Cuatro.

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El primer piso estaba abarrotado de adolescentes, en su mayoría ebrios. Reconocía unas cuantas caras de Southern, pero la mayoría debían de ser de otras escuelas pues nunca las había visto en mi vida.

La música sonaba demasiado fuerte y el olor a alcohol hacía que me picara la nariz, pero de todos modos estaba emocionada. Era mi primera fiesta Eyelesbarrow, después de todo.

—Hey, Kida. —dijo una voz junto a mi oído, sobresaltándome, para que luego un par de brazos se enrollaran en torno a mi cintura. Rodé los ojos y bufé. — Te ves hermosa...

—Ahora no, Chuck. —lo corté, dándome la vuelta con una falsa sonrisa que iba de oreja a oreja. Sus gruesas cejas se alzaron levemente, claramente caliente y con ganas de follar. —Más tarde te llamo, cuando la borrachera se te pase un poco.

No me soltó. De hecho, se pegó más a mí, de modo que su aliento a vodka llegara a mis fosas nasales. Lo empujé levemente, lo suficiente como para que su olor no me asqueara.

—Oh, vamos linda... —comenzó nuevamente, justo antes de que alguien lo cogiera por el cuello de la camisa y lo jalara hacia atrás, haciéndolo caer de espaldas.

— ¡Logan al rescate! —gritó mi hermano, pasando un brazo por sobre mis hombros y mirando a su amigo, que se hacía un intento por incorporarse de la alfombra. — Tío, no sé cuántas veces tendremos que decirte que... ¡NO TE ACERQUES A NUESTRA HERMANA! Joder.

Chuck no respondió, pero alzó la vista lo suficiente como para lanzarme un beso. Yo negué, risueña, antes de darle las gracias a Logan y largarme de ahí, buscando con la mirada a un chico en especial.

—Vaya escenita ha hecho ese tarado contigo. —dijo otra voz en mi oído. Esta era más profunda, y no olía a alcohol. Perfume Abercrombie. —Creí que mi lado celoso tendría que esperar más, pero con este cambio tuyo... Me la estás haciendo difícil, Kid.

Sentí como mi corazón pegaba un brinco con lo que había dicho Tyler, que estaba de pie a mis espaldas, sujetándome por cadera. La verdad es que, si bien tocar a una chica era uno de sus métodos de conquista, entre nosotros era una expresión de muchísima confianza.

— ¿Lado celoso?

—Claro. —respondió él, riendo. —Mira que, si te consigues un novio, ya no tendrás tiempo para mí. Es por ello por lo que me gustaba que fueras Fofa Kida...

Una desilusión enorme hizo que me separara de él de golpe y me girara para clavar mis ojos en los suyos, que desprendían un brillo turquesa incluso en la oscuridad del salón. Respiré hondo al ver que comenzaba a humear como chimenea, indignada. Tyler pareció darse cuenta de su equivocación, pues comenzó a balbucear de inmediato.

—Kid, lo lamento, no fue mi intención...

—Claro que no lo fue, —respondí bajando la mirada. Si cualquier otra persona hubiese dicho eso posiblemente ya tendría la sombra de mi mano teñida de rojo en su mejilla, pero con él no podía. Simplemente no. Era eso lo que me hería: saber que no me veía como una chica siquiera. Era su mejor amiga, tan cercana a él que ya había llegado la posición de chico honorario dentro de su vida. —y eso es peor. Significa que es lo que realmente piensas.

—No es así. —tomó mi brazo, pero me libré del agarre con un tirón. — Kida, escúchame...

—Tranquilo, Plymouth, —le sonreí cínicamente, con un dejo de tristeza que se escapaba de entre mis labios y que intentaba esconder con todas mis fuerzas. Tyler cerró la boca inmediatamente, sin dejar de mirarme. —que sabía que lo pensabas desde hace tiempo.

Dicho esto, me di la vuelta, dejándolo con las palabras atascadas en la garganta. En mi huida choqué con una rubia, a la que no me di el tiempo de observar bien, pues sabía a la perfección de quien se trataba. Maldita Ashley Ashcroft. No tardé en oír el estruendoso beso que le plantó en los labios a Ty, seguido de una risita tonta.

The Bubblegum BitchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora