rusa y no se me pasa la pena en una noche. Te conozco tanto que cuando subiste en aquel avión a pesar de haberme pedido compromiso y jurarme la Luna, algo en mí estaba rompiéndose, te sentí más lejos que nunca, a cada kilómetro que sobrevolabas el Atlántico me convencía de que no volvería a verte y si lo haría, distaría mucho de la forma en que lo habíamos imaginado. Así sucedió... Desapareciste sin dar explicaciones para solo dejarte ver con esa por la que no debía preocuparme y que hoy quieras hablar tras equivocarte tanto y tras demasiadas oportunidades, no merece la pena. Como tampoco lo merece llamar historia algo que vives 14 días y maldices 103, a eso se le llama un error de los grandes. ¿Qué pasó? No lo sé, de seguro no lo que vas contando a los demás. Lo que me digas a mí ya no cambia nada pero si tanto te afecta no tener amigos verdaderos y ni una sola pareja en tu vida, quizás debas replantear tus decisiones. Yo era la oportunidad más real que tendrías de vivir algo genuino pero tú lo convertiste en la mayor equivocación de mi vida. Para sobrellevar tu repentina desaparición tuve que alejarte y decidir dejar de saber de ti, buscar mi paz, velar por mí y eso en tu historia me transformó en la villana perfecta. No comprendo porqué me atacas, porqué me dañas y encima elaboras una filme de cine independiente que nunca ocurrió convirtiéndome en un personaje que no soy cuando tú decidiste acabarlo. A mí no se me caen los anillos contando la realidad, los errores y los aciertos, que tengas que decir que fui yo quien te buscó y de tanto amor obsesionado te enloquecí, que me borraste de tu vida mientras me persigues en redes y vas pidiendo a nuestros amigos que vuelva a reconectar contigo, aparte de ilógico, es feo y dañino para ti. Te habías presentado como la indicada, lo que tanto había esperado, algo que siempre tuve delante pero jamás vi y solo venía con la intención de querer bien y sanarme las heridas, acabaste siendo quién me dio la estocada final.
Decías que éramos inolvidables, nuestra promesa silente siempre fue llamarnos en esa canción y aun sin hablarnos siempre encendía el móvil en esa fecha, para darte una oportunidad de redimirte. Oh, sorpresa, no pasó, no la tomaste, tan grande no era tu amor ni lo es tu arrepentimiento y me alegro que me demostraras tan temprano quien eres. Eres lo que hiciste. Y es muy penoso que me hubiese bastado con una llamada para volver a caer después de haber recibido tanto tormeno. Nos volvimos inolvidables por los motivos equivocados porque te olvidé a ti pero siempre recordaré lo que hiciste, así me aseguro de que no vuelva a suceder.
Ahora que sola aprendí que justo así debí recomponerme desde un inicio, intentas volver continuamente solo para disfrutar en primera fila como borbotea la sangre escapando de mis cicatrices sin darte cuenta de que están completamente cerradas y es imposible. Entonces finges haber cambiado, buscas y sabes cómo emanar falsas lágrimas que no convencen a quiénes te conocemos, y qué pena..., qué pena que para eliminar de tu vida la frustración de no tener poder sobre mi dolor, solo pienses en mil maneras diarias de lastimar a la persona que un día dijiste no poder imaginar tener ni en sueños. Justo haber perdido lo que siempre habías soñado y haberte dado cuenta tarde, juraría que es tu motor para perseguirme hasta a la distancia aunque sea desde un puesto antagónico en el cual repites una y otra vez un cuento inventado donde te busqué y lastimé yo, pero siempre dejando claro que tú y yo, en algún momento de la vida, fuimos una posibilidad. Piensas que hago lo mismo mas todo lo contrario, mientras menos conozcan mi metedura de pata monumental creyendo en tus buenas intenciones, mejor. De haber sabido por un segundo que así acabaría todo, seguiría siendo esa amiga que se quedó una mañana mirándote de más tras haberte tenido demasiado cerca y nunca confesó sus sentimientos, ni compró el billete, ni planeó un futuro, ni escuchó tus canciones, simplemente ve cómo te quejas de lo mismo que viviste con ella pero con otra que llevará un nombre diferente. Ahora veo que como siempre supuse, tu vuelta a la realidad te haría arrepentirte y ver lo mucho que te habías equivocado dejando ir algo que querías y para sobrellevar que no estoy dispuesta a retomarlo tú tienes que continuar recordándote que esta breve historia pasó como si fuera el peak de tu vida, mientras que yo ya pasé página. Si al menos hubieras cambiado, me sentaría a escucharte, pero eres la misma de siempre y eso no cambiará, hace muchos meses dejé de perder mi tiempo en fallidos intentos por cambiar lo imposible. Siento que hayas estropeado todo tanto que ni siquiera podamos compartir amigos o espacio vital.
He de decir sobre este antiguo método comprobé que es cierto que el clavo que saca a otro vive en un agujero ajeno, por ende con fecha de caducidad. En cuanto a mi experiencia más personal terminé con dos tareas: olvidar cuánto la amé a ella y lo mucho que sabes lastimar tú.

E piangiamo insieme che non piangi mai, mai...
E non nasconderti con le battute, non mi allontanare...

Todas Las Mujeres De Donna II | En Proceso | Temática LésbicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora