Después de tener claro el destino y de que el equipo se sumergiese en otra intensa conversación para tratar de armar un plan que fuese factible usar en contra de Thanos, Nebula y Rocket se dispusieron arreglar la nave en la que viajarían. Esta tenía algunas fallas, nada que no puediese resolverse y mientras ellos se enfocaban en eso, el resto se dirigió a sus respectivas habitaciones para prepararse en tiempo récord.
Emilia se detuvo en seco cuándo se encontró frente al espejo de su habitación, completamente vestida; llevaba aquel traje negro en su totalidad, que Tony diseñó para ella unos meses después de que derrotaran a Ultrón. Parecía que había pasado una eternidad desde aquellos días y cómo los extrañaba.
Echaba de menos ser esa persona y si alguien viniese a darle la opción de volver aunque tuviese que olvidar todo lo que ahora sabía de si misma, lo haría sin dudarlo porque era feliz.
A través del espejo le echó un vistazo a la cómoda que estaba frente a su cama; sobre esta, perfectamente desordenadas y llenas de recuerdos, se encontraban algunas de las fotos que ella misma tomó durante su estancia en el Complejo. Había una de sus padres adoptivos, una de ella y Natasha, otra más de ella y Steve y finalmente estacionó la mirada en aquella en la que salían casi todos, y decía casi porque en ese momento aún no conocía a Peter, mucho menos a Barnes o a T'Challa, en realidad faltaban muchas personas, pero era un recuerdo que a veces deseaba volver a vivir.
Fue el día del cumpleaños de Wanda, la pelirroja se negaba a festejar nada porque aún estaba muy sensible por lo de su hermano, sin embargo, Tony hizo oídos sordos a la petición de la cumpleañera y organizó una fiesta privada. Al principio todos se asustaron porque su definición de las palabras fiesta privada y la de el millonario, eran completamente diferentes, pero ahora era uno de los mejores recuerdos que tenía. Jamás había vivido algo así: un cumpleaños en familia en el que se tomasen la molestia de cantar el feliz cumpleaños y comer pastel y eso fue justamente lo que sucedió.
Celebraron a la sokoviana y la noche terminó con todos ellos tratando de acomodarse para salir en la foto. Todos sonreían y hacían caras graciosas, y la felicidad de ese momento era todo el impulso que necesitaba para montarse en esa nave sin una pizca de duda.
-¿Estás lista? - escuchó un susurró a sus espaldas y pronto diviso el reflejo del rubio recargado en el marco de la puerta.
Steve llevaba puesto el traje de sigilo, aquel que usó durante sus días en Strike y no podía sentirse más ajeno a la persona que era en ese tiempo. En ese entonces no tenía nada, más que un empleo en una organización llena de mentiras y un mejor amigo perdido.
La platinada asintió y se miró por última vez en el espejo antes de darse la vuelta y salir de la habitación detrás del Primer Vengador. Caminaron en silencio por el Complejo y cuándo llegaron donde se encontraba la Milano completamente lista para que le pusieran en marcha, cada uno ocupó un lugar.
Nadie estaba pensando en los nervios de viajar al espacio por primera vez, pero no estaba demás asegurarse. Por eso Rocket intentó explicarles de forma lenta y exageradamente detallada que lo que estaban a punto de vivir no era igual que viajar en avión.
Nebula y Carol iban al frente, fungiendo como co-pilotos, presionando botones y poniendo énfasis a las palabras del mapache.
-Ok, ¿Quién de aquí no ha viajado al espacio? - el guardián se giró para ver al resto del equipo y de inmediato Natasha, Rhodey, Emilia y Steve alzaron la mano - No vayan a vomitar mi nave - agregó con un tono de advertencia.
Ninguno respondió, en vez de eso se limitaron a mirar el camino que seguían al salir de la Tierra.
-Daremos el salto en tres... dos... uno... - dijo Nebula y justo en ese instante, Steve se aferro con todas sus fuerzas al asiento y apretó la mandíbula cuándo sintió la nave moverse a toda velocidad.