La última noche

864 37 17
                                    

  Nick no estaba nervioso. Había pensado que se quedaría en blanco, pero, la verdad, estaba súper tranquilo. Hablar con Eva se le hacía lo más natural del mundo, porque no iba a atacarla, sino a hacer las cosas bien.

Primero se tomó una ducha y se tomó la molestia de secarse el pelo. Aunque no estaba nervioso, quería tener buen aspecto. Escogió una sudadera que le quedaba bastante grande, para poder cubrirse discretamente el cuello. Así ocultaría las marcas de Hugo. Lo último que necesitaba era hacer sentir peor a la chica.

  Tuvo suerte en encontrarla sola en el vestuario, atándose los cordones de las zapatillas. Carraspeó para hacerse notar y Eva se sobresaltó.
—Hola, Eva, ¿Podemos hablar a solas ahora?—preguntó.
—Si, claro—se retorció las manos con nerviosismo y le hizo un gesto a Nick. Este se sentó a su lado en el banco.
—No creo que haga falta que te diga de qué quiero hablar.
—No, no hace falta. Mira, lo siento muchísimo, me siento fatal por meterme y...
—Ey, no estoy cabreado, tranquila. Solo quiero saber cómo ha pasado.

  Era cierto, ya no estaba enfadado. Después de hablar con Hugo, había empezado a sentir curiosidad por lo que Eva había sentido, y quería entenderla.
—Ojalá pudiera decírtelo, pero es que no lo sé ni yo.
—Bueno, algo tienes que saber. ¿Desde cuándo te gusta Hugo?
—Es que no es que me guste, ósea si, pero no—suspiró y gruñó, frustrada consigo misma. Nick esperó sin decir nada—. Todo iba bien con Rafa, y de repente me empecé a fijar en Hugo. No sé qué ha pasado, no tengo ni idea de quién me gusta. De verdad que me siento fatal por haber liado las cosas, no volveré a intentar hacer nada.
—Es que no quiero que no intentes hacer nada. Quiero que todos estemos bien. Estamos a punto de acabar esto, Eva, no quiero que nadie sufra.
—¿Sabes algo de lo que me acabo de dar cuenta?—Eva le miró intensamente. Nick nunca había visto una mirada así en ella—Que a veces me das envidia.
—¿Qué? ¿Envidia yo? Pero si no tengo nada especial, soy como todos aquí, canto, bailo y poco más.
—Pues yo creo que eres especial—rebatió ella—. Tienes algo que hace que todos te queramos, tu personalidad es imposible de odiar. Siempre saber qué decir, hacer y cómo afrontar las cosas. Además, estas siempre para todos, nunca nos falta tu apoyo o tu hombro para llorar.
—Pero eso es compañerismo, y lo tenemos todos...
—De verdad que no. Pero bueno, la cosa es que me da rabia que seas tan perfecto, lo tienes todo: voz, cuerpo, amigos, novio...y yo solo soy un bichito a tu lado. Quizá por eso me empecé a fijar en Hugo. Quizá la envidia me hizo querer tener lo que tú tienes.

  Nick jamás en su vida había pensado en si mismo como alguien envidiable, jamás.
—Eva, creo que lo que te pasa es que no tienes nada de autoestima. No te das cuenta de que tú también eres especial, que tú también tienes cosas que el resto no tenemos. Todos somos especiales, cada uno a su manera, y tú no eres menos. Tienes voz, talento, amigos y puedes tener lo que quieras. Pero no puedes intentar ser como alguien más, eso es ir en contra de tu naturaleza, y eso nunca sale bien.

  Eva sonrió tímidamente cuando Nick la abrazó. Fue un abrazo de consuelo, apoyo y ánimo. El chico fue el primero en separarse.
—Y cuando salgamos de aquí, vas a ir a por Rafa, porque estoy seguro de que sigue queriéndote.
—¿Cómo sabes que eso me preocupaba?
—Cuando alguien no menciona un punto del problema en toda la conversación, es porque una de dos: o le da igual, o le importa mucho.

  Hablaron un rato más, sin darse cuenta de que el tiempo pasaba. Finalmente, Noe fue a buscarles para que no llegaran tarde al desayuno. Nick dio gracias a que la cara de Eva hubiese dejado de estar roja y llorosa.

  Nick se sentó junto a Hugo en la mesa, ignorando la mirada curiosa de su novio.
—¿Y bien? ¿No me vas a contar nada?—preguntó en voz muy baja.
—Lo único que necesitas saber es que todo está bien.—aunque confiaba en Hugo, no creía que a Eva le hiciese mucha gracia que supiese todo. Su novio hizo un gesto con las cejas.
—Pero...
—Dedícate a ensayar, Cobo, que te hace falta.
—Muy bien, Maylo—le apareció una sonrisa juguetona que Nick adoró.

Más que amigos (Hugick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora