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—Estoy aquí—anuncia la voz de Christopher detrás de mí pero ni siquiera me giro para mirarlo. Lo escucho caminar cerca de mí y cuando finalmente está a mi lado apoya sus brazos encima de la barra de madera.—¿Desde cuándo eres un ebrio en potencia?—cuestiona enarcando una ceja.—¿No es demasiado temprano para estar bebiendo en primer lugar?—agrega pero yo me quedo en silencio.—¿Zabdiel…?
—Mi vida es una mierda.—dejo escapar un gruñido mirándolo fugazmente y él niega lentamente.
—Okay…—susurra.—La noche de ayer estabas todo nervioso por la idea de ir a ver a Leire el día de hoy y ahora estás todo ebrio diciendo estupideces. Tu vida no es una mierda, amigo. Tienes muchas cosas increíbles entre ellas tu familia así que deja de decir estupideces.
—Leire y Howard…—comienzo y sus ojos se abren con total sorpresa.
—¿Qué?
—Hoy fui a la casa de Leire para hablar con ella y tratar de arreglar las cosas entre nosotros y cuando la vi me dijo que ella se había besado con Howard.—hago una pausa.—Él la besó y ella correspondió a ese beso o lo que sea.
—Ay, Zabdiel.—inquiere en medio de un suspiro.
—Y solo para aclarar: no estoy borracho.—reclamo y una risita se escapa de sus labios.
—De acuerdo, no estás borracho.—responde.—Y sobre lo otro…es que realmente no sé que decirte…bueno, supongo que no puedo decirte lo que quieres escuchar realmente…
—Me siento como el idiota más grande del mundo.—recrimino y él niega.
—No eres el idiota más grande del mundo.—me dice pasando sus manos por su rostro.—Escucha…sé que esto no es lo que quieres escuchar pero creo que antes de que esa cabeza tuya siga pensando cosas alocadas tienes que hablar bien con Lei. Tienes que preguntarle realmente que fue lo que pasó y arreglarlo de manera civilizada.—hace una pausa.—Es un error, Zab. Muchas personas comenten este tipo de errores pero eso no las convierte en malas personas… ¿lo sabes, verdad?
—No sé si odio más que se haya besado con otro tipo o que el tipo en cuestión fuese Howard.—inquiero lentamente tomando entre mis manos el pequeño beso de cristal con mi wiski. Le doy un pequeño sorbo y de inmediato experimento la manera en la que el líquido ambarino quema mi garganta.
—Te dio un golpe en el orgullo, eso es lo que pasa.—responde encogiéndose de hombros.—Todos los hombres sentimos eso cuando nos sentimos traicionados por nuestra pareja pero vamos…es solo un desliz. Entiendo que tu relación sea especial para ti pero Leire todavía te ama y tú todavía la amas a ella ¿Verdad?—llevo mis ojos hasta Christopher y asiento lentamente.—¿Lo ves? Es una mierda si lo pensamos mejor pero es la mierda que hay. Y esa mujer te trae como un estúpido desde la primera vez que la viste en la universidad y no puedes perderla por un simple beso que capaz en un momento de confusión no significó nada.
