Más que amigos (Hugick)

Hablemos

   La siguiente vez que Nick se despertó estaba acostado sobre algo más duro que la butaca, pero ínfimamente más cálido. Se acurrucó por inercia, sin abrir los ojos ni molestarse en conocer el origen del calor. Un aroma a limón y detergente de ropa le llegó a la nariz y se espabiló con impresionante rapidez. Conocía aquel olor.

Empezó a ser consciente de dónde estaba, de los brazos que le rodeaban y del tacto de la sudadera en la que tenía apoyada la cara. Seguía estando en la terraza, pero Hugo le sostenía en su regazo. Seguramente había estado durmiendo, porque parecía un poco confuso.
—¿Nick?—le dedicó una perezosa sonrisa—¿Cuánto tiempo llevas despierto?
—Ni diez minutos—contestó sin mirarle a los ojos. Ahora que ya estaba un poco más despejado, los recuerdos del día anterior inundaban su mente como un veneno mortal—Siento haberte despertado, no me había dado cuenta de que estabas aquí.
—No pasa nada, no llevaba mucho tiempo dormido. Como no viniste a cenar me preocupé y fui a buscarte. Cuando llegué estabas dormido y me daba pena levantarte, así que me senté aquí a esperar y supongo que yo también me quedé frito.

  Nick usó sus brazos para rodear a Hugo y darse impulso para sentarse mejor, no quería seguir pareciendo un niño pequeño en brazos de su padre.
—¿Volvemos a la cama?
—Ahora que lo dices...me apetece quedarme un rato contigo, ya sabes, tú y yo solos—dijo Hugo besándole el cuello. Los sentidos de Nick se activaron a la vez, sensibilizados por la reciente siesta.
—Hugo, ¿Crees que es buena idea?
—Claro que si, nadie va a interrumpir.

  Nick no tenía muchas ganas de hacer nada en ese momento, pero recordó que el sexo era una forma de afecto, algo que Hugo quería hacer con él y no con Eva. Aquello le hizo pararse a pensar en cosas que no habían pasado por su cabeza antes. ¿Y si Hugo solo le quería para tener relaciones sexuales? ¿Era posible que solo le quisiese por su cuerpo? Eso último le parecía muy improbable. Era demasiado poca cosa para que Hugo solo amase su físico.

  Llevaba un buen rato besándole el cuello ya, erizando la piel de Nick. Sentir placer por el roce de Hugo le provocaba una mezcla de emociones en el corazón. Adoraba el tacto de sus labios y la excitación que le provocaban, pero odiaba que le gustase después de ver lo que había visto. Hugo le dio un mordisquito en el cuello y Nick se mordió el labio. Ya habría dejado marcas, muchas marcas. Y a la mañana siguiente Eva las vería. Nick quería que las viese.

  De pronto las manos de Hugo juguetearon con el dobladillo de su camiseta, su boca se volvió más salvaje.
—Adoro cuando gimes—dijo, al tiempo que levantaba un poco la camiseta de Nick. ¿De verdad había gemido? Ni siquiera se había dado cuenta. Dejó que Hugo le quitase la camiseta, y nada más sentir sus manos en la piel desnuda, supo que no podía hacer nada esa noche. 

  Se apartó de golpe de Hugo, que ahogó un grito de sorpresa.
—¿Bebé? ¿Qué ha pasado?
—Yo...hoy no quiero hacer esto.
—Tus pantalones me dicen lo contrario—señaló con la cabeza la entrepierna de Nick, que tiró de su camiseta para taparse.
—En serio, no...
—Tranquilo, pequeño—Hugo se levantó también y le dio la mano—No pasa nada. Ven, siéntate conmigo. No haremos nada que no quieras.

  Nick no podía ni quería rechazar esa proposición. Volvió a tomar asiento en el regazo de Hugo.
—¿Es porque te da vergüenza que te vea desnudo? ¿Por eso no quieres hacerlo?
—¿Qué? No es por eso, no me molesta que me veas sin ropa.
—¿Entonces?
—Solo es que no tengo ganas hoy, Hugo.
—Pero estabas duro, y hace dos minutos estabas gimiendo  mi nombre.
—Si—no se le ocurría otra cosa que decir.
—¿Y qué sentido tiene eso? Me has dicho que no te apetece, pero que estabas cachondo.
—Por dios, Hugo, ¿Tan difícil es entender que no quiero?—el tono de voz le salió demasiado seco, más de lo que pretendía que fuese. Hugo hizo una mueca, como si Nick le hubiese dado una bofetada. Ese pequeño gesto en su cara hizo mella en Nick, le echó los brazos al cuello y le abrazó con fuerza—Perdona, perdona, perdona, no quería herir tus sentimientos, soy un idiota. Ay, Hugo...