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Lost.
Juliet.

La respiración me empezaba a faltar luego de caer en lo que había hecho. Las lágrimas salieron de la rabia y la tristeza, como unas salvajes cataratas. La tormenta daba algunos flashes en la escena, haciendo que parezca una película de Drácula. Miré el sangriento espejo roto en mis manos y luego al cuerpo muerto de la Reina de Grecia.

Había asesinado a la madre de Connor.

NO.

El grito desgarrador de Connor rompió con el fuerte ruido de la tormenta al entrar corriendo por la puerta de la habitación. Mi alma y cuerpo estaban inmóviles, como si hubiera muerto yo también. Connor se hincó, tomó la cabeza de su madre y la apoyó en sus piernas, se tiró sobre ella esperando al menos un último suspiro... pero ya era tarde.

— ¿Juliet...? —murmura Ruel desde la puerta de la habitación.

Comencé a temblar como una maldita máquina, no quise hacerlo, fue un accidente, pero el pecado ya estaba hecho.

— ¡Qué hiciste, Juliet! —grita el pelinegro, con ira.— ¡Eres un monstruo! ¡¿Qué te hizo ella?!

— ¡Hey! —Ruel entró para observar mejor— Joder... —dice al ver el cadaver.

— ¡Lárgate de mi castillo, Juliet Stiles! ¡VETE DE MI PUTA VISTA! —abrazó al cuerpo de su madre entre llanto y grito.

Sentí a Ruel intentando levantarme, lo cual hice inconscientemente. Tenía los ojos clavados en Connor porque él tenía razón: soy un maldito monstruo.

Caminé con pasos flojos, casi cayéndome. Mi vestido estaba lleno de sangre y lo único que pensaba era en minutos atrás. Antes de que apuñale a la Reina en el centro de todo su cuerpo.

— Sé quién es usted, majestad. Es la consanguínea de mi hijo, el príncipe Connor. —dijo la Reina, cepillándose su cabello frente al tocador. Yo, quién la observaba detrás de su gran armario desde que salió de la ducha para poder aclarar algunas dudas, salí de mi escondite.

Su hermana real, seamos más precisas. —ataqué, ella soltó una risita.

Acéptalo de una vez, querida, mi Coco se hubiera sentido infeliz en tu pobre familia.

— Hubiera preferido que sea infeliz en una realidad que feliz en una ficción. —podía verla desde el reflejo del tocador pero seguía dándome la espalda.

Pero si tú no estás tan lejos de eso. —deja de cepillarse el pelo y se da la vuelta para mirarme— ¿O no es así?

— Yo jamás dije que era feliz aquí.

— Y aún así sigues volviendo una y otra vez a Ruel. Qué patética. Ojalá vieras la realidad.

La miré confundida. — ¿Qué realidad?

— La realidad de que estás casada con la bestia detrás del hombre, no del hombre detrás de la bestia. —se levanta y se acerca lentamente a mí— Te metiste en este mundo sin saber que tu único enemigo es aquel que tienes de tu lado.

— Ni te atrevas a hablar así del rey. —advertí, con la mandíbula a punto de estallar.

¿Realmente crees que el Rey se acercó a ti porque le llamó la atención tu lindo cabello castaño o porque tu padre dijo que harían buena pareja? ¡Ja! Es todo lo contrario, mi pequeña. El Rey está contigo porque es inestable emocionalmente y solo piensa en lastimarte tanto hasta que decidas acabar con tu vida y tu padre sufra lo que Ruel sufrió la muerte de su familia...

— ¡Qué dices!

— Abre los ojos, Juliet. —me toma de los hombros— Tu padre es un asesino y se metió con quien no debía, vas a cobrar la sangre de la dinastía atentada por culpa de tu padre por querer hacerse el héroe de la película.

Respiré sus palabras como el aire y la empujé tan fuerte que no tuvo tiempo ni de abrir la boca. La furia me cegó la vista, mi impulso violento actuó primero y llegué a temer por mí.

La reina de Grecia cayó sobre el tocador y rebotó al suelo nuevamente entre la lluvia del espejo roto. Fue tanta la bronca que me eché sobre ella y comencé a golpearla. No podía controlarme, esta no era yo. Es en esto en lo que te convierte la Corona, la era dorada había creado monstruos en las coronas doradas y detrás de las paredes de esos lujosos castillos se encontraban los secretos más sádicos e inhumanos jamás escritos en la Historia. Mi mano tomó inconscientemente un cristal roto del tamaño de una navaja y, de pronto, el mundo se paró en todo sentido.

Bajé la vista, observando el tajo que había abierto en el cuerpo de la reina y caí en la cuenta de lo que estaba haciendo.

Ella rió.

Bienvenida a la familia Real... Alteza. Ya eres parte. —tosió— Recuerda esto: Tan abajo... en las puertas del infierno acabarás... antes de que la verdad te libere, te cabreará.

Entré en pánico al ver la sangre salir de su boca. Me bajé tan rápido de ella como mi respiración pudo. Aún con el cuchillo en manos, las cuales también se habían cortado, miré el cuerpo sin poder creer lo qué pasó. Las lágrimas comenzaron a salir.

¿Juliet? —la voz gruesa de Connor hizo el momento más difícil. Asesiné a su madre, la persona que lo acompañó toda su vida y le dio todo. — ¡NO!

Sentí unos pequeños golpecitos en mi barriga. Mi pequeño cargó con esta furia cegadora por pocos minutos. ¿Y si esto influye en el pequeño? Jode ¡A quién le importa!

Los ojos de la Reina quedaron mirándome hasta que Connor la tomó entre sus manos. Ya no había vuelta atrás, esto estaba matándome por dentro. La monarquía había acabado con toda cordura que contenía. Fue entonces cuando Ruel apareció para levantarme que me di cuenta de todo: Nada es verdad aquí, todo está permitido.

Perdidos en la oscuridad, entregamos nuestras mentes y olvidamos quiénes somos. Y a mí, mis queridos amigos, no me quedaba pizca de claridad en quién era yo. Estaba perdida.

Slingshot.

GOLDEN AGE; ruel |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora