Selina deja escapar el aire de sus pulmones, se encoge de hombros y aparta la mirada un segundo.—No te estoy mirando de ningún modo.
—Si.—asiento.—Estás mirándome de ese modo en el que me miras cuando algo no te gusta…
—Howard.—responde finalmente.
—¿Howard? ¿Qué tiene Howard?
—¿Es en serio, Leire?—bufa.—Aquí debería estar Zabdiel pero en su lugar está Howard y a ti parece que te da lo mismo que tu novio no haya querido venir…
—Zabdiel debió haber tenido sus razones para no estar aquí, supongo. Al final del partido ni siquiera se acercó a mi como siempre hace…así que supongo que sigue sin perdonarme por lo del otro día.—murmuro encogiéndome de hombros.
—¿Y te da lo mismo?
—¿Tendría que estar llorando por eso?—quiero saber enarcando una de mis cejas. Selina deja escapar un largo suspiro y niega lentamente.—Selina, Zabdiel es mi novio, sí. Pero Howard tiene razón, las cosas no están funcionando de ese modo y la verdad es que me cansé de siempre tener que rogar. Me cansé de siempre tener que ir detrás de Zabdiel y me cansé también de que siempre crean que la culpable de todo lo que pasa entre nosotros soy yo.
—Nadie cree eso.—responde de inmediato.
—¿Ah, sí?—asiente.—Tú lo crees.
—Te volviste loca, amiga.—decide arrugando su nariz.—No quiero que vayas detrás de Zabdiel, solo quiero que abras los ojos. Hasta hace unas semanas odiabas la idea de que se te relacionara con Howard en cualquier sentido y el día de hoy fuiste al partido de tu novio con él…
—Es mi amigo, por eso lo invité.—asiente de nueva cuenta pero todavía está mirándome.
—Claro, es tu amigo.—inquiere lentamente.—Pero se te está olvidando que ese amigo provoca problemas entre Zab y tú...
—Problemas que no deberían de existir si es que Zabdiel me amara de la manera en la que se supone que lo hace.—replico de inmediato.—Todo el tiempo tiene dudas sobre mi amor por él. Todo el tiempo siente celos de Howard. No confía en mí y eso no hace una persona que realmente ama a su pareja como se jacta de hacerlo…
—Te lo dijo Howard, me imagino.—musita enarcando una ceja. Asiento de inmediato y ella niega de inmediato.—No eres la misma Leire que no se dejaba manipular por nadie, Howard está cambiándote y ni siquiera te estás dando cuenta. Estás permitiéndoselo y de paso estás haciendo que lo que tienes con Zabdiel se vaya a la mierda. No te das cuenta pero pareciera que ese es el propósito de tu nuevo amigo…
—¿Qué es lo que estás tratando de decir, Selina?—cuestiono cruzando mis brazos por encima de mi pecho.
—No lo pienso repetir.—me recrimina entornando sus ojos.
