Eran las ocho de la mañana cuando Ana ya se había despertado. Estaba ansiosa y muy feliz ¡Más feliz que nunca!
Bajó al comedor tarareando y dando brinquitos, como una niña yendo a ver su regalo de navidad.
Toda la familia miraba perpleja a Ana, quién no paraba de sonreír.
-No entiendo quien puede estar tan feliz por casarse con un hombre deforme y bastardo -dijo venenosamente su madre- me imagino que ni si quiera has visto a tu prometido, no todos los duques son muy agraciados, querida Anastasia. Pero supongo que Dios te ha impuesto este castigo por siempre haber sido una hija tan desobediente y no comportarte como la dama que deberías ser
Ana no podía contarle a su madre que ya conocía a Dante desde hace varios meses y que de hecho lo amaba. Pero se dio cuenta de que tanto Giselle como Alexandre se acomodaron en sus respectivos asientos en un símbolo de nerviosismo.
El padre de Ana era un hombre muy perspicaz y se fijó inmediatamente en toda la escenita que se había montado.
-Algo no cuadra en todo esto. A mí me parece que ustedes tres ya conocían a ese maldito bastardo desde hace algún tiempo ¿O estoy equivocado, Alexandre?
Alexandre, era el orgullo de su padre. Se llevaban bien. Era al único de los tres hermanos al que el agrio y frío barón le había dedicado algo de cariño y atención. Para el barón todo lo que salía de la boca de Alexandre era la más pura y sincera verdad.
Alexandre pudo tranquilamente hundir a Ana y salir inmune, pero a pesar de que le había dicho varias palabras hirientes el día que la descubrió con el monstruo, apreciaba mucho a Ana y no la delataría.
-En realidad, no le conocemos. ¿Cómo podríamos? Digo, después de todo es un bastardo, nunca lo hemos visto en sociedad. Ayer lo vimos por única vez cuando salió de su despacho, padre
-¿Entonces porque Anastasia está tan feliz? -dijo el barón seriamente mirando a Ana. Había proferido la pregunta como si no fuera para ella pero el destinatario era claro gracias a la penetrante mirada del barón.
-Milord -dijo Jacob- siento interrumpir, pero ha llegado un paquete para lady Anastasia, el encargado me dijo que la entrega era urgente
-Con su permiso, padre, madre -dijo Ana procediendo a levantarse de la mesa, dejando a todos los presentes boquiabiertos.
Ana se había comportado como toda una altanera, pero no sabía que responderle a su padre así que prefirió salir huyendo del comedor.
Ella recibió el paquete, era pesado. Le dijo a Jacob que lo llevara a su habitación. Ana lo siguió y cuando Jacob se retiró, cerró la puerta con llave.
Observó quien había enviado el paquete y sonrió de oreja a oreja ¡Como lo había sospechado!
Abrió la elegante caja. Ésta contenía un hermoso vestido blanco y un set de aretes y collar de perlas.
ESTÁS LEYENDO
Enamorándome de un monstruo
RomanceLondres, Inglaterra 1870 Dante Smith es un joven inglés que quizá, en el útero de su madre estuvo destinado a ser un guapo muchacho, pero algo sucedió. Una maldición, es lo que debieron pensar sus padres; cuando, al nacer Dante, se encontraron con u...