Capítulo IV

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*Lord Alexandre Manners en multimedia

-Ojalá fuera tan valiente... -dijo Dante en un susurro

Día siguiente

Mansión de Ros

Ana se vistió temprano. Se había puesto su mejor atuendo e incluso un poco de colorete en las mejillas. Se escabulló sin hacer nada de ruido a través de las escaleras de los sirvientes. Saldría por la puerta trasera, no quería que Elle la viera y lograra evitar su plan.

Y justo cuando estaba poniendo el pie afuera de la casa...

-Annie, querida, ¿a dónde vas con tanta prisa? 

Elle la había pillado, siempre parecía estar un paso por delante de ella.

-Como te mencioné ayer, voy a retirar mi vestido

-¿Ah, sí? Pues a mí se me hace que no vas a poder

-¿Ah sí? -dijo Annie imitando en tono burlón el comentario de su hermana- pues a mí se me hace que sí voy a poder

Elle puso los ojos en blanco.

-Déjame decirte que tu afirmación es completamente errónea, hermanita. Ayer estuve hablando con mamá y le mencioné que quedaba muy poco tiempo para tu presentación y muchos asuntos por concluir para esta misma semana. Así que hoy debes ir con mamá a buscar una máscara para la fiesta en casa de los Rockingham que será el día después de tu presentación. Además van a ir a tratar algunos asuntos sobre la cena para tu fiesta, sin duda no puedes olvidar que tienes que ir a retirar hoy los zapatos y el nuevo perfume que reservamos hace días. ¿Qué más se me escapa? -dijo Elle rascándose la cabeza- ¡Claro! -Dijo chasqueando los dedos- deben ir a retirar el traje de Alexandre

-¿Sabes que encontraré la manera de ir otro día, no es así?

Elle suspiró.

-Yo espero que tú sepas que no hago esto con malicia Annie, te quiero, solo pienso en lo mejor para ti, y ese chico no lo es. Créeme, algún día me lo agradecerás -dijo Elle en tono de pesar- Ve a la salita de té a esperar a mamá -Elle le dio a Annie unas suaves palmaditas en la espalda- ya verás como todo saldrá bien, tu presentación será maravillosa y conquistarás al mejor de los caballeros -Elle le dedicó una suave sonrisa.

Annie derrotada se dirigió a la salita de té

Día de la presentación

Annie no había tenido ocasión de visitar a Dante en toda la semana que había transcurrido desde su último encuentro y por su puesto no era porque ella no deseara encontrarse con él, de hecho, tenía muchísimas ganas de verle para poder agradecer el presente que Dante le había dado pero cada vez parecía más imposible.

Su hermana se había empeñado en no permitir que se encontrara con Dante.

La vigilaba día y noche y sinceramente Annie, en un punto, simplemente se había dado por vencida.

Su plan era esperar un mes para que las cosas se calmasen y finalmente, cuando su hermana estuviera distraída, ir a cumplir su cometido.

En ese momento regresó a la realidad debido al dolor provocado por el mechón de pelo que su doncella había acomodado en el peinado.

Hoy era su presentación, y por alguna extraña razón no se sentía emocionada, más bien tenía un sentimiento desagradable en el pecho.

Temía lo que pudiese ocurrir en un futuro. Sus temores habían cambiado radicalmente, no sabía cuál fue el origen del cambio. Le daba muchísimo miedo bajar al salón, no por las mismas razones que hace una semana (ser una solterona); ahora su miedo radicaba en su destino, si un hombre poderoso se fijaba en ella, Annie sabía que, fuese bueno o fuese malo, si el hombre era importante, tenía un gran linaje a sus espaldas y sobre todo poseía riquezas; su padre no dudaría un segundo en venderla como un animal.

Enamorándome de un monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora