Aryana: Un Futuro Lejano

91 14 0
                                    

Han pasado ya dos semanas desde que fue el baile de cumpleaños de Cosmo, Venus y Marte se habían ido el día siguiente en la tarde e igual que el resto de su familia. Empecé a vivir con Cosmo desde ese día. Claro las personas empezaron a tratarme diferente, más recelosas, precavidas en lo que decían, como si Cosmo le interesara esas cosas. Lo que si era que nadie le viera la cara de estúpido.

 Voy junto a Cosmo a la casa de mis padres para poder formalizar nuestra relación.

—Sabes —dice tomándome de la mano—. Me siento un poco nervioso en presentarme con tus padres.

—¿Lo dice el mismo de la familia divina? —pregunto sarcástica.

—Es diferente. No sé, siento que no les agradaré.

—Lo harás.

 Pasamos por al frente de la casa, entrando por la sala. Mi madre esta afinado algunos detalles de un lindo centro de mesa.

—Está lindo mamá —ella me mira asombrada, no sé si porque no venía constante o por la presencia de Cosmo.

—Señor Cosmo que extraña sorpresa —exclama mi madre dejando sus pinzas para cortar los gruesos tallos de las diversas flores.

—Me es agradable encontrarla en estos momentos señora Lightweight —él comenta afable.

—¿Y mi padre dónde se encuentra? —titubeo.

—En el consultorio atendiendo a un paciente.

—Voy a buscarlo mientras que ustedes conversan —no le doy tiempo a Cosmo de protestar y me encamino a buscar a mi padre en el granero.

 Lo encuentro despidiendo a un tigre que tiene un parche en el ojo.

—¿Qué le pasó? —sorprendo a mi padre igual como lo hice con mi madre.

—¡Hija, como estas! —me abraza fuerte, pero cariñoso.

—Dichosa de verte —le devuelvo el abrazo—. Necesito que me acompañes a la sala y hables con una persona.

—Lo que tú digas —se devuelve al consultorio y se arregla un poco—. ¿Y quién es la persona con la que tengo que hablar?

—Con mi pareja —suspiro resignada ante el inminente hecho.

—¿Es ese hombre de cabello blanco que trajiste hace una par de meses? — Él me detiene ante la puerta de la cocina.

—Si —susurro atemorizada ante el hecho de que no lo acepte.

—¿Y lo dejaste en la sala con tu madre? —Asiento—. No estoy de acuerdo con esto hija, él no te tomará el respeto que mereces, recuerda que su posición te afectara en un futuro no distante.

—Comprendo lo que dices, pero el sí me toma en serio, ya me presentó a su familia y su corte.   Tengo el recuerdo vivo de que mi posición no es lo suficiente que requiere este reino, pero si tengo presente y que lo lograré, que le daré lo mejor de mí a este reino y a él.

—No quiero que sufras, hija —dice apagado.

—Eso es algo inevitable, padre.

 Recorremos la cocina hasta llegar a la sala donde mi madre y Cosmo conversan de manera tranquila y serena.

—Señor Ande, que gusto verlo —se levanta del mueble de la estancia acercándose a nosotros.

—El gusto es mío, señor Cosmo —le estrecha la mano a mi padre—. Mi hija me estaba comentando que usted quiere una relación formal con ella ¿cierto?

Los Dos Reinos [I Libro De La Saga Dioses Universales]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora