Ana no lo podía creer, quizá estaba soñando o de plano ya se había vuelto loca y estaba viendo visiones.
¡Era Dante! Dante estaba vestido a la última moda, con los mejores ropajes como todo un caballero.
Y estaba parado en medio de la estancia, gallardo y orgulloso, como la más peligrosa de las fieras.
Cuando Dante se percató de su presencia simplemente le dedicó una sonrisa sardónica. La sonrisa que Dante le brindó no le gustó, era como una especie de muestra de desprecio.
El mayordomo vino apresurado y se dirigió a Dante sin percatarse de la presencia de las jovencitas.
-Excelencia, el barón lo espera en su despacho
Dante no se molestó en ir a saludarlas, se limitó a acompañar al mayordomo al despacho del barón.
¿Acaso ha dicho excelencia? -pensó Ana. Ella no comprendía una sola de las cosas que estaban pasando. Cuando pensó que toda la escena había sido producto de su imaginación. Comprobó que no era más que la realidad al mirar a su hermana Giselle, boquiabierta a su lado. Cuando el mayordomo regresó. Ana lo tomó del hombro y le preguntó:
-Jacob ¿Quién es el caballero al que dirigiste al despacho de papá?
-El duque de Westminster, milady
-No puede ser el duque de Westminster, el hombre murió hace un mes.
-Sí, milady, pero ese es su hijo: Lord Dante Grosvenor
Alexandre bajó las amplias escalinatas y se encontró con un panorama que escapaba a su entendimiento. Sus dos hermanas estaban pálidas. Giselle estaba boquiabierta. Y Ana tenía la mirada perdida en el horizonte.
-Pero ¿Qué les pasa a ustedes dos, acaso han visto una aparición?
Despacho del barón de Ros
-Déjeme ver si entiendo, ¿usted dice que es el nuevo duque de Westminster?
-Así es
-No puede ser, el duque murió hace un mes y no dejó descendencia
-Tiene razón, no dejó un heredero legítimo, pero sí a un bastardo -dijo Dante con una sonrisa sarcástica- Soy Dante Grosvenor, tercer duque de Westminster
Dante no dijo estas palabras con otro motivo más que el de abochornar al barón, a su debido tiempo, por supuesto.
Pero incluso, antes de que le soltara el bombazo, el barón ya tenía la cara desencajada.-Bueno ¿Y en qué puedo servirle yo?
-Estuve leyendo algunos papeles de los negocios de mi padre. Si no me equivoco soy accionista mayoritario en su compañía de textiles, barón ¿O me equivoco?
El barón se puso pálido, con lo que Dante había dicho, estaba seguro que le bajaría al menos dos rayitas a la altivez de ese hombre.
-Tiene toda la razón, excelencia
-Y también, si no me equivoco, la empresa textil es el mayor sustento suyo y de su familia
-Así es, excelencia -se notaba que el barón estaba apunto de perder el control y tomarlo del cuello por humillarlo de esa manera.
-Bien, ya que hemos dejado eso en claro... Me gustaría pedirle la mano de su hija, Lady Anastasia Manners
El barón abrió los ojos como platos y luego procedió a ponerse rojo por la furia que llevaba recorriéndole el cuerpo. Dante estaba seguro de que estuvo a punto de mandarlo al diablo cuando abrió la boca, pero Dante fue más rápido y lo calló al decir:
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Enamorándome de un monstruo
RomansaLondres, Inglaterra 1870 Dante Smith es un joven inglés que quizá, en el útero de su madre estuvo destinado a ser un guapo muchacho, pero algo sucedió. Una maldición, es lo que debieron pensar sus padres; cuando, al nacer Dante, se encontraron con u...