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Sky (castellano)
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Sky (castellano)__________________________________

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- Siempre me gustó admirar al cielo. Cambia con las estaciones, con la hora del día en que nos encontremos, el país en el que estemos, con la temperatura que haya... Pero... ¿sabes?, aún así es el mismo. Sigue siendo él, teniendo su esencia, a pesar de todo. Y, por eso, me parece que es lo más hermoso de este mundo.
Concuerda con cada lugar al que vas, se funde en el ambiente. Míralo ahora, tan sereno, con una leve brisa acompañando su tranquilidad. Al igual que el campo, con la hierba siguiendo su compás.
Parece que no le importa lo que hay a su alrededor, que simplemente se mantiene en su sitio, pero al igual que lo miramos, él nos mira. Nos regala su belleza, a cambio de que nosotros la admiremos y no intentemos destruirla. A cambio de que nos mostremos a él igual que él se muestra a nosotros- decía alguien, con voz pausada, monótona; aún así se notaba un deje de emoción en ella.

Junto a esa persona, sentada en el verde pasto, había una niña a su lado, tumbada. Parecía haberse quedado dormida, acompañando así, como el cielo, al ambiente.

- Siempre te acabo durmiendo- le decía, mientras que le acariciaba con delicadeza el cabello- espero que siempre veas así este cielo y que nunca se torne oscuro, en verdad lo espero.

(10 años después).

Una habitación grande, en penumbra, aunque la oscuridad parece querer predominar. No se llega a apreciar nada en ella.
Una leve luz se cuela por la ventana, comienza a amanecer. Ahora se puede ver mejor dicha habitación, una cama grande, unas mesillas pequeñas a sus lados, un sofá, un escritorio, una cómoda... Y así se podría seguir enumerando lo típico que hay en una habitación de ese tamaño, si es que hay algo típico.
Un ruido retumba en el lugar.

- Mmmm, ¿por qué tiene que hacer este sol a estás horas?- se quejaba una persona en la cama- Encima se me cayó el vaso de agua por torpe, uff- seguía quejándose.

A lo lejos se escuchaban pasos apresurados. Al momento tocaron la puerta repetidas veces.

- Señora, ¿está bien?- decían desde fuera de la estancia.

- Sí- afirmó irritada- le dije que no me llame señora.

- Lo siento, es la costumbre- contestó mientras abría levemente la puerta- recuerde que hoy tiene entrenamiento, al their no le gusta esperar.

- Lo sé, es un pesado- dijo aún más molesta.

- Por favor, no le diga eso, le podría traer problemas- le suplicó la otra persona.

- Tranquilo, no le diré nada. Me prepararé cuanto antes para ir- se estiró perezosamente- Aunque no prometo llegar a la hora- susurró para sí.

(Unas horas después).

Se veía al cielo relajado, como aquella vez. En la puerta de una casa estaba un hombre, de unos 20 años esperando, parecía bastante malhumorado. Alguien se acercó por detrás y le tocó cuidadosamente el hombro.

- A buenas horas llegas- dijo el chico.

- Si solo tardé 5 minutos más de la hora acordada- la misma chica de antes se posicionaba a un lado de él- sabes que hasta aquí tardo en llegar, hago lo que puedo.

- Sí, será eso- contestó sin importancia y comenzó a caminar.

- Oye, espérame- se quejó la muchacha.

(...)

Al poco rato llegaron a un campo de entrenamiento y allí pasaron las horas.
Los dos combatieron entre sí, intentando de cualquier manera que el otro se rindiera. El chico usaba dos espadas con gran soltura, mientras la chica prefería unas dagas y sus propios puños.
Siguieron luchando hasta que la chica paró de manera brusca y miró hacia arriba... Todo se estaba volviendo oscuro, la luz estaba desapareciendo, el cielo...

- El cielo... ¡se está cayendo!- gritó esta asustada, antes de que el chico le preguntara que le pasaba. Este inmediatamente miró hacia arriba y vio como pedazos de cielo se iban cayendo y desapareciendo al instante. Era algo magnífico, pero a la vez aterrador y preocupante.

De pronto una oscuridad envolvió a los dos chicos, sin dejarles más opción que desaparecer, ante los ojos de todos. En el lugar no quedó rastro de ellos, solo los gritos de aquellos que los vieron esfumarse.

Simplemente desaparecieron, sin que nadie pudiera hacer nada, con el cielo, ahora negro, guardando su secreto. Mas unas palabras quedaron en el aire: "Después de la calma viene la tempestad, el ciclo se repite".

- E.B.

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