Seis.

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Pasaron siete días antes de que volviera a hablar con Tyler. Había logrado a la perfección mi elaborado plan para no topármelo en la escuela y, aunque me había enviado un mensaje durante la semana, tuve el autocontrol suficiente para no responderle. Lo que no esperaba era que a mis padres, el viernes tras su regreso, se les ocurriera proponer mientras cenábamos la idea de invitarlo a casa. Casi me atraganto con el pollo apanado que estaba comiendo, y Logan me dio un par de palmaditas en la espalda, preocupado.

—Hace tiempo que no viene. —se quejó mamá, casi con tristeza. —Además, dentro de poco comienza la temporada de futbol, y ya no los veremos tanto ni a él ni a ti, cariño. —añadió, mirando a Liam. Este asintió, meditativo, mientras masticaba. —Podrías decirle que venga mañana a almorzar.

—¿Sabes? Creo que esta es de las pocas veces que puedo estar de acuerdo contigo, madre querida. —accedió mi hermano, blandiendo el tenedor en el aire antes de pinchar con él un pedazo de pollo. —Y, considerando que mañana es el último día del verano, después de almorzar podríamos hacer una tarde de piscina. ¿Cómo suena eso, chicos? Invitamos a unos cuantos amigos más, a algunas chicas lindas...

Nos miró esperando que dijéramos que su idea era la mejor del puto universo, lo que a Logan no le costó mucho porque realmente le gustaba el plan. Yo en cambio hice un gesto con la cabeza, accediendo de mala gana. Mi apetito había desaparecido, y el delicioso pollo con patatas a la crema que con tantas ganas me había estado tragando cucharada tras cucharada habían perdido por completo su encanto.

Tras la cena subí a mi habitación con la intención de escribirles a Leah y a Daph para que vinieran al día siguiente, ya que sin ellas el día se me haría insoportable. La idea de tener que estar con Tyler tras nuestra discusión y, además, con varias de las zorritas que babeaban por él, me enojaba y deprimía a la vez.

—¿Atlantis? —la cabeza de Logan se asomó por la puerta entreabierta tras darle unos cuantos golpes para llamar. Al verme recostada en la cama, con un episodio de Friends reproduciéndose de fondo en la pantalla de la televisión, entró en silencio. Tomó asiento al borde del colchón y me dedicó una mirada triste. —¿Estás bien? Se que te afecta bastante el tema de Ty, —la cara que puse, rodando los ojos, solo sirvió para afirmar si idea. —pero últimamente ya ni siquiera le hablas. Me ha texteado a mí, ¿puedes creerlo? ­—pegué un salto al oír eso, sorprendida. —¿Ha pasado algo?

—¿Me estas jodiendo que te ha escrito? —casi grité, indignada. ¿Realmente estaba dispuesto a arrastrar hasta a mi familia en esto? No podía creer que, en lugar de intentar resolver el problema personalmente, hubiese enviado a mi hermano como paloma de la paz. Está bien, quizás no le hubiese respondido los mensajes, pero, aunque no esperaba que rogara mi perdón, si quería ver algo de esfuerzo de su parte. Después de todo, era él quien la había cagado—Dios, lo lamento Logan.

—No me has respondido, Kida. —el lado paternal de mi hermano que salía de vez en cuando también lo volvía autoritario. —¿Te ha hecho algo? —le sonreí con ternura antes de abrazarlo, aspirando su olor. No olía tan bien como Tyler, pero era un olor profundo y familiar, algo ahumado. —Sabes que, aunque sea casi un hermano para nosotros, con Liam le sacaríamos las tripas si es que te toca. ¿Hay que darle su merecido?

—Claro que no, Loguie. —me separé un poco, dejando mis manos sobre sus hombros, para poder observarlo mejor. —Solo que me he dado cuenta de lo mal que me hace, y he decidido tomar distancia. Me he cansado, eso es todo.

Sin estar muy convencido, asintió, y, tras darme un beso en la coronilla, salió de mi cuarto, cerrando la puerta a sus espaldas él. Lancé un resoplido antes de dejarme caer en la cama y, cubriéndome la cara con la almohada, grité a todo pulmón. ¡Maldito Tyler! ¡Por qué tenía que ser tan imbécil! ¡Por qué no podía quererme! ¡POR QUÉ TENÍA QUE AMARLO!

The Bubblegum BitchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora