—¿Zabdiel...?—cuestiona la voz de Fabricio abriendo la puerta de su casa.—¿Qué diablos haces?—agrega un segundo antes de que sus brazos me aparten con fuerza del cuerpo de Howard tendido en el suelo.
—¡Suelta!—le espetó.
—¿Para que sigas utilizando la entrada de mi casa como cuadrilátero? ¡No, gracias!—me espeta.
—¡Que me sueltes!
—Claro que no.—responde de golpe al tiempo que Howard se incorpora lentamente. Sus ojos grises están fijos en mí y una estúpida sonrisa comienza a formarse en la comisura de sus labios.—¿Alguno de los dos me va a decir que mierda fue lo que pasó...?
—Díselo, Zabdiel.—inquiere él.—Cuéntale como eres un bruto salvaje que se me fue a los golpes apenas me viste...
—¡Cállate, imbécil!—le espeto pero él sigue sonriéndome.—Suéltame, Fabricio, maldita sea.—el agarre de mi ex cuñado se hace más suave y me quedo quieto.
—Te voy a pedir que te marches en este mismo momento, Howard.—murmura.—No tienes nada que hacer aquí, Leire no está. Lo sabes.—hace una pausa.—En cuanto a ti, sígueme...
Le lanzo una última mirada a Howard antes de comenzar a caminar dentro de la casa siguiendo a Fabricio.—Zabdiel...—me llama. Detengo mis pasos un momento y me giro para mirarlo.—Puedes golpearme todo lo que quieras, puedes decir lo que quieras pero de todos modos sabes que tengo razón...te separé de Leire y ni desquitando toda tu furia en mi vas a poder sacarlo de tu cabeza...
—¡Vete a la grandísima mierda!
(...)
—¿Qué te pasó...?—cuestiona Keilany poniéndose de pie cuando me ve llegar hasta la sala de la casa.—¿Estuviste en una pelea de bandas o algo así...?
—No.
—Solo fue Howard.—anuncia Fabricio apareciendo en el umbral de la sala con un botiquín en la mano.—Toma asiento, vamos a curarte un poco.
—No quiero que me curen.—respondo de inmediato.
—La parte buena es que no te lo estoy preguntando.—exclama.—Toma asiento, Zabdiel. No voy a repetirlo de nueva cuenta.—me ordena. Entorno mis ojos y me siento junto a Keilany.
Me quedo en completo silencio quedándome completamente quieto cuando ella remoja un algodón en un poco de alcohol, me estremezco un poco por el picor que provoca sobre la herida de mi labio pero no me muevo en absoluto. Mi cabeza sigue siendo embargada por las palabras de Howard porque aunque sé muy bien que él es un completo idiota también sé que tiene razón. En absolutamente todo.
—¡Zabdiel!—exclama Fabricio dándome un pequeño golpe en el hombro.
—¿Si?
—¿Estás bien?—cuestiona la chica colocando su mano un segundo encima de la mía. La observo un momento y las primeras lágrimas comienzan su recorrido por mis mejillas.
—No, la verdad no.
—¿Qué es lo que pasa, Zab...?—susurra volviendo a presionar el algodón sobre mi boca.—Lo lamento, no quiero lastimarte pero...
—Está bien, no te preocupes.—murmuro.
—¿Estás así por Leire, verdad...?—me pregunta Fabricio.
—No es solo por eso. Es que en realidad soy el tipo más condenadamente estúpido sobre la faz de la Tierra...dejé que Howard nos separara...dejé que se metiese en medio de ambos y terminó saliéndose con la suya...ahora Leire se fue y nuestra relación terminó y...
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DIEZ RAZONES PARA ESTAR A TU LADO(DRPNA #2)|Zabdiel De Jesús (COMPLETA).
FanfictionLIBRO UNO; DIEZ RAZONES PARA NO AMARTE. LIBRO DOS; DIEZ RAZONES PARA ESTAR A TU LADO.