GOLDEN AGE; ruel |EDITANDO|

16

𝐏𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐚

Juliet.

Ruel y yo habíamos pasado toda la semana juntos, separándonos solo para dormir e ir al baño. Nos acercamos de manera rápida y tuvimos la química que ningún científico podría explicar a menos que pueda sentirlo. Salimos a bailar, nos besamos entre los jardines, nos emborrachamos, hicimos el ridículo frente a la familia y en cierto punto, fuimos más allá de la química. Poniéndola en acción en la noche... si se entiende.

Ahora me estaba preparando para la última noche, la cual Ruel reservó para nosotros solos en los adentros del jardín. El príncipe de Londres dejó en mi cama una caja de color vino rojo, la cual traía un vestido largo, abierto de un lado de la pierna y con el escote dejando ver el pecho. Junto al vestido, habían unos aros con rubíes extremadamente lujosos, un collar y una tiara de las mismas preciosas piedras. Bueno, espero tener todo esto de regalo, no me quejaría.

Mis ayudantes se encargaron del maquillaje y de un delicado rodete que daba un aire a la Reina Victoria, qué curioso, ¿verdad?

— Señorita Stiles, la espera Su majestad, el príncipe Ruel.

Los pelos se me pusieron de punta. Agradecí por última vez a las chicas y salí de la habitación con el corazón bombeando más sangre que nunca. Para llegar al jardín, debía cruzar el castillo completamente. Lo que me pareció raro fue el hecho de que los guardias hacían reverencias, cuando anteriormente ni me registraban.

— ¿A dónde vas así, Juliet? —una conocida pero reconocible voz salió de unos de los salones del lugar. Frené en seco y me di media vuelta.

— Hola, Connor. —salude amable. Acomodé un poco mi vestido— Tengo mi primer cita con Ruel.

— ¿En serio? —sonríe— Bueno, espero que se cuiden.

Solté una risita— Vale, nos vemos luego, su alteza.

— Suerte, su majestad.

Seguí mi camino sin darle mucha importancia. Llegué a la entrada del jardín y atravesé el inmenso laberinto de cascadas y flores hasta llegar al lugar acordado. Me escondí detrás de una pared de hojas para ver qué hacía y decía Ruel a sus sirvientes.

— No quiero a nadie aquí a menos que alguien se esté muriendo, esto tiene que salir perfecto, es la futura reina del país así que quiero discreción y respeto a todo aquel que hable o tenga contacto visual con Juliet.

Los sirvientes asintieron y se fueron hacia el otro lado del jardín.  No pude evitar sonreír emocionada, ya quería saber qué me traería esta cena y lo mucho que esperaba que todo saliera bien.

Salí de esa pared de hojas aclarándome la garganta. Ruel se dio vuelta y sonrió.

— ¿Se me hizo tarde? —pregunté acercándome a él.

— En absoluto. —me tomó de las manos y besó ambas— Si me lo permite, señorita, hoy se ve auténticamente hermosa y con unos aires respetables que hacen alterar mis hormonas.

Reí ante su halago— Muchas gracias, su Majestad, usted también se ve espectacular con ese traje neutro que, disculpe mis atrevimientos, me gustaría quitárselo en este momento.