—Buenos días.—doy un salto en la cama ante la voz de mi madre.Una risita divertida escapa de sus labios y niega divertida.—¿Qué haces aquí?
—Traje tus flores.—anuncia mientras yo me froto los ojos con ambas manos hasta que mi adormilado cerebro termina de procesar lo que acaba de salir de sus labios, la miro un momento y ella suspira.—¿Qué?
—¿Mis flores?—cuestiono en voz baja.
—Si. ¿Verdad que son lindísimas?—me pregunta ella señalando en dirección a mi escritorio. Sigo la dirección de su mano y mi corazón se agita dentro de mi pecho cuando descubro un enorme ramo de tulipanes holandeses color naranja.
—Guau.
—Zabdiel se lució esta vez.—responde y yo me dejo caer de nueva cuenta en mi cama, me cubro la cara con el edredón y niego lentamente.—No seas grosera, Leire.—se queja mi madre tirando del edredón para mirarme a la cara.—Zabdiel te envió un ramo precioso y todo lo que haces es esconderte debajo de una cobija…por Dios…
—De acuerdo, de acuerdo.—replico.—Ya entendí el mensaje, el ramo de flores que envió Zabdiel es condenadamente hermoso, eso lo es es solo que tengo sueño.—entorno mis ojos y luego desvío mi atención hasta el despertador encima de la mesa de noche.—Son las siete de la mañana, podrías haber esperado al menos a que fuese un poco más tarde ¿no crees?
—¿Vas a leer la nota si o no?—repela entornando sus ojos pareciendo una chiquilla enamorada. Dejo escapar un largo suspiro y rendida me pongo de pie porque sé que sino lo hago ella no está conforme. Y sino está conforme nunca se marchara y me dejara sola.—¿Qué dice?—cuestiona.
—Ni siquiera he abierto el sobre.—le digo señalando el pequeño sobre amarillo que tiene mi nombre con una letra demasiado linda como para ser de un hombre.
Mis intenciones no son malas. Espero que no te haya ocasionado problemas con Zabdiel la otra noche que cenamos juntos, las cosas entre ustedes parecían bastante tensas y me quedé un poco preocupado. Lo cierto es que opinión personal y puntos de vista son eso, personal sin importar si tu novio está de acuerdo o no. Llámame, me gustaría que charláramos un poco sobre trabajo. Con cariño, HV.
—Leire…—la voz de mi madre me llama.—¡Leire!
—Lo lamento. ¿Qué?
—¿Se puede saber que te pasa?—cuestiona con una mueca de curiosidad instalada en el rostro.
—Mamá…
—De acuerdo, supongo que serán temas de pareja.—repone lanzándome una amplia sonrisa.—¿Quieres que las ponga en agua?—añade poniéndose de pie.
Asiento en silencio y luego me quedo quieta sosteniendo la tarjeta de las flores mientras ella sale con el arreglo floral en las manos.—Les voy a poner agua y te prometo que se pondrán mucho más lindas que ahora mismo…Mi cerebro comienza a trabajar rápidamente y niego lentamente dejando en el fondo del cajón de mi escritorio la tarjeta tratando de olvidarme de su existencia porque ciertamente tengo bien en claro que eso es lo mejor que puedo hacer.
Me dejo caer en mi cama dejando escapar un suspiro de frustración y me quedo observando fijamente el techo sin saber que hacer realmente. Es obvio que no voy a llamar a Howard, no si eso hace que tenga problemas con Zabdiel porque definitivamente no me interesa tener problemas con él a causa de esto.
Un par de golpes en mi puerta me hacen volver a la realidad de inmediato. Me incorporo en la cama y me quedo observándola como si estuviese tratando de hacer que quien sea que sea la persona del otro lado comprenda mi mensaje mental donde estoy dejándola pasar a la intimidad de mi habitación.
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DIEZ RAZONES PARA ESTAR A TU LADO(DRPNA #2)|Zabdiel De Jesús (COMPLETA).
FanfictionLIBRO UNO; DIEZ RAZONES PARA NO AMARTE. LIBRO DOS; DIEZ RAZONES PARA ESTAR A TU LADO.