-Dante, como quisiera que te dieras cuenta de que no eres un monstruo y nunca lo has sido. Entiendo que estés molesto y si me dejaras expli...
-¡Qué conmovedor! -dijo Dante aplaudiendo- Por favor detente, no vaya a ser que me hagas llorar. Ahora bajaremos y actuarás como la buena prometida que debes ser
Ana miraba tristemente a Dante. Éste último, bajó del birlocho y le ofreció una mano para que bajara.
Ana la tomó, y bajó del carruaje. Dante le sonrió, pero era una sonrisa vacía, una de aquellas sonrisas falsas que se dedican en sociedad. Luego tomó la mano de ella y la posicionó en su brazo.
-Bien me parece que es hora de hablar de las reglas
-¿Las reglas?
-Sí, las reglas. Son sencillas. Como te mencioné anteriormente, el único causal de este matrimonio es mi sed de venganza, por tanto me he puesto como cometido hacer cada día de tu vida, mientras estés a mi lado, por supuesto, un absoluto infierno. Empezando porque te vas a casar con un monstruo bastardo y no con tu adorado Percy -Anastasia estuvo a punto de decirle algo a Dante, pero éste alzó la mano en ademán de callarla- En fin, comencemos querida Anastasia. Quiero una perfecta esposa para adornar el castillo Westminster. El mejor adorno de todo Londres, si te preguntabas hace un momento por qué te envié esos presentes. Este es el momento de explicarme, te los envié con un único propósito: guardar las apariencias para una buena reputación. Quiero a una prometida que esté vestida con lo más caro y a la última moda de Londres. En cuánto a tu educación, modales y habilidades, espero que el barón te haya proveído de las mejores institutrices para este aspecto. Espero, de igual manera, tener a la esposa con la mejor reputación de todo Londres. Según me he enterado incluso en algunas ocasiones has estado invitada a bailes en Almack's así que supongo que este punto no será difícil para ti, solo es cuestión de mantener lo que ya tienes. También, espero a una esposa sumisa, que se ocupe de sus asuntos y no se meta en los míos, porque, querida Anastasia, es evidente que en un punto me hartaré de ti, debo admitir que aún me atraes físicamente, pero cuando eso se acabe estoy dispuesto a conseguir algunas amantes. En cuanto a vestidos, fiestas y todas las cosas materiales que son del gusto de las de tu especie, podrás disponer de todo cuánto desees. Ah! Casi lo olvido como sabrás siempre que se rompe una regla hay un castigo, creo que tu padre ya te debió informar de la situación de su empresa, soy socio mayoritario. No creo que necesitemos más explicaciones
Ana apretaba fuertemente los puños por la rabia que sentía, amaba a Dante pero no podía creer que le estuviera diciendo esa clase de cosas. Estaba segura que si él no paraba, ella rompería a llorar en medio del parque, cuánto quería en ese momento no ser una persona tan sensible.
-Por supuesto -continuó Dante- es evidente que deberás darme algunos herederos, ya pensaré en un número más tarde. Pero si deseas una aproximación temporal, mínimo tres varones...
Antes de que Dante continuara y como enviado por el cielo, apareció Lord Percy, dirigiéndose hacia ellos. Ana estaba agradecida por la oportuna interrupción, un minuto más escuchando a Dante y ya no podría contener las lágrimas.
-Milady -dijo Lord Percy- ¿Cómo se encuentra? Si me permite, quería hablar con usted un momento -Percy se frenó inmediatamente al percatarse de quién era el acompañante de Ana.
Ana reparó en este gesto y no pudo hacer otra cosa que presentar a ambos hombres.
-Lord Percy, le presento a mi prometido Lord Dante Grosvenor, duque de Westminster
A Percy se le desencajó la cara. ¿Su prometido había dicho?
-Yo... No comprendo milady -Lord Percy se veía molesto y no era para menos, hace alrededor de un mes que Ana había aceptado su cortejo.
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Enamorándome de un monstruo
RomanceLondres, Inglaterra 1870 Dante Smith es un joven inglés que quizá, en el útero de su madre estuvo destinado a ser un guapo muchacho, pero algo sucedió. Una maldición, es lo que debieron pensar sus padres; cuando, al nacer Dante, se encontraron con u...