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—¿Leire?—la voz de Selina me llama pero me quedo en completo silencio contemplando la pantalla apagada de mi computadora portátil. Mi reflejo me observa fijamente martirizándome sin darme tregua alguna.—¡Leire!
—No quiero ir al centro comercial ni nada que se la parezca, lo único que quiero es quedarme aquí…—anuncio sin moverme de mi posición.
—¿Con el trasero pegado a la silla enfrente del escritorio viéndote en la computadora? ¿No es mejor un espejo…?—chasqueo la lengua y niego un poco. Entonces deshago mi posición y llevo mis ojos hasta ella para poder mirarla.—Luces horrible…
—No quiero escucharte, Selina.—le digo pero ella es Selina así que sentándose sobre el colchón de mi cama me observa fijamente.
—No voy a juzgarte, Lei.—me dice en voz baja.—Y tampoco quiero que me cuentes que fue lo que pasó, Chris me comentó algo pero prefiero quedarme con esto, no voy a presionarte…
—Eché todo a perder con Zabdiel ¿sabes?—susurro y ella niega de inmediato.
—No creo que hayas echado todo a perder como dices, las dos sabemos que Zabdiel te ama con locura…—me recuerda pero en este momento no sé que diablos decir.
Zabdiel no dijo demasiado la noche anterior cuando me trajo a casa, de hecho se mantuvo en completo silencio todo el camino. No es que yo hubiese dicho demasiado porque en el fondo de mi ser sabía que era culpa mía y era mucho mejor mantenerme en silencio para no seguir arruinando las cosas entre nosotros a comenzar a hablar y decir cosas de las que después podría arrepentirme.
—Eso no quita el hecho de que esté furioso conmigo…
—Bueno…los tres sabemos que a veces eres bastante estúpida.—anuncia dejando escapar un largo suspiro. Una sonrisa genuina se escapa de mis labios y se instala ahí por un breve momento. Niego lentamente y bajo la mirada.—Y como a veces eres bastante estúpida también sueles hacer cosas muy estúpidas pero eso es algo que está en tu naturaleza, Leire…y Zabdiel lo sabe, solo que tal vez está un poco…
—¿Herido…?
—Herido puede ser una buena palabra.—responde encogiéndose de hombros de manera despreocupada. Niego un poco y luego dejó escapar un suspiro.
—Gracias por decirme estúpida.—me quejo. Selina se ríe en voz baja.
—De nada.
—Sel…—susurro afligida.
—¿Me quieres contar?—cuestiona. Me quedo en silencio un momento y luego comienzo a decirle absolutamente cada detalle de la cena de la noche anterior. Los ojos de Selina se abren con total sorpresa, deja escapar un gemido y niega rotundamente.—En serio a veces eres bastante estúpida…—decide.
—Gracias.—repito.
—Lei…—comienza.—¿Sabes que es lo que pienso? En primer lugar creo que tienes que marcar tu distancia con Howard…es decir, entiendo que cada persona tiene su punto de vista diferente porque al final de cuentas es algo muy personal; pero creo que él en serio comenzó a crear problemas entre Zabdiel y tú…
