GOLDEN AGE; ruel |EDITANDO|

11

11. The Crown.

"Pesa más el significado,
que la corona en sí".

Un año atrás.
Ruel.

Todos estábamos sentados en la mesa, listos para la aparición de mi padre por su cumpleaños. A mi lado estaban Shaun y Scarlett, hablando entre ellos conmigo en el medio. No escuchaba lo que decían ya que estaba atento a la presentación de mi papá.

— Señoras y señores. —Lewis, nuestro guardia real, entró por la gran puerta frente a la mesa.— Su alteza Real, el principe Enrique.

Nos pusimos de pie y el heredero al trono entró con su elegante traje de duque azul marino. Hicimos una reverencia y papá se acercó a la mesa junto a esa impecable sonrisa. Saludó a mi bisabuela, Isabel, con un beso en la mejilla.

— Pueden sentarse. —anunció, la sala se inundó de sillas arrastrándose.— Primero, quiero agradecerles a todos por haberse presentado en una nueva vuelta al sol, treinta y cinco años no son nada, ¿verdad? —la gente rió—, también quería comentarles que a partir de ahora, está totalmente decidida la salida del puesto monarca de mi esposa y yo.

Qué doloroso era escuchar eso.

Él suspiró y siguió.— Fue una decisión de pros y contras, pero nunca dejamos de tener en cuenta el cariño y apoyo incondicional que tienen sobre nosotros. Espero que este cumpleaños sea como una última cena y lo disfrutemos al máximo. Salud.

Dio unas últimas gracias con una reverencia y se sentó en su respectivo lugar. Dejar la monarquía me era una decisión horrible, separarme de la mayoría de estos lujos y saber qué pasa en lo más profundo del país, me duele en el alma.

— ¿Qué vas a hacer después de irte, Ruel? —pregunta Scarlett. Shaun me miró.

— No lo sé, no quiero irme pero no hay forma legal de que me quede en la monarquía. —respondí algo triste.

— Tranquilo, primo, nosotros te tendremos informado de todo. —dice Shaun, apoyando su mano en mi hombro.

Lo miré serio, una sonrisa forzada se formó en mis labios y bajé la vista. Sólo que se olvidan de algo:

Esto es Inglaterra, y está en nuestra sangre conseguir lo que queremos.

La puerta principal se abrió brutalmente, dejando ver a unas personas encapuchadas y enmascaradas que entraron al cuarto disparando con revólveres. La desesperación y el pánico inundó en el salón. Shaun y Scarlett se escondieron debajo de la mesa. Yo me levanté rápidamente de la silla y corrí inconscientemente hacía la puerta del comedor que se encontraba abierta.

Miré detrás de mí y lo último que pude ver fue a Ana y Felipe tirados en el suelo con disparos en sus diminutas frentes. Algo se rompió dentro de mí, se encontraron las verdaderas emociones de terror y tristeza. Gente como el primer ministro, la gobernadora y personas de importantes roles estaban tiradas en el suelo. La reina Isabel era una de ellas.

Dios salve a la Reina.

Los disparos eran cada vez más, destruían las paredes y ventanas. Mis padres me vieron en la otra punta de la habitación y corrieron a mí, con lágrimas en los ojos y su ropa desprolija. Los tipos dejaron de disparar y se fueron corriendo de allí, en la rapidez de un trueno.

Mamá se desplomó en mis brazos, llorando, mientras mi padre nos abrazaba. No pude evitar que las lágrimas salieran como cascadas. Ana y Felipe fueron asesinados con sólo 5 y 7 años, por esos hijos de puta que salieron de la misma nada. Joder, ¿dónde estaban los putos guardias?

— ¡No! —el grito desgarrador de mi madre hizo que más lágrimas salieran de mis ojos. Escondí la cara en el cuello del nuevo rey de Inglaterra.

Esto traería miles de problemas.

Me levanté lentamente, acercándome con cuidado a los pequeños cuerpos de mis hermanos. Un intenso dolor de pecho se hizo presente en mi cuerpo. Dolía mucho. Cerré los ojos de los niños y tomé la manita de ambos.

— Prometo hacer la vida imposible de quien haya hecho esto, niños. —susurré.

Meghan tomó el cuerpo de Felipe y mi padre el de Ana, unos guardias entraron desesperados a la sala. Para mí, todo pasaba lento y borroso, no asimilaba lo que estaba pasando.

Mis padres salieron corriendo con los niños en brazos, dispuestos a dirigirse al auto y llevarlos al hospital. No había caso, ya no estaban aquí.

— Ruel... —Scarlett y Shaun salieron debajo de la mesa y se acercaron lentamente a mí.

Shaun puso una mano en mi hombro pero la agarré en un reflejo y lo miré.

— Ya sé quién hizo esto —dije entre dientes, la cara de ambos se paralizó—, y te conviene callarte y ponerte de mi lado.

Dicho eso, lo solté brusco y volví a mirar el suelo, lleno de sangre. Ellos me miraron con pena y, acompañados de los guardias, se fueron.

— Su majestad, necesitamos que se retire de la escena por su bien y llamar rápidamente a las autoridades. —la grave voz de Lewis se presentó detrás mío. La ira y adrenalina recorría mis venas y se apoderaba de mi cuerpo en la rapidez de la luz, esto fue obra del maldito comandante Stiles.— Su majestad.

— ¿Dónde mierda estabas, Lewis? —pregunté arisco, el pecho me bajaba y subía.

— Son órdenes del rey, alteza.

Lo miré con el ceño fruncido, Lewis estiró su mano y dudoso la acepté. Me levanté, con el traje y pantalones llenos de sangre.

Divisé mi corona, que se encontraba en el suelo a un costado de los cuerpos, tenía sangre en su zafiro y su oro salpicado de sangre daba conceptos de lo que en un futuro me convertiría.

El príncipe de las tinieblas es un caballero.

Pensé y me di media vuelta, dejando allí toda esencia del bueno y encantador Principe Ruel de Londres.

Slingshot.