C18. Confundida.

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Oprimo con fuerza el botón del timbre y espero pacientemente a que alguien atienda. Froto las palmas de mis manos en mi pantalón y cuando finalmente la perilla de la puerta comienza a moverse, mi corazón se acelera.

—Hola, Zabdiel.—me saluda Larissa ofreciéndome una amplia sonrisa.

—Hola.—respondo.

—Hacía tanto tiempo que no te veía. ¿Cómo estás?—cuestiona acercándose a mí para dejar un beso sobre mi mejilla a modo de saludo.

—Sí, hace un buen tiempo que no venía por aquí.—murmuro.—Estuve algo enfermo y después me tuve que ir a la concentración con el equipo…—le explico y ella dejar escapar una risita.

—Entiendo la ajetreada vida de los jóvenes de ahora.—responde cortésmente sin perder la sonrisa de su rostro.—¿Vienes a ver a Leire, verdad?—cuestiona y yo asiento de inmediato.—Adelante, está en su habitación.

—Gracias, señora Durant.—le digo y ella niega de inmediato.

—No me llames señora Durant, simplemente llámame Larissa.—inquiere haciéndose a un lado para dejarme entrar.

Le sonrió antes de comenzar a caminar  en dirección a la habitación de Leire. Subo las escaleras en silencio y no detengo mis pasos hasta que llego delante de la puerta. Golpeo suavemente y un jadeo llega a mí de manera amortiguada.—Adelante.—indica.

Empujo sumamente la puerta y cuando nuestros ojos se encuentran la habitación se llena de silencio. Leire peramente sentada en su cama contemplándome fijamente.—Hola.—saludo sintiendo la manera desenfrenada en la que mi corazón no para de latir.

—Hola.—susurra.

—¿Puedo…?—cuestiono señalando el colchón. Leire asiente lentamente y tomo asiento a su lado sin perder detalle de su rostro.—Lei…tenemos que hablar.

—Tenemos que hablar.—repite de inmediato.

—Escucha…sé que me comporté como un verdadero idiota, desaparecí una semana completa. Después me fu a la concentración con el equipo sin ni siquiera despedirme de ti y no obstante con todo eso también te hice un desplante en el centro de alto rendimiento cuando fuiste a buscarme…sé que estuve mal pero es que…—dejo escapar el aire de mis pulmones pero ella permanece en silencio contemplándome fijamente.—Estaba celoso. De Howard.—admito finalmente.—Se supone que tenía que poder superar esto pero en el fondo me sentía inseguro de mí mismo. Me daba miedo saber que podía perderte, no me imaginaba una vida sin ti y este tiempo en el que tuve tiempo para reflexionar me di cuenta que no podíamos seguir así; por eso estoy aquí. Te amo, Leire. Te amo con mi vida entera.

—Perdón.

—No tengo nada que perdonarte.—respondo de inmediato.

—Nunca debí haber aceptado ir a tomar ese café con él.—susurra y sus ojos se llenan de lágrimas automáticamente.—Lo lamento, Zabdiel. En verdad.

—Lei, escúchame.—susurro tomando sus manos.—Sé que debí haber hablado contigo desde el principio pero no quería que pensaras que no confiaba en ti aunque terminé haciendo todo para que creyeras eso…—hago una pausa pero ella me interrumpe.

—Viste esa estúpida nota ¿cierto?—murmura y yo asiento.—Dios…

—Pero no tiene importancia eso, Leire…

—Escúchame.—me pide sin dejar de mirarme.—Actué mal desde el principio. Nunca debí haberme acercado a Howard…lo lamento tanto, Zab…no debí haber dejado que él se acercado a mí.

—¿Qué es lo que pasa, mi amor?—le pregunto lentamente cuando de sus ojos comienzan a brotar lágrimas que recorren sus mejillas.—¿Leire…? ¿Por qué lloras? No entiendo que es lo que está pasando.—susurro envolviéndola en un pequeño abrazo.

DIEZ RAZONES PARA ESTAR A TU LADO(DRPNA #2)|Zabdiel De Jesús (COMPLETA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora