Epílogo.-

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Un año después…

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Un año después…

Camino por el pasillo que conduce al patio trasero de la casa –repleta de personas- de Leire y cuando llego hasta el umbral de la puerta detengo mis pasos. Ella está sentada en la banca mecedora de su madre y la escucho balbucear mientras habla con Ulises –el pequeño hijo de Fabricio y Keilany- entre sus brazos.

—¿No es divertido estar en tanta tranquilidad lejos de todo ese desastre que hay dentro de la casa…?—cuestiona al niño. Una amplia sonrisa se forma en mis labios y niego lentamente.—¿Verdad…? Dios, Uli…estoy volviéndome loca…y si eso pasa  no me podré casar mañana…

—¿Tal vez un helado de queso funcione para esa locura…?—pregunto en voz baja.
Los ojos de Leire me miran de inmediato y una amplia sonrisa se forma en sus labios. Cierro la puerta de cristal terminando de golpe con el ruido que las personas hacen dentro de la casa. Camino hasta ella y tomo asiento a su lado antes de dejar un beso sobre sus labios seguido de un pequeño beso en la mejilla del niño.

—No tenía ni idea de que habías llegado.—responde.

—Quería comprobar que mi futura esposa estuviese en perfectas condiciones para mañana así que decidí pasar por tu helado favorito…—anuncio encogiéndome de hombros. Tomo al niño entre mis brazos y le tiendo la bolsa de papel con el bote de helado.—Y creo que llegué en un buen momento ¿no?

—Sí. Definitivamente si.—murmura. Anclo mis ojos en los ojos miel de Ulises que jadea mientras muerde su mano echa puño y dejo salir una risita.—Luces bien con un bebé…—anuncia.

La miro un momento y me muerdo el labio inferior.—Supongo que convivir con Uli servirá para cuando seamos padres… ¿no?—cuestiono.

—Sí, supongo que sí.

—¿Estás nerviosa?—pregunto lentamente.—Porque yo sí. Pero la verdad es que no sé qué me pone más nervioso. Que mañana nos casemos finalmente o que Selina llegue en los próximos dos minutos e intenté echarme a patadas…realmente no quiero volver a lidiar con la furia de una mujer con cuatro meses de embarazo…—Leire suelta una carcajada mientras lleva a sus labios una cucharada de helado.—No te rías, no fue tu descendencia la que amenazó con frenar…

—Selina te adora.—me dice.

—No en este momento.—respondo.—A Christopher lo ama y aun así el pobre encabeza la lista de personas a las cuales odia en estos momentos…

—Pobre Chris…—reflexiona haciéndome reír.—Pero sí. Estoy nerviosa. Mucho a decir verdad…—admite en medio de un largo suspiro.—Zab… ¿te das cuenta que lo que comenzó como un castigo ridículo terminó en esto…?—cuestiona y asiento lentamente.

—Fue lo mejor que me pasó.—admito.—Todo.

—También fue lo mejor que me pasó.—susurra.

DIEZ RAZONES PARA ESTAR A TU LADO(DRPNA #2)|Zabdiel De Jesús (COMPLETA).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora